Agricultura
¿Por qué el cacao de Santander gusta tanto entre los extranjeros?
El departamento es el principal productor de este fruto en Colombia y gracias a los estrictos procesos de control en dos laboratorios de calidad y a las constantes capacitaciones de quienes lo cultivan, su sabor lo hace excepcional.
Santander es el mayor productor de cacao del país, cuenta con 55 mil hectáreas sembradas, que representan el 40,5 por ciento de la producción nacional. Por eso, la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao), en asocio con las cámaras de Comercio de Bucaramanga y Barrancabermeja, la Universidad Autónoma de Bucaramanga, el Sena, Finagro, la Universidad Santo Tomás y el apoyo de la Corporación Suiza Seco, construyeron un nuevo laboratorio de análisis de cacao que prestará servicios de maquinaria especializada, revisión de calidad del grano y apoyo a emprendedores de Bucaramanga, el Área Metropolitana y otras regiones productoras del país.
Óscar Javier Mancipe, encargado del laboratorio, destaca que es importante “impulsar este tipo de proyectos porque son una opción de vida que construye paz, es una de las vías para la sustitución de cultivos ilícitos y con estos cultivos la actividad del campo es cada vez más competitiva y podemos ser incluidos entre los sectores económicos de más pujanza en el país”.
Así lo ha demostrado el favoritismo de los colombianos por el chocolate de mesa, y aunque hace unos años el cacao, su ingrediente principal, no era muy consumido en el país, desde hace una década, cuando se visibilizó la calidad del fruto colombiano en el mundo, la producción aumentó a nivel nacional y el producto se popularizó en otros países. Creció tanto la demanda que Santander ahora cuenta con dos laboratorios de análisis de cacao.
Patricia Jaimes, productora de cacao y miembro de la Asociación Surronscacao en la vereda Valparaíso, en Rionegro, Santander, lleva más de 30 años produciendo este fruto, pero hace tres decidió empezar a transformarlo. Anteriormente su familia ganaba muy poco por vender solamente el grano, por eso, con 12 mujeres cacaoteras que hacen parte de la asociación decidieron transformarlo para hacer chocolate de mesa y lo venden listo para consumir.
Lo más leído
Jaimes explica que la diferencia entre su producto y los chocolates que se encuentran en el mercado consiste en la delicadeza de los procesos. Llevan a cabo muestras de calidad en el laboratorio, verifican que el cacao salga perfecto para procesar el producto, y ahora, con este nuevo laboratorio de Fedecacao, “nosotros podemos revisar la entrega final, ya no tenemos que mandarlo hasta San Vicente de Chucurí”.
También se refiere a las dificultades que existían para lograr la transformación del cacao. Antiguamente debían enviar desde Valparaíso a San Vicente del Chucurí la materia prima. Este proceso podía tardar varios días y era muy costoso. Ahora puede economizar tiempo, dinero y obtener nuevos respaldos: “la comercialización de este fruto va creciendo día a día, se vende constantemente y ahora que entramos a cacaos especiales la gente puede degustar un producto fino en sabor y aroma”.
Por su parte, Jackeline Vargas Barbosa, coordinadora regional de Fedecacao en el departamento, explica que el trabajo con asociaciones de productores en busca de un cacao especial ha aumentado en Colombia. Asegura que la apertura de este nuevo laboratorio era una solicitud que hacían a gritos las emprendedoras, porque necesitaban un espacio para descongestionar la sede de San Vicente de Chucurí, que llevaba 10 años prestando servicios para Santander y todo el país.
“Queremos darle un reconocimiento al cacao santandereano, Rionegro es un municipio importante en la producción de este fruto, por eso, con el apoyo de la Universidad Abierta y a Distancia (Unad), empezamos la formación de agricultores de este municipio y de El Playón para que se certifiquen como catadores de cacao”, relata la coordinadora.
Los catadores de cacao son indispensables para impulsar la demanda de este producto a nivel local, pues los chocolateros que visitan los territorios se interesan por la materia prima y disfrutan encontrarse con personas que manejan la misma rigurosidad en los procesos industriales. “Quienes se certifiquen en esta disciplina pueden hacer sugerencias sobre los procesos de cosecha y recolección para que los agricultores mejoren la calidad de sus productos”, destaca Vargas.
Además es un servicio importante en el laboratorio, donde aumenta continuamente el interés de los agricultores por la transformación del alimento en barras de chocolate, licores, cremas y otros derivados. Los emprendedores ahora pueden utilizar los servicios abiertos al público y quienes no tienen los equipos adecuados la maquinaria especializada, además de contar con asesoría para mejorar su producción.