Especial Santander
Santander ocupa el tercer lugar en el índice de complejidad económica, ¿qué significa?
El departamento concentra esfuerzos en fortalecer su economía. Mientras trabaja por consolidar la agroindustria, manufactura y avicultura, busca posicionarse como un hub de innovación y desarrollo sostenible.
Santander es reconocido como uno de los motores económicos del país gracias a su manufactura, avicultura y agroindustria, con productos como cacao, café y palma de aceite. Estos sectores no solo impulsan la economía local, sino que fortalecen su oferta exportadora y generan miles de empleos. Bucaramanga, su capital, aún se destaca por la fabricación de calzado y textiles. Sin embargo, para aumentar su competitividad global, la región necesita una mayor diversificación y en este propósito son cruciales la tecnología y la sostenibilidad, por la oportunidad que representan.
“Aunque el crecimiento de los sectores agroindustrial, manufacturero y avícola ha sido clave, Santander enfrenta retos como la falta de mano de obra calificada y mala infraestructura vial, lo que limita su capacidad exportadora”, señaló Juan Pablo Remolina, director de Prosantander. Hoy el departamento ocupa el tercer lugar en el Índice de Complejidad Económica, lo que evidencia sus esfuerzos para consolidar una economía diversificada y altamente sofisticada, y le otorga ventajas competitivas en el comercio y un potencial de crecimiento económico más fuerte y sostenible.
No obstante, a pesar de sus ventajas, “en 70 productos no petroleros su rendimiento aún es bajo frente a regiones similares”, detalló el director de Prosantader. Así mismo, la caída del sector de la construcción ha afectado a otros subsectores. Por eso, de acuerdo con Remolina, se debe fortalecer la infraestructura para impulsar la economía y recuperar empleos.
En la agroindustria también hay oportunidades gracias a su diversidad, ubicación estratégica y alianzas público-privadas. Así lo aseguró Juan Carlos Rincón, presidente de la Cámara de Comercio de Bucaramanga (CCB), quien explicó que la variedad de climas y los acuerdos comerciales facilitan las exportaciones y contribuyen a fortalecer la competitividad de la región. En 2023, el sector registró ventas por 8,66 billones de pesos y creció 9,37 por ciento, según la CCB. Hoy están registradas 2.692 empresas agroindustriales activas, de las cuales el 89,3 por ciento son microempresas que generan 24.581 empleos directos.
La industria manufacturera es otro pilar para el crecimiento económico de Santander, gracias a sectores como alimentos y confecciones, “y a la calidad de su mano de obra”, señaló Remolina. La Ciudad Bonita aún es reconocida en mercados nacionales e internacionales como un centro de producción de calzado y textiles; y tras la pandemia, logró mejorar la competitividad incorporando procesos de digitalización.
El sector está conformado por 12.000 empresas que generan 40.543 empleos y ventas por 10,98 billones de pesos, “con un futuro prometedor gracias a inversiones en infraestructura”, aseguraron desde la CCB. Franky Guevara Campos, director ejecutivo de la Cámara Colombiana de la Confección de Santander, resaltó que aunque la apertura económica afectó a la industria, la región sigue siendo reconocida por su producción, sobre todo en la confección de ropa infantil.
Guevara también se refirió a los desafíos que enfrenta el sector, entre ellos, la falta de políticas de apoyo y la carga tributaria. Adolfo Botero Machado, gerente de Comertex, una empresa bumanguesa que se dedica a la distribución de telas en Colombia desde hace 50 años, aseguró que, aunque la industria textil reporta mejoras en calidad y sostenibilidad, debe lidiar con fluctuaciones de costos.
Para Wilson Gamboa Meza, presidente de la Asociación de Industriales del Calzado y Similares (Asoinducals), la modernización e incorporación de tecnologías avanzadas les ha permitido competir globalmente. Sin embargo, “la informalidad y la competencia de productos importados son retos persistentes. A pesar de esto, la calidad y el esfuerzo de los empresarios locales mantienen a Bucaramanga como la capital del calzado en Colombia”, agregó.
Industria avícola
Santander es líder nacional en producción avícola, especialmente en la cría de pollos y producción de huevos, gracias a su buena infraestructura. En 2023, con una cuota de mercado del 25,1 por ciento, se produjeron 37 millones de aves, lo que representó una caída del 0,5 por ciento respecto al año anterior, según la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi). La producción de aves de postura cayó 14,9 por ciento, bajando del primer lugar a favor de Cundinamarca. Sin embargo, la de aves de levante creció 198,4 por ciento, posicionando a Santander en cuarto lugar entre los departamentos productores con 7,2 por ciento de participación.
El sector avícola cuenta con 291 empresas activas: el 81,3 por ciento son microempresas, genera 9.884 empleos y 3,39 billones de pesos en ventas, con un crecimiento del 13,65 por ciento en 2023, según datos de la Cámara de Comercio de Bucaramanga. La adopción de prácticas cada vez más innovadoras y sostenibles son un común denominador entre los productores, quienes tienen claro que hacen parte de la ruta que les permitirá consolidar aún más el sector.
Para el presidente de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, el futuro de la industria avícola en Santander se proyecta prometedor, “impulsado por la demanda interna y exportaciones, aunque enfrenta desafíos como la escasez de insumos y fluctuaciones de precios”, apuntó Rincón. Además, el bumangués Juan Felipe Montoya, presidente de Huevos Kike (Incubadora Santander), preside la Comisión Internacional del Huevo (IEC), una organización clave en la promoción del consumo de huevo a nivel global.
Economía verde
Santander y Bucaramanga están evolucionando para convertirse en un centro de innovación, impulsando la tecnología para mejorar la productividad y sostenibilidad de industrias tradicionales. Proyectos de energía solar y tecnología agrícola han favorecido este desarrollo.
En este contexto, la Cámara de Comercio de Bucaramanga ha capacitado a más de 9.000 emprendedores a través de S-Innova y el programa Fábricas de Productividad y Sostenibilidad. Esto incluye prácticas como economía circular y producción más limpia, además de la construcción del Laboratorio Digital de Descarbonización y el Programa de Sostenibilidad Global en alianza con Ecopetrol.
Bajo este enfoque, Santander viene integrando la eficiencia de recursos y la reducción de emisiones en sus procesos productivos; y no solo para responder a las crecientes demandas de los mercados globales, sino por las nuevas oportunidades de inversión en energías renovables y conservación que esto representa. No obstante, las empresas locales enfrentan obstáculos, como el acceso limitado a financiamiento para innovaciones tecnológicas y la falta de conocimiento en áreas críticas, como la automatización y la ciberseguridad, lo cual frena su transformación digital.
Para avanzar hacia un modelo económico más sostenible, Rincón subrayó la importancia de cerrar las brechas en capacitación y mejorar el acceso a recursos. En esta línea, Prosantander apoya proyectos que generan empleo y promueven la tecnología verde. Entre ellos está Campuslands, un centro de formación para programadores que beneficia a jóvenes de estratos 1, 2 y 3, quienes, tras un entrenamiento de ocho a diez meses, pueden iniciar con un salario de 1,8 millones de pesos y llegar a más de 8 millones en cinco años, concluyó Remolina.