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“Hay que cerrar la página de la toma del 98 y conocer este pedacito de Colombia”: alcalde de Mitú
Carlos Enrique Penagos hace un llamado a conocer la riqueza natural y cultural de la ciudad. En la selva y las comunidades indígenas están sus grandes atractivos.
En el suroriente del país, al límite con Brasil, se encuentra el departamento del Vaupés, un territorio verde que combina parte de las llanuras de la Orinoquía con la basta y húmeda selva amazónica. Su capital, Mitú, es uno de los municipios que más ha conservado la variedad de flora y fauna del departamento. Aquí también se encuentran 14 asociaciones étnicas conformadas por 27 comunidades indígenas, que aún habitan la selva y que a través de sus conocimientos y tradiciones han jugado un papel determinante en la protección y preservación de esta zona conocida como “la tierra brava de la selva y el raudal”.
Algunos de los principales pueblos indígenas que habitan Mitú son los Cubeo, Desanos, Wananos y Tukanos. Varios de ellos aún conservan sus lenguas nativas, costumbres y danzas tradicionales como el carrizo, yurupari, macabo y buá; las cuales en ocasiones comparten con los turistas, pues las visitas a estas comunidades están completamente ligadas al conocimiento de su cultura y cosmovisión, por lo que es importante ir con la disposición de aprender.
En su mayoría, estas comunidades se dedican a trabajar la tierra, especialmente a la siembra y cosecha de yuca, maíz, plátano, caña batata y ñame. Otros de los frutos que se dan en el departamento son el lulo, borojó, arazá, papaya, zapallo, sandía, zapote, cacao, marañón y la uva caimarona.
Guardianes amazónicos
Uno de los grandes aportes de estas comunidades, que se autodenominan guardianes de los bosques amazónicos, es justamente la protección y cuidado del medioambiente. De acuerdo con la organización Saving The Amazon, en los últimos años se ha hecho un trabajo con cerca de 20 asentamientos indígenas para la siembra de más de 390 mil árboles nativos en Mitú y el Guaviare, los cuales han ayudado a reducir un aproximado de 322.800 toneladas de dióxido de carbono.
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Asimismo, varias de estas comunidades han empezado a cambiar algunas de sus prácticas tradicionales, como la deforestación y quemas del suelo infértil en ciertas áreas de bosque, denominadas chagras, y en su lugar, han empezado a reforestar sembrando árboles nativos y frutales como la pataba, la pupuña, el miriti y la inaya.
“Ahora se está trabajando con las comunidades indígenas, quienes están prestando un servicio, pues se les está pagando por lo que ellos mejor saben hacer, que es la conservación de la selva como tal, básicamente el indígena ha sido muy responsable en el Vaupés (...) y ellos pueden tomar un área de monte, pero le sacan provecho y luego siembran y lo dejan ahí para que otra vez vuelva a su ambiente natural. Entonces, yo creo que vamos bien en el tema ambiental”, explica el alcalde de Mitú, Carlos Enrique Penagos.
Explorando la selva y sus atractivos turísticos
Al visitar Mitú, la mayoría de los planes turísticos tienen una fuerte conexión con la naturaleza y combinan la conciencia ecológica con las culturas ancestrales. Por ejemplo, una de esas actividades recomendadas es recorrer el Malecón del río Vaupés y navegar en bote o canoa por sus aguas tranquilas, las cuales, según el mito de los indígenas Tukanos conformaban el camino por donde llegaron los primeros pobladores de Mitú, traídos por una gigantesca anaconda desde el Amazonas.
A solo cinco minutos del casco urbano también se puede visitar la comunidad indígena de Urania, en donde los turistas pueden apreciar las populares cuevas de murciélagos o ‘guácharos’ y “La Silla del Dios Cubay”, una piedra adorada por los pobladores, de la que según su cosmología surgió el universo y la vida misma. Además de Urania, los viajeros también pueden conocer las comunidades de Golondrina, Circasia, Yuruparí, Cachivera y Ceima. En en estas dos últimas se ubican los cerros Guacamaya y Yaje, también llamado Cerro Flechas.
Cerro Guacamaya es uno de los más emblemáticos de Mitú por su paisajismo y biodiversidad. Para subir se debe recorrer un sendero ecológico en donde se puede avistar un gran número de guacamayas y otras aves selváticas como loritos cacique y tángaras. Desde Cerro Flechas es posible contemplar las aguas de las cachiveras y especies endémicas de otros animales como monos, tucanes, tortugas y sapos cornudos. Al descender de este lugar se disfruta de un baño con masaje hídrico en el caño Tucunaré.
Otro atractivo de la región son los raudales de Yuruparí, con su imponente cascada escalonada de cinco metros de altura.
Para quienes buscan un plan más tranquilo está la posibilidad de disfrutar de un día de playa en el corazón de Mitú, en la playa del Malecón o en la isla del Amor.
“Yo creo que nosotros tenemos un gran potencial a través del turismo, un turismo etnológico, cultural y de aventura. Creo que hay que cerrar la página de la toma del 98, que nos ha marcado tanto, y conocer este pedacito de Colombia que no es muy conocido, a eso le hemos apostado”, concluye el alcalde de Mitú.