Especial Norte de Santander
Reapertura de la frontera Colombia-Venezuela: un nuevo amanecer para los comerciantes
Después de siete años, la reapertura de la frontera ilusionó a comerciantes y empresarios. Aunque la reactivación avanza más lento de lo esperado, hay motivos para mantener el optimismo.
Entre los paisajes y senderos de Norte de Santander, se encuentran diversos pasos fronterizos que conectan a Colombia y Venezuela, que a lo largo de la historia han dinamizado la economía de la región. Su cierre formal en 2015 representó un duro golpe a la economía. Por ejemplo, en zonas como La Parada, el último barrio del lado colombiano antes de llegar a Venezuela por el puente Simón Bolívar, la variación del flujo de personas fue determinante, al igual que el comercio que se realizaba con intermediarios que cruzaban a través de trochas ilegales para comprar y revender productos en Venezuela.
La normalización de relaciones comerciales en el segundo semestre de 2022, dio paso a la reapertura y generó grandes expectativas sobre la reactivación comercial de la zona, luego de 7 años con la frontera cerrada y la imposibilidad de intercambiar mercancías de forma legal. Varios comerciantes de carteras, lentes y víveres, de La Parada y el centró de Cúcuta, coinciden en que la cultura de los intermediarios se ha reducido a un nivel mínimo, al igual que la informalidad y reventas que tras el cierre de los puentes, predominaban en la capital nortesantandereana.
A un año del restablecimiento
De acuerdo con Sergio Palacios, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) para el capítulo Norte de Santander, aunque la reactivación no cumple todavía en su totalidad las expectativas proyectadas, ha dado pasos significativos que demuestran la efectividad de este proceso, que se debe tener en cuenta es progresivo. Su contribución, hasta ahora, a la reparación del tejido social de los pequeños y grandes comerciantes es fundamental para la región.
“Con un crecimiento del 50 por ciento en los restaurantes y comercios de venta de comida, seguidos de la hotelería en un 40 por ciento y comercio textil y general en un 25 por ciento”, señaló. Lo que deja a la vista el fortalecimiento lento, pero a paso seguro, que ha tenido la reactivación de la economía en el departamento.
Lo más leído
Entretanto, los habitantes manifiestan más seguridad a la hora de viajar a las zonas que se encuentran cerca a los pasos, desde que se permite el paso de vehículos comerciales y particulares desde y hacia Colombia con Venezuela. Otro factor relevante es que al no ser únicamente las trochas las rutas de la actividad comercial transfronteriza, se ha incrementado el tráfico de familias venezolanas que se acercan a Colombia a comprar productos de primera necesidad. Ahora pagan en pesos una vez realizado el cambio de la que hoy es su moneda fuerte: el dólar.
De hecho, de acuerdo con la Asociación de Profesionales del Cambio de Divisas en Norte de Santander, la mayoría de los dólares que circulan en la frontera provienen de Venezuela. Su presidente, Jhon Jairo Fonseca Torres, explicó que para la gente de ese país es más rentable convertir sus dólares a pesos, lo que impacta de forma positiva la economía colombiana. “En las zonas fronterizas se ha hecho costumbre recibir el dólar frente a la devaluación del bolívar”, señaló.
Ganar-ganar
El sector transporte es uno de los que más se ha beneficiado de esta dinámica porque muchos de quienes atraviesan el puente Simón Bolívar se movilizan hacia distintos puntos de la capital nortesantandereana para realizar compras, pasear o trabajar. Para Silvio Rincón, conductor de la empresa de transportes y fletes, Andina Bolivariana, la reapertura ha significado un cambio trascendental en su calidad de vida; porque se ha traducido en mejores ingresos.
Todos los días, Rodríguez conduce hasta un punto que ya es referencia en San Antonio del Táchira para recoger pasajeros que quieren cruzar hasta el sector de La Parada, que conecta directamente al municipio de Villa del Rosario. Desde allí transporta a los que van de regreso a Venezuela. Al menos cinco veces al día realiza este trayecto. Para poder operar entre un país y otro, Migración Colombia le exige tener a mano toda su documentación al día.
Fernando García es un taxista cucuteño que al igual que Rodríguez vive de movilizar pasajeros entre la Parada y San Cristóbal (capital del estado Táchira) en el vecino país, o el centro de Cúcuta. Aunque la informalidad sigue existiendo en la zona, hoy conseguir el diario para vivir se ha vuelto más viable. “Principalmente, porque las personas prefieren transportes seguros que les brinden todas las garantías y cuenten con los requisitos de viaje necesarios para zonas fronterizas”, apuntó.
“No solo nos ha mejorado la vida a nosotros, también a la comunidad peatonal. Ya cruzar no implica el sacrificio que antes. Ahora lo hacen en vehículo. Vienen y hacen su mercado aquí con más facilidad que antes. En mi caso, que vivo en Venezuela, percibimos que hay más comunicación y mejor calidad de vida”, concluyó Rodríguez.
Actividad comercial
La venta de víveres y el movimiento en los abarrotes es característico de zonas como el puente Francisco de Paula Santander (que conecta directamente a Ureña con la ciudad de Cúcuta), por donde la gente suele transitar caminando. La comercialización de productos a precios competitivos también tomó fuerza en La Parada.
La reapertura, redujo la actividad de los llamados “bachaqueros”, como se les conoce en Venezuela a los comerciantes informales que venden con sobreprecio productos escasos de primera necesidad. Según contó Darío Landinez, administrador y comerciante de un supermercado en La Parada, las ventas al mayor se redujeron considerablemente bajo la nueva dinámica, “porque con la apertura de la frontera, es más fácil que los venezolanos consigan productos a precios similares. sin tener que viajar hasta Cúcuta”, concluyó.