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San José del Guaviare: un destino seguro para el turismo sostenible
Gracias a la presencia de la Fuerza Pública y a los avances en la sustitución de cultivos ilícitos, la ciudad se posiciona como un atractivo destino para disfrutar de la selva y sus maravillas naturales.
El municipio de San José del Guaviare es un lugar lleno de encantos naturales por descubrir. Aunque esta región por años ha estado marcada por la violencia y los cultivos ilícitos, la implementación del acuerdo de paz firmado entre el Gobierno nacional y las Farc ha permitido que sus habitantes se concentren cada vez más en actividades agropecuarias y turísticas.
Asimismo, se ha evidenciado un esfuerzo por parte del Estado y las autoridades para garantizar la seguridad en esta zona.
“Hace 20 años hubo mucho conflicto debido al tema de las drogas, de la pasta de coca, y había muchos actores, grupos armados, y peleaban por liderar ese negocio; pero hoy, gracias a Dios, tenemos presencia de tres batallones, estamos rodeados del Batallón Joaquín París, de la Infantería de Marina, la Policía Nacional y Antinarcóticos. Realmente es una ciudad muy segura”, explica el alcalde de la ciudad, Ramón Guevara.
Gracias a este esfuerzo, la capital del Guaviare le ha abierto sus puertas a miles de turistas en los últimos años para que disfruten de las maravillas naturales de este territorio de paisajes boscosos, ríos y cascadas, formaciones rocosas centenarias, pinturas rupestres y fauna silvestre.
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Atractivos imperdibles
Unos de los lugares más representativos de San José del Guaviare es la Puerta de Orión, una estructura rocosa que se asemeja a una fachada de al menos 12 metros de altura y 15 metros de ancho, formada hace unos 16 millones de años, con dos orificios, uno de ellos en la parte superior que según los pobladores sirve para ver el cinturón de Orión durante el solsticio de verano (en diciembre).
Este atractivo natural se encuentra ubicado a 9 kilómetros del casco urbano. Desde este lugar también se pueden avistar algunos primates como el zocay, el mono capuchino, aves y pequeños reptiles.
Otro de los planes populares en el municipio es visitar cerro Azul, en la serranía de la Lindosa, donde es posible apreciar pinturas rupestres y pictogramas que, según algunos expertos, tienen cerca de 12 mil años de antigüedad. Muy cerca se encuentra la Ciudad de Piedra, un área extensa llena de enormes rocas milenarias que en conjunto forman una especie de ciudadela con laberintos, cavernas ancestrales y avenidas naturales.
Aguas mágicas
En esta región abundan los ríos, caños y lagunas. Entre los más buscados están Pozos Naturales, la Laguna Negra, Caño Sabana o Tranquilandia, Caño Lajas y la Laguna Damas del Nare, una de las más grandes de la región. Desde este lugar se escuchan monos aulladores, se ven las águilas pescadoras y es posible nadar junto a las toninas que allí habitan.
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La laguna negra, de aguas cristalinas, le debe su tonalidad oscura a la vegetación subacuática. Pero durante el amanecer y atardecer se convierte en un espejo dorado que refleja la selva. Está la posibilidad de recorrerla en lancha o en canoa. Incluso muchos viajeros se animan a nadar en sus aguas tranquilas.
Pozos Naturales es un ecosistema acuífero de formaciones geológicas, que pertenecen al escudo Guayanés. Sus aguas cristalinas forman piscinas naturales que cambian de color, gracias a la riqueza mineral y vegetal de la región.
Caño Sabana, también conocido como Tranquilandia, es muy apetecido por los viajeros, ya que la planta acuática Macarenia Clavijera, conocida como la Ninfa de las aguas (la misma que crece en las aguas de Caño Cristales), le da los tonos rojo, rosa, verde y morado a este riachuelo que por momentos evoca la esencia del realismo mágico.
“Yo siempre he querido decirle al mundo y a Colombia entera, que San José del Guaviare es un sitio hermoso, de gente espectacular, que necesita la oportunidad de que lo conozcan; tiene paisajes maravillosos, sitios ecoturísticos, pinturas rupestres, ríos, playas. Y realmente es una ciudad muy segura y muy bonita”, concluye el alcalde Guevara.
