Especial Líderes Empresariales
¿Por qué medir sostenibilidad aterra a las empresas colombianas?
Este es uno de los retos de la sostenibilidad, un aspecto clave en las estrategias empresariales, pero muchas organizaciones aún no tienen políticas claras ni estructuras para implementar. Aunque se reconoce su importancia, persisten dificultades para medir su impacto y coordinar acciones efectivas.
Hablar de sostenibilidad dejó de ser una conversación de pocos y está inmersa en las principales presentaciones de los ejecutivos, así como de las juntas directivas de todo tipo de organizaciones alrededor del mundo. Colombia no ha sido la excepción, pero la pregunta más recurrente es si estamos entendiendo lo mismo por sostenibilidad. Sin lugar a duda, ya existe una noción reiterada pero claramente se queda corta, la mayoría de las personas asocian el tener prácticas sostenibles a fomentar acciones tácticas en pro del medioambiente o la biodiversidad.
En 2023 se presentó el primer Estudio sobre Tendencias en Sostenibilidad, realizado por Kreab Colombia en alianza con Views Corporation, de él se desprendía que solamente las empresas de gran tamaño en Colombia entendían términos como ESG y que para casi el 60 por ciento de las organizaciones estas siglas eran desconocidas. Para 2024, la segunda versión del estudio no se centraba en la terminología y ampliaba su foco buscando profundizar sobre lo que las empresas tienen declarado bajo sostenibilidad y se concentró en entrevistar y encuestar a más de 200 empresas de tamaño mediano y grande, a lo largo y ancho del territorio nacional, a la vez que sumaba una mirada mediática, en dónde resaltó que 258 organizaciones publicaron en medios los principales hallazgos de sus reportes de sostenibilidad.
Las conclusiones del estudio demostraron que para el 79 por ciento de las empresas la sostenibilidad es considerada algo estratégico para sus órganos de gobierno, pero solamente el 57 por ciento han definido una política sobre el tema. Vale la pena recordar que, si se cuenta con una política declarada, inmediatamente aparecen indicadores a medir, acciones a tomar y equipos responsables de hacerlo cumplir. Una acción que genera tracción a lo largo de toda la organización y tiene impacto en la forma como el negocio (sea el que sea), se entiende a futuro. De ahí que esta cifra sorprenda, ya que para generar un avance a mayor velocidad no solamente se requiere de buenas voluntades, sino de acciones contundentes y demostrables. En este punto es donde más se requiere trabajar y tal vez en donde las empresas tienen una mayor dificultad para dar el primer paso.
Ahora bien, es normal que esto esté sucediendo, a pesar de que venimos viendo la relevancia del tema, todavía muchas organizaciones cuentan con equipos directivos que están pensando que su negocio viene funcionando bien como está y que empezar a medir sostenibilidad generará un costo innecesario que puede no verse en la cuenta de resultados de forma inmediata. La contracara de este argumento es que ya la mayoría de grandes empresas están solicitando a su cadena de valor que, para hacer negocios con ellos, tenga políticas declaradas en varias líneas que antes no eran consideradas para abrir una línea de crédito, evaluar un negocio o estimar a una empresa frente a otra. Esto está ya sucediendo y con mayor velocidad.
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La responsabilidad en el trabajo de sostenibilidad es alta y requiere de personas que entiendan, no solamente las regulaciones vigentes, que ya hacen peso en el desarrollo de una empresa, sino que sepan leer el entorno y analizar las tendencias de un mundo que es altamente cambiante y con consumidores cada vez más exigentes. La profesionalización de la tarea en sostenibilidad parece, al menos en Colombia, de acuerdo con el estudio, no estar detectada como un eje indispensable para su desarrollo.
Dentro de los cargos que destacan como responsables de la estrategia de sostenibilidad organizacional están con un 22,5 por ciento los directores de asuntos públicos y les siguen los directores de recursos humanos con 17,8 por ciento. Solamente el 14 por ciento dijo que lo hacía un director de área o jefe, pero en ninguna parte se mencionó con claridad que existía una figura de director de sostenibilidad. Es de sobra entendido que el cargo existe en varias organizaciones en el país, pero es evidente que aún falta que se consolide como un eje realmente transversal y apalancador de la estrategia de negocio.
Es común escuchar la frase en los equipos directivos de “lo que no se mide no se puede gestionar”, pero también es cierto que le acompaña la frase “mejor no lo midamos porque vamos a salir rajados”. Ese temor por no medir para no quedar mal es un error fundamental y contrario a cualquier estrategia de implementación de un proyecto de sostenibilidad. Nadie tiene todo perfecto y tampoco todo mal hecho, eso es precisamente lo que se empieza a construir en una estrategia de sostenibilidad que acompaña la visión de negocio y la gestión de las relaciones a futuro con los distintos actores con los que interactúa una organización.
Emprender el camino como un recorrido y no un fin específico es tal vez la mejor mirada que se puede tener frente a la sostenibilidad, más allá de perderse en siglas y terminología complicada, ya que constantemente los términos evolucionan, pero los desafíos que no se encaran se convierten en muros infranqueables.
Igualmente, está la invitación abierta para cambiar la mirada oportunista de querer “salir en la foto”, por hacer un ejercicio juicioso de ajustar prácticas de mercado o renegociar mecanismos de trabajo que hoy no hacen sentido, para aplicar acciones que agregan más valor a nuestros interlocutores, y que a futuro nos harán más sostenibles en el tiempo.
*Managing Partner Kreab Colombia.