Especial Reactivación económica
¿Por qué está tan caro el costo de vida en Colombia?
Los precios de los alimentos, los arriendos y hasta la gasolina se han disparado por cuenta de la inflación. Un fenómeno que no es exclusivo de Colombia. ¿Qué alternativas existen para controlarlo?
Ya se ha vuelto popular en estos primeros meses del año que los consumidores se quejen por los altos precios de los productos de la canasta familiar, como la papa. Incluso, de manera jocosa y mediante ingeniosos memes en redes sociales, se menciona que por ahora es mejor abstenerse de preparar platos típicos como el ajiaco bogotano y apuntarle a la carne de cerdo, más favorable para el bolsillo.
El incremento se siente no solo en las economías avanzadas, sino en gran parte de los mercados emergentes, como es el caso de Colombia, que se acerca peligrosamente a una inflación del 7 por ciento, la más alta en 23 años. En 15 de los 34 países clasificados como desarrollados por World Economic Outlook, del Fondo Monetario Internacional, la inflación de 12 meses hasta diciembre de 2021 estaba por encima del 5 por ciento, y en las economías en desarrollo, 78 de las 109 enfrentan tasas de inflación anuales superiores al 5 por ciento.
Como consecuencia, los arrendamientos están subiendo, el precio de la gasolina se disparó, ha crecido también el costo de la carne, así como de los alimentos básicos debido al incremento de los insumos agropecuarios. Por ejemplo, en Estados Unidos el sector agroalimentario ha reducido el peso de los artículos que se venden en los supermercados para camuflar el encarecimiento, mientras algunos restaurantes confiesan haber retirado de sus cartas productos con precios hoy impagables.
Impuesto regresivo
Después de un 2020 de congelación económica debido a la covid-19, el repunte del consumo de los hogares y la reconstrucción de los inventarios de las empresas hicieron estallar la demanda y la oferta no pudo mantener el ritmo, lo cual infló los precios de numerosas materias primas como el petróleo, el cobre o la madera. El sector tecnológico sufrió también una escasez de ciertos chips, esenciales en industrias como la telefonía o los automóviles, y a ello se une la congestión de las rutas del comercio mundial, con numerosos puertos bloqueados, sin mano de obra suficiente para cargar y descargar los navíos, lo que también ha hecho aumentar los precios de los fletes en niveles nunca antes vistos.
Los países exportadores y productores, en especial China, no han sido capaces de cubrir la demanda internacional, ya sea debido a lo ajustado de los plazos comprometidos o por deficiencias en la capacidad productiva. Esto ha dado como resultado el desabastecimiento en numerosos productos y componentes de fabricación. Por otro lado, no hay que olvidar el encarecimiento de la energía como consecuencia de la guerra comercial entre Estados Unidos y Rusia, así como una política europea enfocada hacia la transición ecológica.
En general, el incremento de los precios de los alimentos afecta a los países de ingresos más bajos, lo que equivale a un impuesto regresivo.