Especial Construcción
La prueba de fuego para la construcción en Colombia
El sector tiene el desafío de mantener la velocidad con la que viene generando empleo y movilizando una enorme cadena de valor. Análisis.
Luego de la peor crisis económica de nuestra historia, un viejo aliado del crecimiento y la generación de bienestar vuelve a ser puesto a prueba: la construcción. La vía para cerrar las pro - fundas heridas que dejó la pandemia en nuestra economía con su consecuente reflejo social, no se encuentra en el montaje de subsidios insostenibles en el mediano plazo a costa de un fisco de por sí exhausto. No se trata de exprimir la riqueza que sobrevivió al covid-19, sino de multiplicarla aceptando que el camino es el crecimiento económico.
Hemos olvidado que no existe mejor reforma tributaria que la generación de actividad económica y allí el sector de la construcción se encuentra entre los mejores. Pocas actividades generan empleo a la escala que lo hace esta. Su creación de valor, movilizando múltiples y muy diversas industrias a su alrededor, hace que la potencia de su impacto en la generación de riqueza y bienestar para la sociedad sea enorme. Además, queda el reflejo positivo sobre el país, que implica que cada vez más colombianos vivan de una manera digna como propietarios.
La recuperación de nuestra economía más allá del fenómeno matemático de crecer sobre un número negativo, pasa porque la construcción consolide su ritmo y supere los no menores retos que enfrenta. Las rigideces de las fuentes de financiación y el crecimiento desbocado de los precios de varios insumos claves, pueden poner en jaque al sector. La necesidad de la intervención estatal para ayudar a superar estos escollos no da espera, subrayando, eso sí, que varios de los movimientos de política para impulsar la construcción han sido bien concebidos y muestran resultados tangibles a la fecha.
Por supuesto, no faltará quien juzgue una actuación de este estilo como la intervención gubernamental para favorecer a privados. Claro que son empresarios privados quienes impulsan el sector y la iniciativa privada genera beneficios que también lo son. Pero el buen suceso de la construcción nos beneficia a todos los colombianos. Las utilidades del sector no son las que muestran los balan - ces de las empresas constructoras. Son el empleo, la generación de riqueza y su impacto positivo sobre las cuentas fiscales. Como conglomerado social somos parte interesada en cómo se desenvuelva esta historia.
Tendencias
* Presidente ejecutivo de Alianza
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