Entrevista
Gobernadora del Meta presentó en Londres el proyecto del nuevo aeropuerto. ¿De qué se trata?
Rafaela Cortés aprovechó su participación en una rueda de negocios para contar detalles de la obra que costaría unos 200 millones de dólares según las proyecciones iniciales.
A Rafaela Cortés la vida le dio un giro inesperado hace menos de un año. La gobernadora del Meta asumió el proyecto político de su esposo, Felipe Carreño, luego de que este falleciera en un accidente aéreo en plena campaña.
Las encuestas le atribuían a Felipe el triunfo de las elecciones regionales en las que ella salió victoriosa cinco meses después de su partida. “Como la gente sabía que iba a hacer un buen gobierno, la vara quedó muy alta para mí”, confesó.
Rafaela Cortés es la segunda mujer que ha estado al frente de la administración del departamento y la sexta que dirige una gobernación en el país. Considera que ser una apasionada por naturaleza le ha permitido llevarle el ritmo a la gestión 24-7. “Es la única manera de que rinda”, aseguró.
El 65 % de su gabinete está conformado por mujeres. “Prometí en campaña que sería más del 50 % y hoy son mayoría, pero no por ser mujeres, sino por ser capaces y estar preparadas para ese desafío. Merecen tener oportunidades”, aseguró.
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SEMANA: ¿Qué tanto ha avanzado Colombia en temas de equidad de género?
Rafaela Cortés (R. C.): La verdad es que a las mujeres les siguen faltando espacios y los que hemos ido conquistando se han logrado de forma muy lenta. Es algo inclusive que hemos hablado entre gobernadoras. Por eso la insistencia en hablar de la solidaridad entre mujeres, de acompañarnos, ayudarnos; de inclinar un poco la balanza hacia al género mientras se logra una igualdad real; porque no existe. Indistintamente de ideologías políticas, hay que entender y reconocer que cada vez que una mujer llega a un cargo importante, como la Fiscalía General o la presidencia del Consejo Nacional Electoral, están abriendo un espacio para nosotras.
SEMANA: ¿Cuál es el mayor desafío con el que recibe el departamento?
R. C.: Aparte de la seguridad, creo que la complejidad más grande que tenemos es la vía al Llano, que se nos trunca cada vez que avanzamos. El reto más grande en este gobierno es sacar adelante los 16 puntos críticos. Muchas veces la vía está funcionando y la gente cree que está cerrada, porque en alguna oportunidad se gastaron hasta 12 horas tratando de llegar a Villavo. Es mucha la gente que no viene al Llano, bajo la creencia de que la vía se mantiene cerrada así esté abierta, y la afectación al turismo es enorme. La Cámara de Comercio de Villavicencio ha estimado que se pierden unos 50 mil millones de pesos diarios cuando se cierra la vía; suben los fletes, la gente no puede viajar, el turismo baja.
SEMANA: ¿A cuánto asciende la inversión de la vía al Llano?
R. C.: La carretera que interconecta Bogotá con Villavicencio le costará al Gobierno nacional 383 mil millones de pesos. Ya la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) los asignó a la Unidad de Gestión de Riesgos y de Desastres (UNGRD) y estamos a la espera que precise cómo los va a gestionar. Urge avanzar porque arranca el invierno y esa vía es vital no solamente para el Meta, sino para para el Guaviare, Vichada, Vaupés y Casanare. Es la puerta de entrada a la Orinoquia.
SEMANA: Otro tema importante relacionado con la necesidad que tiene el departamento de mejorar la conectividad es el aeropuerto…
R. C.: Llevamos muchos años luchando por una nueva terminal aérea, entendiendo que la que tenemos no nos sirve por su cercanía al piedemonte llanero. Hoy llega más gente por vía aérea en chárter a La Macarena que a Villavicencio; representa un tráfico de visitantes importante que estamos desaprovechando.
Hay una oportunidad en Apiay, donde está la base aérea, que no termina de prosperar por la negación histórica de los gobernantes de construir sobre lo construido. El gobierno anterior llevaba dos años trabajando en esto y ya se tienen 265 hectáreas junto a Apiay. Estamos en la fase de prefactibilidad. De hecho, nos dieron la oportunidad de participar en una reciente rueda de negocios en Londres, donde presentamos el proyecto del nuevo aeropuerto en el Meta.
Allá les mostramos dónde queda el Llano, les hablamos de toda la Orinoquia, de que tenemos más de 15,5 millones de hectáreas para cultivar; y que somos la última frontera agrícola del país. También les dijimos que tenemos 32 % de especies únicas en el departamento y solo 27 % habitan en la Macarena, y que estamos comprometidos con ponerle un freno a la deforestación y empezar a reforestar.
SEMANA: ¿Cuánto estiman que podría costar este nuevo aeropuerto?
R. C.: Unos 200 millones de dólares, según las proyecciones iniciales. El aeropuerto está contemplado en el Plan de Desarrollo, así que esperamos que el Gobierno nacional destine al menos unos 50 millones de dólares para su construcción.
SEMANA: A propósito de ‘construir sobre lo construido’, ¿cómo recibió el departamento?
