Especial Salud

La otra pandemia: así afectó el covid la salud mental de los colombianos

La crisis sanitaria incrementó los síntomas de enfermedades como ansiedad y depresión. También evidenció la necesidad de aumentar la cobertura en la atención de estas problemáticas, especialmente en las zonas más apartadas del país.

Martha Escobar Lux
19 de febrero de 2022
La virtualidad permite que el especialista en salud mental pueda interactuar con el paciente sin la limitación del tapabocas.
La virtualidad permite que el especialista en salud mental pueda interactuar con el paciente sin la limitación del tapabocas. | Foto: Getty Images

La enfermedad mental es una problemática que ha venido en aumento desde antes de la llegada de la covid-19. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que una de cada cuatro personas en el mundo experimentará una enfermedad mental a lo largo de su vida y que aproximadamente un millón al año fallecerán como consecuencia del suicidio, de las cuales 100.000 están en América. En el caso colombiano, este es uno de los desafíos que se hizo evidente durante la pandemia y que mayor atención demanda en estos tiempos.

Con la crisis sanitaria se incrementaron los síntomas de enfermedad mental con la expresión de una multiplicidad de efectos psicológicos que se instalaron en nuestras vidas, como el miedo a contagiarnos o a contagiar a nuestros seres queridos, lo que finalmente se traducía en un temor a morir. Por otra parte, el aislamiento social hizo que la vida cotidiana se viviera en espacios restringidos y mayoritariamente cerrados, lo que limitó nuestras actividades diarias (trabajo, escolaridad, etcétera), de socialización, recreación, ejercicio y, en general, el contacto con nuestro entorno.

La pandemia introdujo otros factores complementarios como las dificultades económicas y dinámicas familiares a las que no estábamos acostumbrados. Son muchos los colombianos que han tenido que vivir situaciones de duelo por fallecimientos de seres queridos, amigos, colegas y conocidos debido a la covid-19. A la fecha, se calcula que al menos 137.000 personas han fallecido por los efectos del virus en el país.

Adicionalmente, se ha demostrado que las personas que han adquirido el virus o se encuentran en proceso de recuperación tienen más riesgo de presentar síntomas o enfermedades mentales como ansiedad, depresión y trastornos del sueño. De hecho, la OPS estima una incidencia del 33,62 por ciento de presentar un diagnóstico neurológico o psiquiátrico en los siguientes seis meses posteriores a la infección.

La salud mental de la población mundial se vio seriamente afectada durante la pandemia en 2020.
La salud mental de la población mundial se vio seriamente afectada durante la pandemia | Foto: Getty Images

Ventajas de la virtualidad

No todo ha sido negativo. Como en los últimos años se le dio mayor visibilidad y priorización a la salud, específicamente la salud mental, también se fortalecieron modalidades que favorecieron el acceso a la atención médica de manera oportuna. De acuerdo con el Ministerio de Salud, la telesalud hace referencia al conjunto de actividades relacionadas con el sector, que se llevan a cabo a distancia con la ayuda de las tecnologías de la información y de las telecomunicaciones, de la que hacen parte la telemedicina y la teleeducación. En el caso de la atención psicológica, no siempre se requiere de una valoración que amerite contacto físico, por lo que se facilita la atención a través de medios tecnológicos que permiten cubrir una mayor cantidad de pacientes.

La virtualidad, además, permite que el especialista en salud mental pueda interactuar con el paciente sin la limitación del tapabocas, y para la atención psicológica es fundamental evaluar la comunicación preverbal, es decir, los gestos, movimientos y expresiones del rostro que dicen mucho de una persona.

De acuerdo con el Atlas de salud mental de las Américas (2017), en Colombia existen 1,84 psiquiatras por cada 100.000 habitantes. Adicionalmente, no todos están dedicados a la atención clínica y la gran mayoría se concentran en las principales ciudades del país, dejando vastas áreas rurales sin cobertura. Por ello, el uso de telemedicina favorece un mayor acceso a los servicios de salud mental en todas las regiones. Sin embargo, hay algo muy importante que está sucediendo en Colombia y alrededor del mundo y es el entendimiento de que una atención en salud mental no necesariamente requiere de un psicólogo o psiquiatra de manera inmediata. A tal punto que la Organización Mundial de la Salud tiene un programa de entrenamiento en el cual se enseña a profesionales de otras áreas temas generales de salud mental y cómo abordarlos.

Sin embargo, la enfermedad mental sigue siendo estigmatizada y persisten importantes brechas en la cobertura de los colombianos que ameritan ser atendidas no solamente para mejorar su calidad de vida, sino la de sus familiares más cercanos que conviven con los efectos de esta inquietante situación.

Lo que es un hecho es que la telesalud es una modalidad de atención que no desaparecerá. Una de las razones es la administración del tiempo. Mientras una consulta virtual demanda 45 minutos, aproximadamente, la ida y vuelta a un consultorio para una cita presencial exige, como mínimo, dos horas por concepto de movilización. Para las personas que estudian o trabajan ser atendidos mediante una videoconferencia les facilita la vida. También hay que considerar a las personas que cuentan con situaciones físicas discapacitantes o que por tener alguna comorbilidad prefieren no presentarse en un centro de salud.

Para concluir, creo que una de las claves para preservar la salud mental es comenzar a hablar sobre ella, además de favorecer hábitos saludables como actividad física, adecuados patrones del sueño y encontrar balances entre las diferentes áreas de nuestra vida. Estamos acostumbrados a hablar de nuestro rendimiento académico o laboral y a medirnos únicamente bajo este estándar. Es importante que también lo hagamos sobre nuestros sentimientos y siempre tengamos en cuenta nuestra salud mental y emocional.

*Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes y psiquiatra de la Fundación Santa Fe.