Especial Región Caribe

Las grandes oportunidades que tiene el Caribe colombiano por cuenta de la transición energética

Además de los beneficios económicos, el empoderamiento de las comunidades es otra de sus ventajas. Así lo explica nuestro columnista invitado.

Juan Benavides*
29 de julio de 2023
Especial Caribe, Transición Energética
Especial Caribe, Transición Energética | Foto: Getty Images/iStockphoto

La costa Caribe tiene grandes oportunidades en el contexto de una transición energética orientada a la creación de valor económico, a garantizar la continuidad del suministro de gas del país, a diversificar la oferta primaria y a construir ciudades inteligentes en las capitales departamentales.

Se puede crear valor económico con la potenciación de la producción de amoníaco y urea en el conglomerado energético de Barranquilla-Cartagena. El costo de producción del hidrógeno verde es todavía muy alto, pero existen nichos en los que se deben desarrollar pilotos (transporte de carga interurbano, flotas dedicadas de transporte, por ejemplo) para acercar este vector energético a la frontera comercial, aprovechando la abundancia de recursos renovables no convencionales como el sol y el viento.

Adicionalmente, se debe impulsar la exploración y desarrollo de yacimientos de gas natural costa afuera y costa adentro para cubrir las necesidades de generación eléctrica durante los picos de demanda y el fenómeno de El Niño. Las reservas que se agreguen en la costa Caribe son también la base para la creación de las oportunidades de valor económico antes mencionadas, y para apoyar la chatarrización de vehículos antiguos y altamente contaminantes, con atractivos rendimientos financieros y de reducción de gases de efecto invernadero y material particulado, causante de enfermedades pulmonares que aumentan la morbilidad y la mortalidad en entornos urbanos.

El Gobierno debe desplegar habilidades de gerencia pública a gran velocidad para poner punto final a la consolidación de tendencias lesivas al interés general, a raíz de las reclamaciones de las comunidades en zonas adyacentes a los proyectos energéticos, que acumulan décadas de déficit en dotación de bienes públicos y de alternativas de desarrollo local. Según la literatura sobre desarrollo rural, las intervenciones en servicios individuales no son suficientes para sacar a comunidades aisladas de la trampa de la pobreza.

Es errado apostar a que la conformación de comunidades energéticas sin conocimientos técnicos, sin aportes patrimoniales ni incentivos al desempeño sean propietarias y operadoras de activos descentralizados, o accionistas de grandes proyectos. Esto solo puede conducir a amargas disputas entre comunidades por capturar y monopolizar las rentas creadas por el Gobierno.

Finalmente, en las capitales de la costa Caribe se pueden organizar ´Ciudades Inteligentes en Energía´, entidades que agrupan a ciudadanos, firmas prestadoras de servicios energéticos, emprendedores, la industria, el comercio y las administraciones municipales, para concertar programas de eficiencia energética, reducción de la congestión y la contaminación, y nuevos desarrollos urbanísticos para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y aumentar su atractivo y competitividad para inversionistas y turistas.

*Investigador de Fedesarrollo.