R. C.: El gobernador Juan Guillermo dejó casi 100 obras andando. Hace poco nos visitó el contralor general de la República, yo fui contralora provincial delegada de regalías en Meta, y le expresé mi compromiso de que en mi gobierno no va a quedar ningún elefante blanco, que todas esas obras se van a terminar.
SEMANA: ¿Qué es lo que más está afectando al departamento en términos de seguridad?
R. C.: En lo que se refiere a seguridad, estamos decididos a no escatimar recursos para tratar de recuperar el terreno que hemos venido perdiendo. Podemos tener la mejor conectividad y que la gente no venga por seguridad, y viceversa: convertirnos en el departamento más seguro y que la gente no tenga cómo llegar. Por eso las capturas, el plan de recompensas, las estrategias para evitar secuestros. En este departamento donde hubo paramilitarismo, guerrilla y cuatro municipios de despeje (La Uribe, Mesetas, La Macarena y Vista Hermosa); y donde la gente regresó a sus fincas a producir y a invertir, es fundamental tener el corazón abierto para los que quieran hacer la paz, pero también la mano dura para quienes quieran delinquir o hacer la guerra. Se lo debemos a los metenses. En eso estamos trabajando con los alcaldes, porque aquí uno habla duro con seis escoltas, ¿pero ellos allá?
SEMANA: ¿Qué medidas complementarias al plan de capturas y plan de recompensas han sido determinantes en los primeros 100 días?
R. C.: Por ejemplo, la deportación de venezolanos que llegan a hacer daño en el departamento; no los que vienen a trabajar, sino a delinquir. Hemos realizado cuatro consejos de seguridad que se han traducido en aumento del pie de fuerza, el Gobierno nacional nos dio 500 soldados; estamos a la espera de saber cuántos policías; además de las inversiones que hemos realizado en estaciones de policía en Villavicencio, cámaras, drones, motos, carros.
SEMANA: ¿Es seguro hacer turismo hoy por el Meta?
R. C.: Hoy en día sí. Recientemente nos ganamos ser la sede de la Asamblea General de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco) en 2024 y vamos a pedir ser el departamento invitado de Anato el próximo año. Estamos listos para recibir más turistas. Lo inmediato es lograr que lleguen más visitantes y se queden más días; generar las rutas y las condiciones para que esto ocurra. No somos solo carne y ríos; somos las piscinas naturales, los cañones del Güéjar y del Guape; la cascada del Amor en La Uribe, entre otros lugares paradisíacos.
SEMANA: Otro de los problemas que reporta el departamento tiene que ver con el acueducto. ¿Qué tanto estiman avanzar en este cuatrienio en este sentido?
R. C.: Antes de viajar a Londres hicimos una parada en Barcelona, donde Agua de Barcelona surte a 3 millones de personas, con agua de mar desalinizada y otro porcentaje importante de agua reutilizada; del río solo depende el 3 % el servicio. La idea es que a través de una consultoría a las empresas locales de Villavo y el Meta nos ayuden, por ejemplo, a revisar cómo suplir el agua para Villavicencio durante los próximos 30 años; más allá de solventar los temas de las bocatomas.
SEMANA: ¿Cómo ha sido el trabajo con los alcaldes?
R. C.: A mi llegada de Londres me fui para la Alcaldía de Villavicencio y me sorprendió que me contaran que nunca antes había estado allí un gobernador. De hecho, desde el inicio de la gestión, el alcalde Alexander Baquero es quien me visita y está vez le dije ‘voy saliendo para allá’. Me siento muy cercana a la alcaldía porque con mi esposo Felipe reflexionamos mucho sobre el futuro de la administración municipal y las grandes dificultades bajo las cuales el nuevo alcalde recibiría la ciudad. De hecho, una vez me dijo: “¿cómo le ayudó más a Villavicencio como alcalde o gobernador?”. La respuesta lo llevó a la carrera por la gobernación. Por eso quiero que Alexander, al igual que el resto de los alcaldes de todos los municipios del Meta, se sientan respaldados y cobijados. Es también una forma de honrar la palabra de Felipe. Es algo que quiero hacer.
SEMANA: Desde su posición como gobernadora, ¿cree que definitivamente hay notables diferencias entre la manera como un hombre y una mujer dirigen un departamento?
R. C.: Absolutamente, por ejemplo, los hombres se tiran duro entre sí. Las mujeres somos más tranquilas, más generosas, menos protagonistas, bueno, por lo menos eso percibo; y creo que eso me ha llevado a trabajar muy de la mano en estos meses con los 29 alcaldes en un proceso de concertación. Si bien mi plan no es hacer en los municipios cosas que ellos no quieren, tampoco voy a apoyar decisiones en detrimento de los territorios.
Qué quieren ellos, qué quiero yo y qué es mejor para los municipios, a eso me refiero con concertar las grandes inversiones que va a hacer la gobernación; que no son muchas, por cierto, porque desafortunadamente no tenemos toda la plata para todo lo que se debería hacer. Nos toca gestionar mucho con el Gobierno nacional. A todos. Lo que me da más tranquilidad es que no incurrimos en mentiras para conseguir votos, así que no nos comprometimos con proyectos irrealizables.
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