Empresas que Construyen País
Iniciativas que salvan vidas: con millonarias donaciones estas empresas han contribuido a la salud
Además de los programas de responsabilidad social, muchos empresarios optan por apoyar causas sociales con su propio patrimonio. Así impulsan el desarrollo de las comunidades.
Más de 400 millones de dólares donó recientemente el empresario Luis Carlos Sarmiento Ángulo para la construcción y puesta en marcha del Centro de Tratamiento e Investigación sobre Cáncer, que permitirá atender a cientos de personas de escasos recursos. Esta es una de las acciones de filantropía más grandes que se han hecho en el país en el último año y que se suma a otras donaciones de este estilo como las realizadas por el fallecido empresario Carlos Ardila Lülle para la creación de la Clínica Vascular Navarra o la compra de equipos de cardiología en otras entidades de la salud.
En materia de educación se destaca la donación de la Biblioteca Julio Mario Santo Domingo, hecha por la familia Santo Domingo. Para Erick Pichot, presidente del Centro Internacional de Responsabilidad Social y Sostenibilidad (RS), la filantropía es inherente a las personas y se complementa con las acciones de responsabilidad social que realizan las empresas. “Se trata de dos narrativas diferentes pero complementarias a la hora de ayudar a que las comunidades más vulnerables tengan oportunidades para mejorar sus condiciones de vida”, precisó.
Hay quienes hacen filantropía para deducir impuestos, otros para retribuir en algo a la sociedad que los hizo millonarios y están los que tienen una filosofía transformadora, cuyo objetivo es ayudar a los demás. En cualquiera de los casos, el impacto social que logran es muy importante y por eso cada vez son más las iniciativas que tienen como propósito conseguir fondos destinados para programas específicos.
No en vano, la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional realizó a finales de abril la primera macrorrueda de negocios de filantropía, a la que llegaron 100 filántropos de todo el mundo, incluidos los de Colombia, para conocer alrededor de 200 proyectos que pueden apoyar. En 2021 Colombia recibió más de 1.300 millones de dólares en recursos de filantropía provenientes de cooperación internacional para iniciativas de salud, educación, innovación y cuidado del planeta, entre otras.
Lo más leído
Pichot aplaude que Colombia tenga este tipo de iniciativas, tanto de personas adineradas, como de cooperantes internacionales y en general de quienes deseen aportar. Por ejemplo, Lilia Martínez*, una periodista colombiana que reside actualmente en Canadá, donó todo su dinero a Unicef Colombia. La filosofía de Lilia es llevar una vida equilibrada con lo necesario para vivir, sin acumular fortunas ni excesos de capital. Está convencida que al donar se multiplica el bienestar.
“El dinero que llega después de una donación es como un dinero que ya fue desinfectado del apego y se convierte s en una herramienta de intercambio de energías, que tiene justamente el valor que cada quien quiere darle”, dijo.
¿Cómo y a quién donar?
Sergio Rengifo, director ejecutivo del Centro Colombiano de Desarrollo Sostenible (Cecode), recomienda que la filantropía esté alineada a lo que cada persona o empresa quiere lograr con sus grupos de interés. Por ejemplo, si un empresario necesita cacao debe identificar dónde están las comunidades que lo producen y cuáles son sus necesidades para así establecer cómo pueden garantizarles la compra del cacao. Esto se conoce como negocios inclusivos.
Para Rengifo no se trata solo de regalar hectáreas sino de contribuir a que a través de ellas las comunidades puedan mejorar su calidad de vida. También es importante tener en cuenta la realidad de cada región o comunidad, de manera que se puedan resolver problemas puntuales, empoderando a las personas y beneficiando a la mayor cantidad de ellas.
La visión común es que el país necesita fortalecer tanto las donaciones que generan felicidad momentánea como las que tienen un impacto a mediano y largo plazo. Las primeras se hacen en épocas especiales como en Navidad, cuando muchos se animan a comprar regalos y ropa para fundaciones que benefician a niños de escasos recursos y las segundas son mucho más estratégicas y buscan un impacto social, que debe medirse en el tiempo.