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De pequeño emprendimiento a gran empresa con alcance regional. Esta es la historia de Grupo Levapan
Carlos Mejía, presidente de la organización, revela cómo pasaron de ser una pequeña fábrica de levadura a una compañía con tres verticales de negocio que hoy innova con bioingredientes.
¿Qué es Levapan?
Carlos Mejía: Es una gran historia de emprendimiento en Colombia. Este año estamos cumpliendo 70 años construyendo país. Es una historia que arranca con una fábrica de levadura en Tuluá, y que siete décadas después cuenta con tres verticales de negocio. La primera es Panadería, con la que llevamos productos a más de 40.000 panaderos en 6 países en la región, siendo Colombia el principal. La segunda es Consumo Masivo, en la que llevamos alimentos a través de varias marcas en siete categorías muy reconocidas por los colombianos. Y la última son bioingredientes derivados de la levadura. En eso hemos construido un conocimiento importante en los últimos 25 años y logramos convertirnos en un jugador muy importante en la industria de biotecnología de alimentos a nivel mundial.
Levapan cumple 70 años de historia, ¿cuál ha sido la clave para mantenerse vigente en el mercado colombiano?
C. M.: La clave ha sido la cercanía con sus clientes y consumidores, con las comunidades y una profunda convicción de construir país. Creemos que nuestra tarea es contribuir generando empleo y llevando productos de calidad a las mesas de nuestros clientes. Además tenemos un gran compromiso con la educación, por eso hace 70 años también Guillermo Ponce, el fundador, inició la Fundación Levapan, que hoy cuenta con un proyecto de gran impacto en Tuluá. Es un colegio bilingüe multiestrato en el que hemos desarrollado varios programas de conciencia socioemocional. Nos sentimos orgullosos de ese legado.
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¿La meta es seguir creciendo?
C. M.: Nuestra proyección a cinco años es duplicar el tamaño de la compañía. Creemos profundamente en el país. Por eso, nuestro plan de inversión está alrededor de los 50 millones de dólares en los próximos cinco años. La idea es ampliar el portafolio en las tres verticales del negocio.
En esas nuevas incursiones los bioingredientes son protagonistas…
C. M.: Los bioingredientes es la vertical que mayor inversión de conocimiento y desarrollo tecnológico ha requerido. Es la vertical más joven y con ella competimos de forma global. Llegamos con una propuesta orgánica de bioingredientes derivados de la levadura con un sello de sostenibilidad único. De hecho, Colombia tiene una propuesta de sostenibilidad que es realmente distintiva en el mundo. Por ejemplo, el 30 por ciento de la matriz energética de Levapan viene de energía solar y el de energía hídrica. Eso nos hace a nosotros un jugador global con las mayores credenciales en sostenibilidad del mundo.
¿Para lograr todo esto qué tan importante ha sido la innovación?
C. M.: Estamos doblando nuestra apuesta en innovación. De hecho, el año pasado duplicamos el tamaño de nuestros equipos de investigación y desarrollo en Levapan. Creemos que la combinación de talento nacional con talento de otras geografías nos va a permitir generar una innovación muy importante en las tres verticales.
¿Qué objetivos tienen?
C. M.: Estamos buscando dos cosas. Primero, vamos a consolidar nuestra posición en la región. En el norte de Latinoamérica somos uno de los jugadores más relevantes en panadería y consumo masivo. Allí sentimos que en las categorías en las que competimos todavía tenemos una oportunidad grande de crecimiento. En la vertical de bioingredientes, siendo un mercado global, tenemos un territorio amplio por conquistar. Creemos que nuestra propuesta de valor de productos de alta tecnología de biotecnología combinado con la parte orgánica y de sostenibilidad que podemos ofrecer desde Colombia es una marca distintiva de lo que podemos hacer en el futuro.