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Los hermanos Díaz: dos jóvenes campesinos que volvieron virales en redes sociales los oficios del campo colombiano
Con publicaciones en Tiktok, Instagram y YouTube sobre lo que sucede en su granja, en Cundinamarca, cautivaron la atención de 280.000 seguidores alrededor del mundo.
Con tan solo 14 años, Carlos Díaz, el Borrego, como lo conocen en redes sociales, creó junto a su hermano Juan Díaz, el Hermanager, de 23 años, una granja digital que ya suma más de 280 mil seguidores de diferentes partes del mundo, en Youtube, Instagram y TikTok. Esta dupla dedica sus jornadas a compartir detalles de las actividades que realizan diariamente en la granja familiar. Alimentar las gallinas, seleccionar huevos, sembrar, aplicar repelente, limpiar la maleza, entre otras labores, hacen parte de la rutina con la que muestran una divertida cara del campo.
La aventura empezó en julio del 2020, cuando don Carlos Diaz, papá de los hermanos, decidió volver a la granja donde había crecido en San Francisco, Cundinamarca.. “Era de mi abuelo, pero cuando murió, la familia no volvió tan seguido y empezaron a arrendar los potreros”, comenta el Borrego. Don Carlos comenzó a trabajar con la firme intención de arreglarla. “A los 10 días vi que tenía mucho trabajo y empecé a ayudarle, porque en el tiempo libre no estaba haciendo mucho; además tenía la posibilidad de estar en el campo, sin tapabocas y podía sembrar de verdad, algo que venía haciendo en pequeños baldes”, añade.
Tras construir un cuarto, limpiar maleza, cambiar tejas y volver habitable una parte de la granja, don Carlos le propuso a su hijo que se quedaran una noche. “Desde ese día no volvimos al apartamento que teníamos en La Vega y todos nos vinimos a vivir aquí”, señala el Borrego, quien cuenta que allí nació la idea de hacer videos. “Grabábamos sobre algunas cosas que pasaban en la granja y los subíamos a redes sociales”, agrega.
Tras cinco meses de grabaciones y un trabajo que parecía más un hobby, que una ruta para generar ingresos, Instagram lanzó la opción de crear reel. “Empezamos a explorar ese formato. Sin darnos cuenta se nos disparó un video y subimos cerca de cinco mil seguidores. Esa misma fórmula se ha repetido cinco veces más y llegamos a 200 mil en un año”, afirma el joven Carlos. Las estadísticas los motivaron a generar nuevas ideas, cuando estaban a punto de no producir más contenido.
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Se dedicaron a explicar términos comunes en el mundo del agro y crearon tutoriales para hacer huertas, comida para las gallinas, repelentes y fertilizantes naturales, todo con una pizca de humor y la ayuda de una buena edición. “Nos dimos cuenta que la gente desconocía muchas de estas cosas; por ejemplo, un video donde cortamos el vástago de la mata del plátano para dárselo a las gallinas llegó a más de un millón quinientas mil vistas”, precisa el Borrego.
“Al principio mi papá nos veía grabando y nos decía que por qué perdíamos el tiempo; se ponía bravo”, comenta el Hermanager entre risas. Cuando don Carlos y doña Gloria notaron como el proyecto digital de sus hijos crecía, entendieron su importancia. “Ahora hasta se ‘pelean’ para salir en los videos, incluso se han vuelto mucho más propositivos”, añade.
La Granja del Borrego no solo alcanzó el éxito en las redes sociales; gracias a ellas se incrementó la venta de huevos, hortalizas y algunas frutas. “Al principio no se vendían los huevos, pero después teníamos a 300 personas preguntando por ellos”, cuenta el Hermanager. Fue así como la granja de los abuelos, hasta ayer olvidada, comenzó a crecer. “Tenemos huevos, tomates y hortalizas que vendemos de forma directa a personas. Además, hay muchas empresas que nos han apoyado, así como los productores de la zona”.
La aventura ha estado llena de aprendizaje, y no solo sobre el ecosistema digital. El Borrego recuerda que después de sembrar más de mil matas de tomates, la llegada de un hongo les dañó todo el cultivo. “Cuando empezamos a dedicarle mucho tiempo a la granja nos dimos cuenta que es un trabajo muy duro y que las cosechas se pierden muy fácilmente”. En este sentido, hizo un llamado a valorar el trabajo de los campesinos. “Un solo tomate tiene un esfuerzo muy grande, así que es bueno ir a la plaza y comprarles a los campesinos directamente”.
La pareja de hermanos tiene planes a futuro: espera fortalecer la rama social del proyecto, para apoyar a los productores de la zona, en quienes han encontrado experiencia y consejos. “Lo más gratificante ha sido el apoyo, porque las personas empiezan a interesarse más en nuestras vidas; se preocupan por las cosas que van pasando”, comenta El Borrego, quien concluye que el gran sueño familiar es crear un mercado local “sin problemas de intermediarios”.
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