Ambiente

“La conservación no es un obra de caridad, puede ser una empresa”

Desde hace siete años un grupo de jóvenes ecólogos lidera en Colombia la investigación y conservación de especies amenazadas sobre las que se tiene muy poca información como la guaga loba, el puercoespín y los tigrillos. Arasarí hoy cuenta con el apoyo de organizaciones americanas y alemanas. Su labor incluye una importante gestión de educación ambiental con las comunidades.

19 de junio de 2021
Junto a la Unidad de Investigación en Fauna Silvestre de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (UDCA), lograron identificar la distribución local y regional de la guagua loba (Dinomys branickii) y del tinajo de páramo (Cuniculus taczanowskii).
Junto a la Unidad de Investigación en Fauna Silvestre de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (UDCA), lograron identificar la distribución local y regional de la guagua loba (Dinomys branickii) y del tinajo de páramo (Cuniculus taczanowskii). | Foto: Cortesía Arasarí

Cuando Catalina Concha terminó su carrera como ecóloga en la Universidad Javeriana se dio cuenta de que las ofertas de empleo para su profesión en el país eran muy pocas. Motivada por un profesor, se unió a los ecólogos Jeisson Trujillo, Francy Hernández, Kelly Saavedra e Ivon Orjuela para crear Arasarí, un emprendimiento verde que busca enlazar a la sociedad con la ciencia. El proyecto ya cuenta con apoyo y financiación de organizaciones de Estados Unidos y Alemania.

“Arasarí es una compañía sin el título de fundación u ONG, pero que se dedica a la conservación e investigación”, detalla Concha, y explica que aún están en la labor de cambiar el imaginario con el que se asocian las organizaciones dedicadas a los temas ambientales. “Como profesionales casi siempre nos lanzamos con una fundación u ONG, pero la conservación no es una obra de caridad, puede ser una empresa”, añade.

Como equipo de trabajo decidieron que la conservación, investigación y educación serían sus pilares. Concha cuenta que para ello trabajan de la mano con empresas a las cuales les ofrecen servicios de gestión ambiental corporativa. “De esta manera nos ayudan en la conservación e investigación de ciertas especies que hemos estudiado en los últimos años”, agrega.

El equipo ha adelantado proyectos junto a la comunidad cercana al Parque Nacional Natural de Iguaque, donde se encuentra el tigrillo, un felino con el que a veces entran en conflicto por ser un depredador.
El equipo ha adelantado proyectos junto a la comunidad cercana al Parque Nacional Natural de Iguaque, donde se encuentra el tigrillo, un felino con el que a veces entran en conflicto por ser un depredador. | Foto: Cortesía Arasarí

Se trata de la guagua loba, el puerco espín y los tigrillos, especies sobre las cuales se tiene poca información en el país, pero que son vitales en la cadena trófica. “Por la ausencia de datos no pueden ser catalogados en una categoría por parte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza”. A esto se suma el tráfico ilegal de tigrillos o los accidentes viales con puercoespines en las carreteras.

Para aumentar la información sobre estas especies empezaron a recopilar datos relacionados con su biología, ecología, estados poblacionales y rangos de distribución, los cuales facilitan la implementación de acciones de conservación mucho más acertadas. Esa labor la han logrado con el respaldo de Idea Wild, una organización en Estados Unidos que les donó equipos, y ZGAP (Zoologischen Gesellschaft für Arten und Populationsschutz e.V.), una organización alemana que les brinda apoyo económico.

A nivel nacional han trabajado de la mano con fundaciones, universidades, Parques Nacionales y Corpocaldas. Esto les ha permitido acercarse a las comunidades en Meta, Tolima, Cundinamarca y Caldas. “Ha sido fundamental conocerlas porque se relacionan día a día con los animales, entonces tienen mucha información que nos aportan”, señala Concha.

Por su parte, Ivon Orjuela, gestora de formación en Arasarí, comenta que la labor educativa con las comunidades y la sociedad en general es otro pilar muy importante, sobre todo en niños y jóvenes. “Ellos son la pequeña semilla que en el futuro gestionará los recursos naturales de una mejor manera cuando tengan poder de decisión”.

Con las comunidades cercanas a las áreas de conservación e investigación, Arasarí ha adelantado proyectos de ciencia participativa. “El año pasado realizamos campamentos ambientales en Pasto, Cali y Bogotá. Allí nos encontramos con chicos afros, indígenas y mestizos, lo cual enriqueció mucho el proceso de educación porque todos tiene una cosmovisión muy diferente del territorio”, comenta Orjuela.

Ahora mismo están trabajando con una especie endémica de puercoespines en San Francisco, Cundinamarca, en la reserva natural El Silencio. Con los tigrillos están a la espera de la reactivación de planes que se detuvieron debido a la pandemia, pero esperan estudiarlos pronto en los cerros orientales. Además, cerca de Mariquita están sembrando especies nativas de bosque seco tropical para juntar diferentes parches de bosque en la zona y crear un corredor verde.

“Queremos organizar el segundo encuentro de ilustración científica en el Congreso Colombiano de Ecología en Medellín que haremos en el 2022”, expresa con ilusión Orjuela. “Nos hemos dado cuenta de que hay cosas que nadie ha hecho en el país sobre estos temas, así que aquí estamos nosotros para hacerlo”, concluye Concha.