“El jardín botánico es un escenario de aprendizaje”: Directora Jardín Botánico de Medellín

Claudia García llegó a la dirección del Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe de Medellín un par de meses antes del inicio del confinamiento nacional por la pandemia. Desde marzo de 2020 ha tenido que asumir el desafío de mantener el espacio en pie, en medio del cierre total de operaciones durante tres meses y la cancelación de eventos como La Fiesta del Libro y la Cultura y la tradicional Exposición de Orquídeas, Flores y Artesanías, que tiene lugar durante la Feria de las Flores.

Las actividades se redujeron a la par de los ingresos y el reciente anuncio de la Alcaldía de Medellín de finalizar contratos que desde 2010 tenía con el Jardín Botánico de Medellín para el mantenimiento de zonas verdes, agravó la situación. El apoyo de la ciudadanía, las alianzas y las convocatorias en investigación han sido claves en este periodo.

Sin embargo, las adversidades no le han restado fuerzas a García, quien con pasión y orgullo habló sobre los grandes retos que afronta actualmente el segundo jardín botánico más importante del país: 13 hectáreas destinadas a la investigación, la educación y la conservación.

SEMANA: ¿Por qué son importantes los jardines botánicos en Colombia?

CLAUDIA GARCÍA: Este es el segundo país más biodiverso del mundo y hay estudios que demuestran que aproximadamente el 20 por ciento de sus especies vegetales aún son desconocidas; pueden haber moléculas para vacunas, alimentos que contribuyan con la seguridad alimentaria y otra serie de beneficios que desconocemos. Los jardines botánicos son fundamentales para seguir descubriendo ese faltante.

SEMANA: ¿Cuál es la relevancia de garantizar una labor educativa en estos espacios?

C.G: Si no entiendes cuáles son los beneficios que te da la naturaleza, no la vas a cuidar. Más allá de lo bonita que pueda ser, hay importantísimos beneficios ecosistémicos en sus procesos; por ejemplo, una flor cualquiera atrae polinizadores, en su mayoría insectos, y detrás de estos otras especies animales, que van creando toda una cadena que permite equilibrar la fauna en una ciudad y evitar problemas de salud pública. Adicionalmente el jardín botánico es todo un escenario de aprendizaje. En Medellín, las 13.2 hectáreas que lo conforman están organizadas para dar a conocer ecosistemas a los que sería difícil acceder por cuenta propia, como la Casa de las Mariposas Forjas Bolívar o el Sendero de Plantas Álvaro Cogollo Pacheco, donde está la colección más valiosa de zamias que tiene el país.

SEMANA: ¿Qué otras particularidades identifican al Jardín Botánico de Medellín?

C.G: Este jardín es el segundo más importante del país después del de Bogotá. En Medellín tenemos 1.200 especies en nuestra colección, además del quinto herbario más importante de Colombia, pero el primero que se ubicó en un jardín botánico. Este es fundamental porque es la registraduría civil, pero de las plantas. Cualquier investigación empieza por el herbario que guarda la información acerca de dónde se ha visto la planta, quién la vio, en qué altitud, cómo se veía, entre otros datos. Dentro de los herbarios además están las colecciones tipo, las cuales son especiales porque indican que ese herbario fue el primero que vio esa especie en el mundo. En el Jardín Botánico de Medellín hay 926 especiales en la colección tipo, descubiertas por aliados o en las exploraciones.

SEMANA: ¿Actualmente en qué están enfocados los esfuerzos del Jardín Botánico de Medellín?

C.G: En la investigación de especies nativas. Desafortunadamente en este caso nativo es sinónimo de amenazado. Particularmente somos fuertes en magnolias, bosque seco tropical y epífitas. Estas últimas son importantes particularmente en esta ciudad, porque son bio-monitores y solo crecen en lugares donde la contaminación es baja. También estamos realizando publicaciones en revistas nacionales e internacionales y participando en distintas convocatorias; esto nos permite recibir recursos y seguir aportando conocimiento.

SEMANA: Han ganado varias convocatorias...

C.G: El año pasado ganamos una convocatoria con Franklinia Foundation, una organización suiza con la cual realizaremos un trabajo de conservación de los Andes Tropicales. Es la primera vez que una institución en Colombia gana una convocatoria con ellos. También Gbis nos invitó a presentar un proyecto relacionado con la democratización de las colecciones de las epífitas en Colombia para crear un repositorio internacional con la información que tenemos de esta especie en el país. Hace poco ganamos una convocatoria con National Geographic enfocada en salvar las especies epífitas andinas que están en vía de extensión, que involucra a las comunidades y las personas que toman decisiones alrededor de ellas.

SEMANA: La sostenibilidad implica corresponsabilidad, ¿como sociedad qué tanto hemos entendido este mensaje?

C.G: Se tiene la idea de que las cosas ocurren en un lugar lejano. Pongo como ejemplo la deforestación; hay especies de animales que migran de unos bosques a otros y esto puede generar problemas de salud pública que no conocemos. La primera lucha es entender y esa es justamente una de las grandes apuestas de los jardines botánicos. En la medida que entendamos que todo está relacionado y que tiene que ver con nosotros, empieza a tener un valor diferente. De esto depende la sostenibilidad, de todos nosotros sin excepción; de que seamos capaces de asegurar de una manera responsable el uso de esos recursos naturales para que las futuras generaciones también puedan beneficiarse y disfrutar.

SEMANA: ¿Cómo se refleja el trabajo de un jardín botánico en el tiempo?

C.G: Debemos tener miradas de largo plazo y los jardines botánicos somos eso. Cualquier colección presente en un jardín no se hizo ayer; representa años de trabajo y espera.

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