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Prevención y vigilancia comunitaria, las estrategias de Quibdó para frenar los contagios de coronavirus
Así funcionaron las medidas que evitaron el colapso hospitalario en la ciudad. Hoy, sin embargo, la agresividad del tercer pico, tiene a las autoridades en alerta.
En marzo de 2021 la vida en Quibdó transcurría casi de manera normal. Los adultos se desplazaban para trabajar, se veía a los niños jugar en las calles y a los adultos mayores disfrutar del tiempo libre en los parques. Bares, discotecas y restaurantes operaban con normalidad, y el tapabocas se había convertido en un buen hábito de cultura ciudadana.
La estrategia implementada en la capital del Chocó para contrarrestar la pandemia había dado buenos resultados hasta ese momento, pues el objetivo era evitar el colapso de las 16 camas UCI con las que contaba todo el departamento. Entre las medidas se incluyeron los aislamientos de vaporizaciones con plantas medicinales, una práctica basada en el conocimiento ancestral; promover la vigilancia comunitaria en los barrios, cerrar establecimientos de juegos populares como los garitos e implementar la vigilancia nocturna a través de la patrulla covid.
“En Quibdó las UCI no eran una alternativa viable, pues en ellas hubiera sido imposible atender a casi 130 mil habitantes. Así que nos enfocamos en la prevención y en la identificación temprana de la sintomatología. Aunque fuimos seleccionados entre los tres municipios de pruebas pilotos PRASS, nos tocó ser muy creativos porque lo que se venía aplicando en Cartagena no se podía hacer acá”, explica Jesús Emilio Delgado, secretario de Salud de Quibdó.
Delgado se refiere a cerrar la ciudad, una medida que impacta de manera directa la economía y la salud mental especialmente de niños y adultos mayores. Las restricciones también estaban generando un drama social. Los habitantes comenzaron a reclamar ayudas para no pasar hambre. La administración municipal logró entablar un convenio con el Programa Mundial de Alimentos y la Presidencia de la República para la entrega de 4.300 mercados, que finalmente se convirtieron en 32.000, que fueron entregados a lo largo de seis meses, gracias a un esfuerzo adicional por parte de la alcaldía.
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Otra determinación que se tomó fue la de adecuar dos hoteles de la ciudad para la atención de pacientes con covid y garantizar así su aislamiento.
Un nuevo pico
La estrategia que permitió que hasta el pasado mes de marzo la capital del Chocó tuviera solo siete casos positivos de coronavirus, parece no haber resistido a las nuevas cepas que enfrenta la ciudad.
Recientemente, Camilo Eduardo Ramírez, gerente interventor del Hospital San Francisco de Asís, afirmó que “en el hospital estamos en el ciento por ciento de capacidad de las UCI, los demás departamentos están cerrados ya, Antioquia no recibe, Risaralda y Bogotá tampoco. Estamos atendiendo con nuestras propias posibilidades”. Una realidad que comparte el Hospital Ismael Roldán Valencia, en donde también los pacientes que requieren UCI exceden la capacidad de atención.
Hasta abril, el departamento del Chocó había recibido cerca de 14 mil vacunas y aplicado 13 mil, para un cumplimiento del 93 por ciento. Cerca de 10 mil han sido de primera dosis y 3.400 de la segunda. El departamento tiene unos siete mil contagiados de coronavirus, el 68 por ciento se encuentra en la capital Quibdó.
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