Entrevista
“Aquí no estamos en fuego cruzado”: gobernador del Cauca anuncia impulso a turismo rural y de naturaleza, tranquilizando a viajeros
Jorge Octavio Guzmán reconoce que hay que trabajar en cambiar la percepción que se tiene de la región y destacar todos sus atractivos, como la cultura cafetera y la riqueza de los grupos étnicos.
A Jorge Octavio Guzmán, su origen campesino y cafetero lo hacen conocer muy de cerca las realidades y necesidades del departamento del Cauca, y a este vínculo le atribuye haber contado con el apoyo “de las mayorías entre las minorías”, en las elecciones regionales donde resultó gobernador.
Entre sus propósitos está lograr que colombianos y extranjeros incluyan al departamento en sus planes de viaje y para eso reconoce que debe trabajar en que a los caucanos se les deje de mirar como sobrevivientes de la guerra, “que todavía viven defendiéndonos de las balas, porque no es así”, asegura.
En estos primeros meses de mandato se ha enfocado en construir sobre lo construido, algo que considera clave para brindarle tranquilidad a la comunidad y espera avanzar en la sustitución de las economías lícitas, fundamental para construir paz y mejorar las condiciones de vida en los territorios.
¿Cómo le ha ido en estos casi 100 días que cumple al frente del departamento?
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Jorge Octavio Guzmán (J. G.): No soy muy afín a los primeros 100 días, porque la formulación de un proyecto se puede llevar entre tres y seis meses, y un proceso de licitación, demorar unos 60 días para poder celebrar el contrato y firmar el acta de inicio. Así que, por cuenta propia, uno no podría cantar victorias tempranas. Por eso creo importante construir sobre lo construido, independientemente de si son administraciones amigas o distantes. Esos insumos que nos deja la planeación no los podemos dejar a un lado por una vanidad política.
En las mesas de trabajo para construir el Plan de Desarrollo Territorial, ¿qué es lo que más ha pedido la gente?
J. G.: Para la primera semana de marzo habíamos atendido a 8.000 personas, entre presidentes de juntas de acción comunal, líderes, comunidad académica, organizaciones sociales, gremiales y étnicas. Todos coinciden en que urge resolver el tema de la conectividad vial. Es importante contextualizar que este es el único departamento al que no lo cruza una doble calzada, pero sí una Panamericana que atraviesa una falla geológica, donde por lo menos cada año, una vez al mes, no tenemos movilidad continua por esta causa, lo cual impacta la eficiencia del transporte de carga y de pasajeros. Adicionalmente, está la protesta social, que ocasiona bloqueos al menos durante 38 días al año; es decir, el departamento del Cauca tiene solo diez meses de movilidad.
¿Qué soluciones plantean los sectores con los que se ha reunido?
J. G.: En principio, un acuerdo con respecto a la vía Panamericana. Piden que llegue a un instrumento de derechos y de reclamos a través de las vías de hecho, porque los bloqueos están afectando a todo el departamento. Como parte de la conectividad vial que el Cauca necesita para ser más competitivo, también es clave una vía a la Costa y el mejoramiento de las vías terciarias para un mayor desarrollo del café y el sector agropecuario.
Una de las apuestas de este cuatrienio es el turismo, para lo cual hoy enfrentan obstáculos de conectividad tanto vial como aérea…
J. G.: Es otro desafío y lo primero que tenemos que hacer es una gran campaña para posicionar al departamento, y que el resto de los colombianos y el mundo sepan que aquí no estamos en fuego cruzado; que existe una cultura cafetera, donde hay diferentes grupos étnicos, dos cordilleras y un mar con más de 150 kilómetros. Este es un territorio con alto potencial para el turismo de naturaleza, rural y de aventura. Creemos que, junto a las juntas de acción comunal, los resguardos indígenas, los consejos comunitarios o las mismas asociaciones de campesinos, podemos hacernos corresponsables del cuidado de los turistas que lleguen. No podemos entregarle esa misionalidad de forma exclusiva al Ejército o a la Policía. Estamos dispuestos a acompañar a los visitantes, brindarles la tranquilidad y la garantía de que van a estar arropados por los líderes del territorio, y que no van a ser objeto de algún acto de violencia.
¿Qué tipo de turismo ve viable hoy en el Cauca?
J. G.: Tenemos 42 municipios con atractivos muy diversos. De las 1.408 especies de aves de las que se tiene registro en el departamento, al menos 1.100 se encuentran en el municipio Santa Rosa, de la Bota Caucana. De hecho, es el municipio de Colombia que más variedad de especies de aves tiene.
