Convivencia
Independencia económica, la ruta para combatir la violencia de género en Bucaramanga
Más de 250.000 mujeres se verían beneficiadas con esta iniciativa que tiene como corazón la Casa de la Mujer Empoderada. Un espacio en donde además de atención psicológica y legal, reciben cursos y herramientas para poder convertir sus hobbies o habilidades en emprendimientos sostenibles.
Las cifras de denuncias de violencia psicológica y sexual en Santander, que solo en lo corrido de este año ya llegan a 449 en el Centro Integral de la Mujer en Bucaramanga, motivaron la creación de la primera Casa de la Mujer Empoderada, que fue inaugurada hace un par de días en la capital del departamento. Este es un espacio destinado a la prevención del riesgo de violencia, que además busca promover la autoconfianza a través del aprendizaje y en el que se ofrece formación en finanzas, artes, administración o en herramientas que les permitan a mujeres vulnerables mejorar sus ingresos económicos y calidad de vida.
La estrategia incluye un trabajo profundo de prevención, que busca evitar que las usuarias de la Casa de la Mujer soporten situaciones peligrosas por periodos prolongados y eso ponga en riesgo sus proyectos de vida, o su vida.
Estaba previsto que el programa, dirigido por la Vicepresidencia de la República y acompañado por la Gobernación de Santander, iniciara en 2020. Sin embargo, las restricciones por la emergencia sanitaria retrasaron los planes; ahora se pondrán en marcha todos los programas de capacitación y empoderamiento femenino, con los que esperan atender a unas 250 mil mujeres de la región.
Nancy Rudy Carrillo es una de las usuarias que se ha beneficiado con esta casa en el barrio Cabecera de Bucaramanga. Fue trabajadora sexual por varios años. Actualmente se dedica a elaborar prendas con la máquina de coser que le entregó la Casa de las Mujeres para su emprendimiento ‘En Confección’, la marca con la que espera tener mayores ingresos para mantener a sus hijos.
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“Si yo veo un curso de hacer bolsos me inscribo, porque sé que me va a permitir formarme para hacer más cosas. Ojalá le pase así a otras en mi situación; que esto le sirva a muchas mujeres, porque es un espacio al que puede llegar cualquier persona de la zona a buscar ayuda o capacitarse”, resalta Carrillo.
La casa está adecuada para brindar ayuda psicológica, social o legal. También cuenta con un grupo de instructores o facilitadores en distintas áreas, que dictan cursos entre las 8 de la mañana y las 5 de la tarde. Adicionalmente, se adecuó un salón para el cuidado de los hijos de quienes vienen a aprovechar este espacio.
De esta forma, una madre cabeza de hogar puede hacer un curso, tener asegurados sus insumos y disponerse a aprender para mejorar su calidad de vida o entretenerse. Así lo explica Marlene Rueda, otra de las mujeres que se capacita en el lugar. Su tiempo siempre lo dedicó a labores domésticas en el hogar, pero le atrajo la oportunidad de estudiar y aprender sin tener que invertir dinero extra con el que no cuenta. “Estos talleres contribuyen al empoderamiento económico de las mujeres urbanas y rurales de Santander”, afirma Rueda.
Para Andrea Blanco, secretaria de la Mujer y Equidad de Género del departamento, esta iniciativa marca un hito en la historia de la mujer santandereana. La Casa de Mujeres Empoderadas les brinda la oportunidad de participar en cinco programas y 13 proyectos de inclusión. “Tenemos 24 metas, que pretenden el cierre de brechas, principalmente en la equidad de género, y en escenarios políticos, sociales y económicos”, destaca Blanco.
Este espacio también cuenta con una oferta institucional variada y complementaria. Por ejemplo, la Gobernación abrió un “Rinconcito Santandereano”, con la idea de que las emprendedoras tengan un espacio para dar a conocer sus productos y puedan generar ingresos. Con esta propuesta proyectan beneficiar a 200 unidades productivas individuales y 10 asociativas.
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