Especial Caribe
Los mejores lugares de la región Caribe para estas vacaciones de fin de año
Dibulla, San Juan del César, el Parque Isla de Salamanca, Ciudad Perdida y Mompox son algunos de los destinos favoritos para despedir el 2021.
El turismo siempre ha sido un motor económico en Colombia. Luego de un año en pausa, y casi otro en reactivación, la industria está lista para un gran cierre de 2021. El aislamiento y las cuarentenas generaron en los viajeros, nacionales y extranjeros, la necesidad de salir de casa, descansar de la rutina y explorar nuevos lugares. En ese contexto, la joya de la corona es la Región Caribe, que sigue siendo un destino muy apetecido por tenerlo todo: sol, playa, montañas, desierto y una enorme riqueza cultural reconocida por su música, danzas y gastronomía. Basta con observar las cifras. Según la ministra de Comercio, Industria y Turismo (CIT), María Ximena Lombana, este sector fue “el primero en cerrar y uno de los últimos en reabrir por la coyuntura de pandemia. Ahora está reactivándose de una manera muy importante pero también biosegura: la ocupación hotelera de julio en el país fue del 43,4 por ciento, y aunque aún está por debajo de los niveles de 2019, indica que ya estamos cerca de alcanzarlos”.
Para José Andrés Duarte, presidente de Cotelco, el gremio hotelero, Cartagena y Santa Marta proyectan para diciembre niveles de ocupación del 59,1 y el 69,3 por ciento, al superar el promedio alcanzado entre enero y agosto, que fue de 44,4 y 48,2 por ciento, respectivamente. De igual forma, Paula Cortés, presidenta de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), precisó que calculan para la temporada de fin de año la llegada de 50.086 extranjeros y 422.000 viajeros nacionales solo a Cartagena; 3.527 viajeros extranjeros y 238.000 internos a Santa Marta; y 25.000 colombianos a La Guajira, a través de las distintas rutas aéreas.
Estas cifras no incluyen los pasajeros que llegan a bordo de los cruceros que, de acuerdo con ProColombia, sumarán 123 recaladas para la temporada 2021–2022 en las capitales de Bolívar y Magdalena, lo que significa una recuperación del 57 por ciento frente al periodo 2019–2020. El panorama, sin duda, es bastante positivo para la industria del turismo en el Caribe y es el resultado de una cuidadosa planeación y preparación interinstitucional que se verá traducida en una oferta abierta, inteligente y biosegura. ¿Con ganas de hacer maletas? El Caribe colombiano lo espera
BOLÍVAR CULTURAL
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Cerro de Maco: esta reserva ambiental se caracteriza por ser el hogar de un bosque seco tropical, ideal para practicar senderismo o recorrer en bicicleta. Con una altura de 800 metros sobre el nivel del mar, se considera un mirador excepcional para contemplar los municipios vecinos. Se encuentra en San Jacinto, a dos horas de Cartagena, donde se fabrican las mejores hamacas de Colombia, hechas a mano y fundamentales para la tradición textil de la cultura zenú.
Mompox: este pueblo patrimonio de Colombia es otro destino imperdible cada vez más popular. Si bien su fortaleza está en la temporada de Semana Santa, con sus siete iglesias, este municipio abrazado por el río Magdalena tiene mucho más por ofrecer: desde sus calles coloniales que inspiraron a Gabriel García Márquez, hasta los icónicos talleres de filigrana y de alfombras.
Aviario Nacional: ubicado a 50 minutos del centro histórico de Cartagena, y a diez de las playas de Barú, este resguardo de siete hectáreas es el hogar de cerca de 1.700 ejemplares de por lo menos 170 especies de aves, en lo que ProColombia define como “una colección única y maravillosa en Colombia y América Latina”. Hay aves de selva tropical como las guacamayas y las arpías; de litoral, como el flamenco y el cormorán; y desérticas, como los tucanes y los turpiales.
MAGDALENA AL NATURAL
Parque Tayrona: sus paisajes únicos, que se pintan de atardeceres inolvidables, hacen parte del territorio de las comunidades kankuamo, kogui, wiwa y arhuaco; y reciben a los viajeros con atractivos irresistibles como playa cristal, donde se puede hacer careteo, o el sendero Arrecifes-Boca del saco, que lleva hasta el cabo San Juan del Guía, después de dos horas de caminata.
Parque Isla de Salamanca: este conglomerado de islas, con una extensión de 56.200 hectáreas, resguarda ecosistemas de bosques de manglar y vegetación de agua dulce ideales para practicar senderismo y hacer avistamiento de por lo menos 199 especies de aves. Se recomiendan el sendero interpretativo Los Cocos y las playas de Cangarú y Onaca.
Ciudad Perdida: también cono - cida como Teyuna, es probable - mente la opción más aventurera y exigente de toda la Región Ca - ribe. El camino milenario, hecho en piedra, recorre las caras norte y suroeste de la Sierra Nevada de Santa Marta y lleva, tras tres días de caminata por la selva, hasta la ciudad más importante de la cultura tayrona. Las casas y terrazas de este centro urbano se construyeron hacia el año 700 d.C. y fueron redescubiertas casi intactas en 1976.
LA GUAJIRA ANCESTRAL
Dibulla: este municipio cercano a la sierra nevada, se destaca principalmente por Palomino, en donde se ofrece una experiencia turística relajada y cercana a la cultura indígena. Si busca un plan contemplativo anímese a hacer tubing por el río Palomino, hasta desembocar en el mar Caribe. Pero si lo suyo es la aventura, aproveche las escuelas de surf.
San Juan del Cesar: ubicado a tres horas de Riohacha y a 45 minutos de Valledupar, aquí el protagonista es la riqueza musical vallenata. Algunos de los atractivos principales son La ventana marroncita, Carrizal, La ruta del cacique y los pozos y manantiales que se desprenden de los ríos Cesar y Ranchería, siendo el más destacado el de los Cañaverales. No se pierda el arroz de libro y la gallina criolla guisada con yuca en Donde Tina, en el barrio 20 de Julio; o los desayunos con bollo limpio y arepas de queso de La Cato.
Manaure: también se conoce como ‘la novia blanca de Colombia’ por su potencial salinero. El azul del cielo y del mar solo se ve interrumpido por el blanco de las montañas de sal, que son extraídas de las aguas rosadas, tanto por grandes industrias como por miembros de la cultura wayúu, que fundaron el pueblo en 1723. Además de una riqueza artesanal envidiable, la zona es reconocida por la playa de Mayapo y su amplia oferta de deportes náuticos.