Especial Acción Climática
La unión hace la fuerza: Alemania, Noruega y Reino Unido autorizaron el desembolso de 25 millones de dólares para financiar la lucha contra la deforestación en la Amazonía colombiana
Aunque Colombia invierte el 0,40 por ciento del Producto Interno Bruto en temas ambientales, es una cifra insuficiente para las necesidades actuales, especialmente asociadas a fenómenos como el de la deforestación. Sin embargo, gracias a recursos de cooperación internacional se han financiado programas vitales.
Colombia es un país privilegiado. Tiene la mayor diversidad de especies de aves y orquídeas del mundo, es el segundo país en diversidad de plantas, anfibios, peces de agua dulce y mariposas; el tercero en reptiles y palmas y el cuarto en mamíferos. En su territorio habitan cerca del 10 por ciento de las especies conocidas y es uno de los 14 lugares con mayor índice de biodiversidad en la Tierra.
En tiempos de calentamiento global esta riqueza cobra aún más relevancia. Sin embargo, conservar cuesta, y el país no tiene los recursos suficientes para hacerlo por su cuenta. Según el investigador Guillermo Rudas, Colombia destina en promedio el 0,40 por ciento del Producto Interno Bruto para el medioambiente, una cifra inferior al promedio internacional que ronda el 0,80 por ciento.
Por eso es tan importante la financiación internacional para la conservación de los ecosistemas prioritarios del país. Desde 2015, con el Acuerdo de París, por primera vez en la historia los países se comprometieron a limitar el aumento de la temperatura del planeta a 2 grados centígrados. Alemania, Noruega y Reino Unido crearon un fondo de 366 millones de dólares para ayudar a reducir la deforestación en la Amazonia hasta 2025. Este ecosistema, vital para la regulación del clima del planeta, enfrenta múltiples amenazas por cuenta de la ganadería, los monocultivos comerciales y los intereses mineros y petroleros.
Durante la COP27, en Sharm El-Sheikh, Egipto, el Ministerio de Ambiente de Colombia anunció que estos países autorizaron un desembolso de 25 millones de dólares de ese fondo para financiar el Plan de Contención de la Deforestación de la Amazonia Colombiana, una política del actual Gobierno para trabajar con las comunidades en 22 núcleos de deforestación en el Caquetá. El objetivo será construir acuerdos que reduzcan la pérdida de bosques a través del fortalecimiento de las condiciones económicas, sociales y ambientales en estas áreas.
Para Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, “la cooperación internacional tiene un papel muy importante en la conservación de ecosistemas estratégicos como la Amazonia”. A través de estos mecanismos se han consolidado alianzas con organizaciones oficiales y no gubernamentales en Colombia, Brasil y Perú para promover la forestería comunitaria en la región amazónica. “Hemos creado una comunidad que ahora está creciendo hacia Bolivia y Ecuador, en la que compartimos los aprendizajes y retos de las poblaciones que desarrollan este modelo de gestión en sus territorios”, afirmó.
Según Botero, una de las características de este tipo de cooperación es que brinda apalancamiento, no solo desde el punto de vista financiero, sino técnico y político, a las acciones de distintos actores que buscan proteger la naturaleza. En ese punto coincide Susana Muhamad, ministra de Ambiente de Colombia, quien afirmó durante la COP27 que en casos como el desembolso mencionado “más que el dinero, es importante resaltar el respaldo político a esta estrategia de revitalización de los ecosistemas con las comunidades”.
Apuesta por la conservación
Recientemente se anunció un programa que promete revolucionar la manera como se financia la conservación de los ecosistemas. Herencia Colombia es un compromiso de varios actores para garantizar la preservación a largo plazo de 29 millones de hectáreas de áreas protegidas y paisajes en el país.
A través del Programa de Financiamiento para la Permanencia, se aportarán 245 millones de dólares provenientes de fuentes privadas, públicas y de agencias de cooperación que asegurará la sostenibilidad financiera en territorios estratégicos priorizados, para contribuir al manejo efectivo de las áreas protegidas y mejorar los medios de vida de las comunidades vulnerables.
Según Sandra Valenzuela, directora de WWF Colombia, “además de la financiación, este programa también contempla una planificación adecuada de los proyectos y un buen relacionamiento entre diferentes actores y sectores a través de esquemas de gobernanza eficaces. Solo así se garantiza que la biodiversidad de las áreas protegidas, los servicios ecosistémicos que prestan y los valores culturales que resguardan perduren en el tiempo”.