Emprendimiento
Pilotear drones, una nueva oportunidad para los jóvenes migrantes venezolanos en Barranquilla
La idea nació en Caracas y llegó a Colombia gracias a José Otero y a su padre, quienes se animaron a emprender un proyecto social para capacitar poblaciones vulnerables de la ciudad en una profesión que cada vez cobra mayor relevancia en el país y el mundo, pues esta tecnología mejora los tiempos de entrega de las compañías, abarata costos y es más segura frente al coronavirus.
Para su cumpleaños número 15, el venezolano José Otero pidió a sus papás un dron como regalo. Al principio lo usó para entretenerse, pero el tiempo y la curiosidad lo llevaron a convertirlo en un medio para emprender y ayudar a jóvenes venezolanos y colombianos interesados en capacitarse en la que considera una de las profesiones del futuro: piloto de dron.
En el 2013 Otero fundó Maxdrone en Caracas, Venezuela, pero la combinación de factores económicos, políticos, sociales y regulatorios adversos diezmaron al naciente sector de la aviación civil remota en el país. Tres años más tarde empezó a cursar sus estudios universitarios en Colombia, al tiempo que la Aeronáutica Civil reglamentaba el uso de drones en el territorio nacional.
“Aprovechando la experiencia que obtuve en Venezuela decidí emprender en Colombia, esta vez con recursos muy limitados y el apoyo de familiares”, comenta Otero, quien en octubre del 2016, a los 18 años, registró Maxdrone Colombia ante la Cámara de Comercio de Barranquilla. “Empezamos buscando pilotos comerciales y personal con potencial para desarrollar capacidades como piloto”, agrega.
Drones para educar
Junto a Nicolas Polo, líder técnico en prototipado, y el ingeniero mecatrónico Julio González, Otero buscó caminos diferentes al de la actividad comercial. Exploró la posibilidad de cumplir una labor social por medio de la educación e ideó el programa Aula-Dron para ofrecer charlas y demostraciones en colegios.
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“Con estudiantes del colegio Berckley de Barranquilla iniciamos un programa especial para construir lo que sería el primer prototipo de dron utilitario hecho en Colombia: el Salgar 1”, señala Otero. Se trataba de un dron salvavidas anfibio. Los alumnos participaron en la fabricación de un modelo de bajo costo, que realizó pruebas de vuelo y sucesivos aterrizajes en la piscina del colegio.
Estas pruebas demostraron la validez del concepto y abrieron el camino para continuar su desarrollo con el apoyo del programa de alianzas para la reconciliación (ACDI/VOCA) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Se dedicaron a potencializar las aptitudes de jóvenes migrantes con estas tecnologías por medio de capacitaciones. “Los drones se venden con el mensaje que están listos para volar, pero el que no está listo es uno como comprador, por eso niños y jóvenes pueden aprender con nosotros”, afirma.
Actualmente desarrollan cursos de impacto social con población vulnerable migrante y afro de barrio abajo, y se han dedicado a traducir sus cursos a wayuunaiki para acercar a la población wayúu. “Buscamos potenciar en una etapa temprana el éxito laboral de los jóvenes en su vida futura, mediante el descubrimiento de nuevas pasiones”, precisa.
Drones para emprender
Maxdrone desarrolla el primer plan de drones domiciliarios en el país, con el que buscan entregar insumos médicos a través de drones. El proyecto creará pequeños puentes aéreos desde un punto de distribución hacia clientes seleccionados y un estudio de potenciales rutas para vuelos autónomos con drones multirrotores.
Para esta iniciativa la empresa encontró el apoyo de la Universidad de la Costa, Droguerías Habib y Sinergia Logística, y además fue elegida en la convocatoria del Programa de Innovación Colaborativa COLInnova - Pactos por la Innovación, impulsado por el Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación con auspicio de la Cámara de Comercio de Barranquilla.
“Haber sido seleccionados en la convocatoria nos ha permitido iniciar un beneficioso proceso de intervención destinado a perfeccionar nuestras metodologías y estrechar alianzas”, comenta Juan Cure, gerente de Habib Droguerías, quien espera afinar este proyecto para seguir innovando en la atención de clientes.
Tito Crissien Borrero, rector de la Universidad de la Costa, expresó que para transformar realidades hay que tener la voluntad de escuchar y de ser flexibles para actuar rápidamente frente a los retos actuales. “Confiamos en el potencial de la tecnología dron, pero sobre todo en los talentos de nuestra región”, concluyó.
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