Además, contamos con la maravillosa isla Gorgona; un parque de ensueño como Tierradentro; Popayán, ciudad histórica y colonial, con su Semana Santa y su festival gastronómico, y el municipio de Silvia.
Adicionalmente, gozamos de una riqueza cultural muy amplia, además del volcán Nevado del Huila, que es el más alto de Colombia y el más nevado de todos. Es un sitio turístico que queda en una comunidad indígena denominada Huila, en el municipio de Páez, y no en el departamento del Huila como la gente piensa. Allí hay un aeródromo que recibe con frecuencia visitantes que llegan a visitar la nieve.
¿Qué representa hoy el café para el departamento?
J. G.: Cerca del 65 % del departamento es rural. Casi un millón de campesinos viven de trabajar la tierra y de cuidar el medioambiente, y al menos 100.000 se dedican al cultivo del café, en 33 de los 42 municipios. El café une culturalmente al departamento, porque en las dos cordilleras se producen excelentes aromas, sabores y calidades.
Hoy, las generaciones no quieren quedarse en el campo, ¿qué está sucediendo con los jóvenes campesinos en el Cauca?
J. G.: En Colombia, y sobre todo en el departamento del Cauca, hay unas alarmas en el sector agropecuario. La mano de obra se nos está volviendo más vieja y más pobre, y no hay un relevo generacional. Eso pone en riesgo la continuidad de la producción agropecuaria. Por eso, somos muy conscientes de que hay que cambiar las formas de producción en los territorios y comenzar a mirar al campo como una empresa próspera.
¿Cuál es su propuesta?
J. G.: La idea es transitar hacia la agricultura 4.0. Tenemos un proyecto muy bonito que se llama Escuela y Café, que les permite a 8.000 estudiantes entre sexto y noveno grado aprender sobre estadística y contabilidad, y cómo generar arraigo al territorio. Este programa, fundamentado en educación rural contextualizada, facilita además el acceso y uso de la tecnología en 33 municipios. Nació hace unos ocho años como resultado de una articulación del Comité de Cafeteros con la Gobernación del Cauca; en los últimos cuatro años evolucionó hacia la transformación de marca. La meta es generar una línea educativa, territorial y de paz, que se pueda comercializar internacionalmente.
Por otra parte, proyectamos que la fauna y la flora, los recursos ambientales en general, se conviertan en activos que generen ingresos, por ejemplo, a través del turismo ecológico. Esto contribuirá a la generación de empleo en nuestra ruralidad.
¿Cuál es el plan para mejorar el acceso a la educación superior?
J. G.: Para que se tenga una idea, en un municipio cercano a Popayán, como Cajibío, el promedio de estudiantes de educación media que acceden a la educación superior es de 16 %, mientras que en la capital es de 54 %, y la media nacional es de cerca del 30 %.
Por eso, el principal reto es regionalizar la universidad y con esto no quiero decir que vamos a llevar la academia a los municipios. La decisión es más técnica, es decir, bajo este modelo el acceso no se da por calidad y puntaje, sino por equidad. De esta forma, se pueden asignar cupos a estudiantes que terminan el bachillerato con un buen promedio, pero que les fue mal en las pruebas Saber. Naturalmente, ellos no pueden competir en su contexto con los estudiantes de las grandes ciudades.
¿Han logrado avanzar en este propósito de la mano del Gobierno nacional?
J. G.: Estoy convencido de que el 80 % de las buenas relaciones se gestan en la parte emocional, pero así no funciona la administración pública. Queremos que nos tengan en la chequera, y ahí todavía no se han implementado los proyectos. Sin embargo, veo un buen ánimo y una buena disposición del Gobierno nacional en querer hacerlo. Esperemos que cumpla. Como político, no puedo perder la esperanza.
¿Y cómo ha pensado la articulación con el sector privado?
J. G.: En el tema de seguridad, por ejemplo, el 68 % de nuestra estadística de homicidios está en el norte, donde se encuentran afincadas las grandes empresas. Consideramos necesaria la articulación de la Gobernación y las alcaldías con el conglomerado empresarial, la Fuerza Pública y hasta la cooperación internacional para mejorar los indicadores, porque todos tienen cámaras, pero no funcionan interconectadas. De contar con un circuito, tendríamos monitoreo permanente, no solo para vigilancia de empresas e instituciones, sino para generar una estrategia de seguridad en los territorios de acceso a la Fuerza Pública.
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