Entrevista
Gobernador de Norte de Santander invita a conocer las maravillas turísticas de su departamento: “No todo está en zona roja”
William Villamizar Laguado reconoce las complejidades de lo que sucede en el Catatumbo, sin embargo, se muestra optimista por el impulso que se le dará al turismo en otras zonas de la región, los nuevos proyectos viales y la dinámica que ha generado la reapertura de la frontera con Venezuela.
A William Villamizar Laguado lo conocen muy bien en Norte de Santander, y su amplia trayectoria al frente de la administración departamental lo llevó a ser elegido por tercera vez gobernador.
En esta oportunidad, recibe una región que sigue sin poder avanzar en la recuperación de la zona del Catatumbo, que se ha sobrepuesto al peso del éxodo migratorio de Venezuela y que hoy reporta una fuerte presencia de bandas trasnacionales, que vienen incrementado la problemática de seguridad en el territorio.
Sin embargo, Villamizar Laguado confía en que con la frontera abierta, y tras el restablecimiento de relaciones con Venezuela, será posible avanzar en propósitos comunes de la región fronteriza Cúcuta-San Antonio de Táchira, en favor de la economía y convivencia de ambos territorios: mejorar la seguridad y estimular el turismo, porque “no todo el departamento está en zona roja”, señaló.
Así lo evidencia el desarrollo turístico de municipios como Chinácota y la consolidación de una oferta gastronómica de calidad en Cúcuta, que complementan la dinámica comercial que ha convertido a la capital de Norte de Santander en un destino de compras para los venezolanos.
“Tenemos la ventaja de estar a cinco minutos del vecino, y eso en tiempos de paz y de integración fronteriza funciona muy bien y fomenta el desarrollo”, aseguró.
SEMANA: ¿Algún día habrá un cambio real en el Catatumbo?
William Villamizar Laguado (W. V. L.): El Catatumbo es una región próspera, productiva; es una gran despensa agrícola que no ha podido prosperar a causa de la presencia de grupos armados organizados al margen de la ley por cerca de 60 años.
A nadie le gusta desarrollar proyectos allí, porque cuando se planea ejecutar una obra, los actores armados no dejan entrar maquinaria y les piden plata a los contratistas; inclusive, en las administraciones departamentales se ha usado esto como excusa, destinando recursos a otras zonas. Ha sido media década sin inversiones y acompañamiento a las comunidades.
A esto responde que esta sea una región donde la gente no cree en las instituciones. Va a costar mucho recuperarla. Por eso, nosotros siempre vamos a apostar al éxito de un proceso de paz. Eso ayudaría a que toda esa zona, que es rica en palma, ganado, minería y pesca, pudiera salir adelante y generarles oportunidades y riqueza a los propietarios.
SEMANA: ¿Tuvo algún impacto el documento que entregó a la mesa de diálogo del Gobierno nacional y las disidencias de las Farc en el Catatumbo?
W. V. L.: En ese documento condensamos el atraso histórico en vías, escuelas y colegios, centros de salud, escenarios deportivos, cultivos y demás; aclaramos que esto es lo que necesita la región si quieren que se respalde el proceso. De alguna forma, condicionamos unas inversiones sociales y económicas, y hemos visto el resultado. Palabras más, palabras menos, el ministro de Salud nos va a ayudar con un poco más de 100 mil millones de pesos para arreglar todos los puestos de salud y hospitales del Catatumbo; la ministra de Agricultura se reunirá próximamente con los gremios y sectores económicos, entre otros, para ofrecer las siete líneas de acción y poder vincularse a la región.
SEMANA: ¿De qué manera el efecto Catatumbo impacta al resto del departamento?
W. V. L.: Hasta Cúcuta y su área metropolitana llega el coletazo. Hace unos años, le propusimos a la gente la sustitución de cultivos y dijo que no, porque para entonces el precio de la coca era bueno. El tema del estado de las vías no era algo que le preocupaba. A los campesinos les daba igual si estaban vueltas nada y a la guerrilla le interesaba que fuera así porque dificultaba el acceso al Ejército y a la Policía. Ese panorama cambió, y como ya no les están comprando coca, ahora quieren la sustitución. Podríamos estar hablando de más de 40 mil hectáreas. Hoy, cuando quieren ser productivos, no pueden ser competitivos porque los costos de sacar sus productos por unas vías en mal estado son muy altos. Esta situación ha generado una crisis alimentaria, porque no han podido cambiar la coca ni por alimento.
