“Hay posibilidades de una Jardín Botánico en Nariño”: gobernador del departamento sobre los nuevos proyectos de cooperación en la región

Como gobernador de Nariño, las prioridades de Luis Alfonso Escobar son la educación, la conservación de la biodiversidad y la paz, que considera fundamentales para garantizar el crecimiento del departamento. “En los cinco mundos de Nariño (la Región Amazónica, el Chocó Biogeográfico, el Pacífico continental, el Océano Pacífico y la Cordillera de los Andes) cada uno vive su historia, la de sus padres, la de sus abuelos, en torno a la naturaleza.

Por eso nuestro gran poeta Aurelio Arturo habla del verde de todos los colores; y por eso nuestro himno dice ‘desde el mar hasta el Galeras”, comentó Escobar, quien a lo largo de su carrera ha estado vinculado con temas medioambientales como profesor de Economía Ambiental, investigador y autor de un libro y varios artículos en revistas especializadas.

Adicionalmente, su trayectoria como profesor universitario y académico lo ha impulsado a promover lo que él define como “la mayor revolución en la educación superior del país”. Su historia personal es fundamental en este compromiso: fue el primer profesional de una familia de cinco hermanos, levantada por una madre cabeza de hogar. Después de más de dos décadas fuera del país regresó para facilitarles a los nariñenses la oportunidad de formarse en su propio territorio y no tener que abandonarlo en busca de un futuro mejor.

Su prioridad es llevar la educación a las comunidades, ¿cómo espera lograrlo?

Luis Alfonso Escobar: La educación es el medio más movilizador de igualdad social que tiene una sociedad. En Nariño, como en todo el país, el talento está homogéneamente distribuido; pero no ocurre lo mismo con las oportunidades para desarrollarlo. Por eso todos nos concentramos en Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla; pero debemos tener claro que no son los mejores hombres y las mejores mujeres las que llegan allá, sino los que pueden. Una inmensa mayoría solo tiene la oportunidad de llegar donde está el actor armado o la ilegalidad. Y es eso lo que tenemos que confrontar. Tenemos que llegar con educación de calidad.

La gente, además de desarrollar sus talentos o capacidades, puede transformar los territorios de acuerdo a las oportunidades que se generen. En Tumaco y la Costa Pacífica, la formación tendrá que estar centrada en agroindustria, en temas forestales, de pesca, acuícolas, pero también ambientales y en biología.

En la Cordillera, en agroindustria, café y limón tahití, por ejemplo. Lo que quiero decir es que en Nariño cada región tiene sus particularidades que ya tenemos mapeadas. Por eso en vez de nuevas universidades, creamos Ciudadelas Universitarias para garantizar que llegue la universidad a Nariño. Creamos el entorno, la infraestructura y la tecnología para que llegue el SENA, la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, la Escuela Superior de Administración Pública e inclusive las universidades privadas.

¿A cuántas personas espera beneficiar?

L.A.E.: De los 500 mil cupos que el Gobierno nacional se propone, yo me propongo 20 mil, llevando estas Ciudadelas Universitaria a todas las subregiones. Estoy convencido que es lo que va a transformar este departamento.

Usted ha insistido en la importancia de “horizontalizar el país”. ¿A qué se refiere?

L.A.E.: La única zona del mundo que no se ha desarrollado teniendo mar Pacífico es Colombia. Es la única región del Pacífico que reporta mayores atrasos. Se dejó de pasar de la Orinoquía hacia el Pacífico o de la Amazonía hacia el Pacífico. Este país tiene que horizontalizarse más; y eso significa que quienes han liderado el país no han entendido que el centro se agotó en recursos y posibilidades. Ahora hay que apostarle a todas las regiones. Un nuevo país, hecho desde las regiones implica además pensar en la paz territorial.

En el marco de la COP16, Nariño fue anfitrión de una delegación del Jardín Botánico de Nueva York. ¿Qué significó para el departamento esta visita?

L.A.E.: Una gran oportunidad para evidenciar por qué el país de la belleza nace en Nariño. Además, a través de este recorrido y de nuestras intervenciones en la Cumbre Mundial de la Biodiversidad, pudimos argumentar porque esa paz con la naturaleza de la que tanto se habla tiene que ir de la mano con la paz de las culturas que conservaban esa naturaleza y la justicia social. Tenemos muy claro que la potencia de nuestro territorio está en la conservación de la biodiversidad y en la capacidad de, con esa riqueza natural, generar incidencia para la acción climática. También eso quisimos visibilizar.

El municipio de Ricaurte tiene mucho que ver con este concepto, pero hoy sus habitantes están preocupados por la violencia…

L.A.E.: En La Planada, en Gualpantes, como en el resto de las 12 Reservas Naturales de la Sociedad Civil (RNSC) de Nariño nos hemos propuesto consolidar una zona de extinción de paz en la que Naciones Unidas nos acompañe. Lo que esperamos es que tanto comuneros del sur como la segunda marquetalia, con quienes tenemos un proceso de Negociación de Paz con el Gobierno nacional, con expresión territorial, excluyan esta zona como una zona de construcción de paz. Así es como proyectamos la paz en los cinco mundos biodiversos del departamento. Sacar y aislar las economías ilícitas y volver a encontrar el camino y las transformaciones desde la sostenibilidad, que está asociada a prácticas estructurales que históricamente campesinos, indígenas y afros han desarrollado en nuestros territorios.

Hoy es posible ver cómo los niños, jóvenes, adultos, se están preparando para vivir de la naturaleza; y no solo para su disfrute sino para que propios y extraños puedan hacer turismo de naturaleza, turismo científico, investigación, ciencia.

¿Se abrieron algunas puertas reales de cooperación con algunos de los participantes de la Cop además del Jardín Botánico de Nueva York?

L.A.E.: Sí, también con el Instituto de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Colombia, Cristian Samper y productores de Açaí de Brasil. Tenemos 90 mil hectáreas de este árbol conocido como naibí en la costa pacífica nariñense, y esto representa una posibilidad de generar una bioeconomía basada en los productos no maderables del bosque, como el Açaí, con el potencial para generar inversiones y retornos, con unos ingresos que están entre 600 millones de dólares y un billón de dólares. Claramente este puede ser sustituto de la economía ilícita del narcotráfico.

Con Ecopetrol estuvimos revisando la posibilidad de cogenerar energía con biomasa en la zona de Sanquianga. Adicionalmente, el acuerdo con la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe) y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, nos abre la posibilidad de desarrollar una cooperación técnica para estructurar una alianza público-privada para los pescadores, procesadoras de alimentos y piangueras, en el Puerto Pesquero de Tumaco que puede generar entre 1.000 y 1.200 empleos.

Finalmente, en el diálogo con el Jardín Botánico de Nueva York y la alianza que selló con CAF, se abren posibilidades de un Jardín Botánico en Nariño o la inversión en temas de ciudades inteligentes y ambientalmente sostenibles; o en la gran apuesta de desarrollar la red de reservas de la sociedad civil del Pie de Monte para el pueblo indígena Awá, con miras de construir un centro de bioeconomía.