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Juan Diego Alvira visitó el imponente proyecto de Hidroituango, que ya está generando energía
Hidroituango parece estar bajo control. Eso fue lo que se encontró Juan Diego Alvira en su visita al megaproyecto, donde quedó impresionado por la descrestante tecnología y el equipo humano que se encarga de mantener la presa bajo control.
Sobre Hidroituango se ha dicho mucho. Para comprobar el estado del megaproyecto, Juan Diego Alvira visitó las instalaciones de la presa que funciona con el caudal del río Cauca, el segundo más grande de Colombia, y habló con algunos de sus protagonistas.
Lo que más lo sorprendió es que para poder recuperar el control absoluto de la presa fue necesario un trabajo sin descanso en las profundidades del río. Para lograrlo, se requiere el apoyo de un grupo de buzos holandeses que por 28 días viven sumergidos 60 metros bajo el agua. Nunca salen a la superficie, descansan en cámaras hiperbáricas y su labor es fundamental.
“Son hombres peces, les pagan a cada uno 300 millones de pesos mensuales por nadar hasta túneles en el fondo del agua, donde hacen trabajos de remoción de sedimentos y de escombros de piedra que puedan estar tapando las bocas de captación, que son las que permiten que entre el agua por una caída de 90 metros hasta las turbinas, y les dé la fuerza que luego se transforma en energía eléctrica”, explica el periodista.
Juan Diego también entró al cuarto de máquinas, el sitio que se tuvo que inundar para salvar la represa, donde encontró las dos turbinas que ya están en funcionamiento. “Con estas dos unidades se generan 600 megavatios, la energía suficiente para abastecer a todo el Valle del Cauca”, le contó Guillermo Echeverry, tecnólogo del Centro de Control.
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Se espera que gradualmente, entre el 2023 y 2024, entren en funcionamiento las otras seis turbinas y una vez esté en marcha la totalidad de este megaproyecto, Hidroituango aportaría el 17 por ciento de la energía al sistema nacional. Para alcanzar este propósito, actualmente unas 3.300 personas, entre operarios, administrativos e ingenieros, trabajan las 24 horas del día en tres turnos, monitoreando cada detalle para cerciorarse de que todo funcione correctamente.
“Si hiciera una comparación con una persona, aquí habría un monitoreo permanente en tiempo real del pulso, de las ondas cerebrales, de la tensión, del corazón, de todos los órganos del megaproyecto”, analiza el comunicador.
“Además de esas mediciones, en la estación base tenemos botones que activan sirenas y alarmas aguas abajo si se llegara a presentar una emergencia”, aclara Daniel Andrés Bulla, gestor de Sala del Centro de Monitoreo Técnico de Hidroituango.
Juan Diego también tuvo la oportunidad de visitar el enorme muro que retiene el agua del río Cauca, y que tiene una altura de 225 metros. Algo impresionante si se compara con el Edificio de Coltejer en Medellín, que tiene 175 metros, o la Torre Colpatria en Bogotá, que tiene 196 metros.
“Imagínense lo que hubiera pasado si el muro hubiera colapsado. Solo espero que cualquier emergencia ocurrida en el 2018 haya quedado en el pasado. Bienvenido el maravilloso invento de encender los bombillos, siempre que en el centro esté la gente”, finalizó el periodista.