Por naturaleza a las palomas les gusta estar en las plazas porque son espacios abiertos y de fácil acceso. Cuando una zona alberga más de 50 de estas aves se cataloga como punto crítico de concentración. En Bogotá se han definido al menos seis. Solo en la Plaza de Bolívar hay actualmente unas 600, cifra que excede los límites con respecto a otras especies de avifauna silvestre urbana.
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El encanto de las palomas
Otra de las razones por la que las plazas son los lugares de mayor concentración de palomas es la comida. Aunque el Distrito prohibió hace unos años la venta de maíz en sus alrededores, la gente las sigue atrayendo con alimentos.
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La sopreboblación de estas aves en la Plaza de Bolívar se ha convertido en un atractivo para los turistas. La foto de las palomas revoloteando en los alrededores es una imagen recurrente que buscan tomarse quienes visitan por primera vez la ciudad.
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No todos ven con buenos ojos la presencia de palomas en el centro histórico de Bogotá, principalmente porque su excremento es altamente corrosivo, deteriora techos y estructuras, patrimonio arquitectónico de la ciudad, como el Congreso de la República, la Catedral y el Palacio de Justicia.
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Existen varias razas de las palomas de plaza pero la más famosa y popular es la de color negro, gris, blanco y tonos tornasolados como la Columba livia.
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El Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal ha realizado varias jornadas de Atención Clínica Palomas de Plaza, durante las cuales las identifican, evalúan su estado físico y cuantifican cuántas necesitan atención veterinaria.