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¡Que viva el viche!, la bebida ancestral africana que hace parte de la cultura del Chocó
Esta bebida ancestral africana, a base de caña de azúcar, forma parte del arraigo cultural de las poblaciones del Chocó. Además de celebrar con ella las fiestas tradicionales, aprovechan al máximo sus propiedades medicinales.
En el Chocó la cultura se observa, se siente, se vive y se disfruta en pequeñas dosis de viche, que calientan el cuerpo y alegran el espíritu. El viche es una bebida ancestral africana, que los esclavos bebían como catalizador para dominar ciertas emociones. Al departamento llegó con el fenómeno de la esclavitud y desde entonces ha estado presente en la vida cotidiana de sus habitantes.
“Aquí se nace y se muere con el viche. Cuando una mujer está pariendo se le da un trago para facilitar la salida del bebé o cuando les dan dolores se les hacen masajes con viche y santo remedio”, explica César Palacios Chaverra, asesor de la Secretaría de Cultura del departamento.
Desde donde se mire, esta bebida tiene una importancia arraigada en la cultura chocoana. Bien sea que se tome como aperitivo durante las fiestas tradicionales o celebraciones, que se use como remedio medicinal para tratar la mordedura de culebra y los problemas de estómago o, incluso, que se consuma a diario para activar la potencia sexual.
El viche es la evidencia de los saberes ancestrales en este territorio y se ha heredado por la tradición oral de generación en generación. Según cuenta Palacios, todo el proceso y la cadena productiva tiene unas condiciones particulares asociadas a cada comunidad, pero su base es siempre la misma: caña de azúcar. “En el Chocó se usa mucho la POJ 2878, una referencia que entró en los años treinta al Pacífico y ha dado unas condiciones especiales porque permite generar una excelente producción con altas condiciones de calidad”, precisa.
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Tanto el viche como sus derivados –la tomaseca, el arrechón, el pipilongo, sabajón, vinete y el tumbacatre–, son elementos que articulan la vida de la gente del Pacífico, desde la zona de Riosucio, el Atrato, en el San Juan y el Baudó, hasta Cauca, Buenaventura, Nariño, Guapi y Tumaco.
Por décadas, esta bebida ha sido medicina, alimento, esencia cultural y sustento para los habitantes de esta región de Colombia. Por eso advierten que “algo que es ancestral y tradicional no se puede designar a una sola persona. Varios actores ya interpusimos acciones legales para que se respete el derecho de las comunidades y de los saberes ancestrales que por décadas han compartido al mundo”, señala Jackson Ramírez, Consejero Departamental de Patrimonio Cultural del Chocó.
*Este contenido es producto de un trabajo en colaboración entre Semana y la Gobernación del Chocó.
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