Especial Soacha
Guillermo Escobedo, el maestro manizaleño que lleva 30 años cultivando el espíritu musical de Soacha
Aunque nació en Manizales, fue en el municipio donde pudo probar su talento musical y habilidades como director de orquesta. Durante más de 30 años dirigió su la Banda Sinfónica, y desde el año pasado está a cargo de la Orquesta Sinfónica de Soacha.
Usted nació en Manizales, ¿cómo llegó a Soacha?
GUILLERMO ESCOBEDO: Hacia 1991 yo estaba terminando un proceso de formación como director de banda y un compañero me dijo que existía la posibilidad de contactarme con el municipio por medio de José Ernesto Martínez Tarquino, quien en ese entonces era gerente de la Lotería de Cundinamarca. Me entrevisté con él y firmé un contrato particular para la creación de la banda en el municipio. Después conversé con el secretario de Educación para tener el permiso de visitar colegios y buscar un sitio para la formación musical de los niños y jóvenes que quisieran formar parte.
¿Cómo fue recibida la propuesta de crear una banda sinfónica en Soacha?
G.E.: El secretario de Educación me dio una muy buena bienvenida, me brindó todas las posibilidades. Empecé a contactarme con otras personalidades del municipio y se me fueron abriendo las puertas, me brindaron los espacios y logré ‘romper el hielo’.
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¿Cuáles son las particularidades de trabajar con niños, niñas y jóvenes en el contexto de una banda musical?
G.E.: Lo más importante es descubrir el talento de los muchachos. Se les abren las puertas a todos, pero en la formación musical son claves la disciplina y constancia para lograr buenos resultados.
En los 30 años como director de la banda sinfónica de Soacha, ¿cuál fue su mayor satisfacción?
G.E.: Darle la posibilidad de construir un proyecto de vida a varios de los muchachos. Muchos de mis alumnos hoy en día son profesionales en la música. El proceso dentro de la banda les permitió tener ese primer espacio de formación musical que les dio las bases para orientar su formación a nivel profesional.
¿Y cuáles son los recuerdos que más atesora como director de la banda?
G.E.: Cada vez que ocupamos los primeros puestos en eventos de carácter nacional, como en Paipa, en varias ocasiones y categorías, en El Retiro, Antioquia; en San Pedro, Valle; en Anapoima… Y haber tenido la fortuna de llevar la banda al Concurso Internacional de Bandas de Música en Valencia, España, donde obtuvimos el segundo puesto.
Si se dedicó a la música, ¿por qué estudió administración de empresas?
G.E.: Mi padre fue músico. Él me inició y después me formé en el Conservatorio de la Universidad Nacional. Cuando terminé el bachillerato vi la posibilidad de estudiar Administración de Empresas, pues en esa época yo laboraba en un banco y quise combinar este trabajo con mis estudios nocturnos. Trabajé en algunas empresas, sin dejar la música, y después vino un pequeño bache en la consecución de empleo como administrador.
Justo en ese momento se dio la oportunidad de hacer un proceso de formación como director de banda en varios municipios del país. Mi padre me instó a que aprovechara esa oportunidad y, como ya contaba con formación musical, la tomé. Estuve un año en ese proceso con la Universidad Pedagógica Nacional y después surgió la posibilidad de trabajar en Soacha. En ese entonces no había mucho espacio en el área musical, apenas estaban empezando algunos proyectos ‘bandísticos’ en varios municipios del país. Creo que hubiera sido más fácil conseguir trabajo como administrador, pero las cosas se dieron así y afortunadamente tuve la posibilidad de legar a Soacha con este objetivo.
Cuando piensa en Soacha, ¿qué se le viene a la mente?
G.E.: El parque principal, la alcaldía, la iglesia…
Después de ser director de la Banda Sinfónica decidió regresar al municipio. ¿Cuál es su rol ahora?
G.E.: El alcalde Saldarriaga me llamó el año pasado para que volviéramos a construir el grupo élite que teníamos en la banda. Llamé a todos los muchachos, los invité a reunirnos. Sabía que existía un grupo de cuerdas en violín, chelo y contrabajo; me puse en contacto con la docente a cargo, y le pedí que me contactara con ellos porque el proyecto era empezar a construir una orquesta sinfónica. Después llegaron los músicos de vientos y de percusión, y así se configuró el grupo en 2021. La idea es que en el futuro se integren aquellos que vienen de las bandas infantil y juvenil, que la banda sea siempre alimentada por los procesos de formación que vienen de abajo.
¿Las instituciones educativas también participan en el proceso?
G.E.: Sí, la idea es que los muchachos complementen su vida estudiantil y accedan a esos procesos musicales. Hay una gama de oferta cultural muy buena en el municipio en muchas disciplinas artísticas. Invitamos a todos los colegios para que asistan a la Casa de la Cultura, conozcan esta oferta y accedan a integrarse al área que más les llame la atención.