El partido Cachaco es una disputa deportiva entre las barras tradicionales de ambos equipos que busca el acercamiento de personas que pueden pertenecer a distintas orillas del fútbol.
El partido Cachaco es una disputa deportiva entre las barras tradicionales de ambos equipos que busca el acercamiento de personas que pueden pertenecer a distintas orillas del fútbol. | Foto: César Sastre

Homenaje

Monseñor Alirio López, el hombre que logró la convivencia pacífica de las barras de fútbol en Bogotá

Al liderazgo del sacerdote se le atribuye el posicionamiento del fútbol en paz en la capital colombiana y su reconocimiento en todo el país. Miembros de las barras de Millonarios y Santa Fe destacan su legado.

16 de junio de 2021

El padre Alirio López, quien dedicó más de 35 años al servicio comunitario y pastoral en Bogotá, mostró constantemente su visión crítica sobre los principales aspectos de convivencia que aquejan a la ciudad y fue un abanderado del fútbol en paz. Su pasión por Millonarios nunca fue un impedimento para que los hinchas de otros equipos reconocieran su liderazgo en la estrategia Goles en Paz, la organización interinstitucional que desde 1999 trabaja para prevenir la violencia entre los aficionados del balompié colombiano.

López se unió a las estrategias de transformación del estadio y de los barrios en el año 2000; su apuesta consistió en fortalecer la relación con los hinchas, escucharlos y participar de actividades que lo acercaran a la fanaticada y así poder ganarse su confianza. De hecho, sus allegados consideran que el fútbol en paz se posicionó en la ciudad y logró un reconocimiento en el resto del país gracias al liderazgo del sacerdote. Alirio Amaya, asesor en temas de seguridad y convivencia en el fútbol y amigo personal del padre, cuenta que su estrategia consistía en implementar tres criterios clave: la creatividad, que implica permitir la fiesta dentro de las tribunas para que no se pensara en la violencia; la hospitalidad, para que Bogotá se convirtiera en una ciudad receptora de barras de otros equipos y el autocontrol como una capacidad de los hinchas de manejar los conflictos y evitar la intervención de la Policía.

Algunos de los compromisos pactados con los hinchas en los años 90 no se cumplieron y esto motivó a Monseñor Alirio López a impulsar la realización de un protocolo para garantizar la efectividad de los acuerdos. Esta iniciativa contribuyó a que los miembros de barras populares confiaran en el proceso y se pensara en una estrategia barrial de prevención de violencias. “Para él la vida de cada hincha era importante porque no podían celebrar en el estadio, si en las localidades se reportaban muertes”, detalla Amaya.

Diego Gonzalez, líder distrital de la Guardia Albi Roja Sur, la barra popular que alberga a más de cinco mil hinchas de Santa Fe, asegura que el padre Alirio logró transformar la vida de muchos gracias a la escucha activa, una de sus mayores cualidades. “La convivencia en los estadios no es sencilla, hay muchos obstáculos, muchos reveses y el padre lo que hizo fue mantener la paciencia con nosotros. Si no hubiera sido por él, muchas instituciones y actores sociales no habrían confiado en que era posible un trabajo de convivencia entre las barras”.

Si bien Monseñor Alirio López no creó Goles en Paz, fue quien adoptó y visibilizó la estrategia. Para los hinchas de distintos equipos en Colombia es importante mantener vivo su legado e insistir en que las generaciones futuras no sean víctimas de la violencia causada por intolerancias. “Sembró una semilla que ahora es un árbol gigante y continúa dando frutos, por ejemplo, nosotros desarrollamos programas para incentivar la sana convivencia entre las hinchadas, desarrollamos diferentes partidos para incentivar a los más pequeños”, puntualizó César Sastre, uno de los representantes de las barras tradicionales de Millonarios.

Su labor conciliadora no se limitó al fútbol; adicional a las reuniones que sostenía diaria o semanalmente con las barras de los equipos, lideró campañas pedagógicas de entrega de armas, que desde la perspectiva de López, significaba el “desarme de los corazones” y también su ideal del trabajo en equipo: aquel en el cual las personas no se hacen daño, recuerda Amaya.