A eso hay que sumarle la actividad de las bandas transnacionales, organizadas, dedicadas al narcotráfico y extorsiones, que se mueven entre Colombia y Venezuela, y que agravan el panorama existente por la delincuencia común y el desempleo que es casi del 70 %. Todo genera violencia, zozobra y dificultades.
SEMANA: ¿Qué hacer ante esta realidad tan compleja?
W. V. L.: Esta es una región con un gran potencial. Ahora que se abrió la frontera, planeamos realizar una Cumbre Binacional de Gobernadores de Fronteras para llamar la atención sobre la seguridad y las posibilidades de desarrollo económico e intercambio comercial entre ambos países.
A diferencia de otras épocas, lo vamos a hacer desde la región. Debemos aprovechar la ventaja que tenemos por nuestra posición geoestratégica, para posibilitar que los empresarios puedan salir adelante. La idea es que participen los gobernadores de los departamentos de Arauca, La Guajira, Vichada, con sus homólogos de los estados Apure, Táchira y posiblemente Zulia.
SEMANA: ¿En qué sectores están esas grandes oportunidades de intercambio?
W. V. L.: En varios, pero, por ejemplo, contamos con todos los pisos térmicos, desde lo más alto en páramos, humedales, lagunas, ríos; hasta lo más bajo, en áreas cálidas y plantas, donde tenemos la oportunidad de generar gran cantidad de alimentos.
No todo el departamento está en situación de zona roja, este es un 50 o 60 %. Hay provincias como la de Pamplona, con sus municipios Ricaurte, el Occidente, que son productivos y a los que le faltaban unos temas de vías. Ellos van a tener ahora una gran oportunidad. Otro sector que queremos potenciar es el turismo.
SEMANA: No es la primera vez que le toca asumir la responsabilidad de mediar con el Gobierno venezolano…
W. V. L.: En mis dos gestiones anteriores como gobernador participé en dos encuentros conciliatorios, durante el gobierno de Uribe y de Santos. Recientemente, el gobernador del Táchira, Freddy Bernal, me propuso un encuentro para tratar unos temas y ponernos de acuerdo. Cancillería me autorizó, solicité el apoyo del Ministerio de Defensa, quien me envió con el brigadier general, enviaron al cónsul, a un funcionario de Cancillería, y allá estuvimos hablando de la cumbre binacional, de la seguridad, de todos los temas.
SEMANA: ¿Qué resultó de ese encuentro?
W. V. L.: Maduro nos dijo vía telefónica que ya había hablado con el presidente Petro para hacer un equipo y avanzar en los temas de seguridad e integración.
SEMANA: Volviendo al turismo, ¿es seguro viajar a destinos como Chinácota, Cácota y Pamplona?
W. V. L.: Completamente. No todo es Catatumbo. El próximo 30 de marzo nos entregan la doble calzada Pamplona-Cúcuta. Eso quedó espectacular, túneles, superpuentes, es una cosa impresionante. Antes uno gastaba casi dos horas en ir a Pamplona, ahora el trayecto se hará en unos 50 minutos. Se espera que el turismo se incremente en este municipio y en otros del sur del departamento como Pamplonita, Mutiscua, Cácota.
El otro gran atractivo es Chinácota, donde inclusive ya hay que reservar con anticipación si uno quiere quedarse a descansar un fin de semana. Hay mucho por mostrar. Lo que pasa es que los fenómenos de violencia a veces no lo permiten.
Por ejemplo, la gente cree que Cúcuta es como Maicao por ser una zona de frontera, y no es así. Esta es una ciudad en desarrollo, bonita, con buena infraestructura y buenos puentes. A la administración anterior le faltó trabajar un poco más el tema de vías, pero esperamos que el actual alcalde logre avanzar en este sentido.