Ambiente
Tortugas marinas, las grandes “influencers” de los océanos
En el mundo existen siete especies de tortugas marinas, cinco de ellas se pueden ver en las playas colombianas y las otras dos viven en el Golfo de México y en las costas de Australia. La mayoría se encuentra en peligro de extinción y en algunos casos ha sido imposible repoblarlas.
Colombia cuenta con cinco de las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo y todas se encuentran en riesgo de extinción, aunque unas con mayor peligro que otras. Así lo explica Karla Barrientos, directora científica de la Fundación Tortugas del Mar, quien señala que el consumo de carne y huevos es responsable de esta alerta, “tanto en el Pacífico como en el Caribe colombiano”. Sin embargo, la tortuga carey es la que hoy reporta una mayor amenaza por el uso de su caparazón para la realización de artesanías, de las espuelas que se utilizan en las peleas de gallos y de utensilios de cocina, principalmente; también la pesca incidental y la presencia de desechos plásticos en el mar tienen un impacto en la supervivencia de estas especies.
La especialista considera que a través de las tortugas marinas es fácil seguirle el pulso a los problemas que se reportan en los océanos, porque son carismáticas y la gente se sensibiliza con su causa. La difundida imagen de la tortuga lora con la pajilla en su fosa nasal en Costa Rica es un buen ejemplo de su rol como influenciadoras medioambientales, “el video se hizo viral y de alguna manera ha contribuido a generar conciencia en el ciudadano común y corriente, que ahora cuando va a un restaurante lo piensa dos veces antes de pedir un pitillo”. De esta manera, se le resta valor a la creencia de que quienes habitan las zonas costeras son los máximos responsables de la protección y conservación de las tortugas marinas: desde las ciudades se puede contribuir a su cuidado, al mejorar los hábitos de consumo.
Sin embargo, aún falta mucho por hacer, precisa la también coordinadora de Wider Caribbean Sea Turtle Conservation Network (Widecast) para Colombia. “No se ha podido avanzar en el Plan de Tortugas Marinas y desde el Gobierno se ha desaprovechado la oportunidad de enviar, a través de ellas, el mensaje de la resolución de los plásticos de un solo uso”, comenta. Adicionalmente, a propósito de la conmemoración del Día Mundial de las Tortugas Marinas, Barrientos llama la atención sobre la necesidad de generar conciencia sobre los efectos que tiene la pesca ilegal en la preservación de las especies.
La científica cuenta que en las regiones las comunidades reportan progresos en favor de la preservación de las tortugas marinas. “Han entendido que valen más vivas que muertas. En algunos territorios se están organizando y le están apostando a la conservación, con un ecoturismo organizado, de naturaleza”.
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En España, por ejemplo, no lo comprendieron a tiempo y tuvieron que cerrar algunos balnearios luego de que la tortuga caná, que se alimenta de medusas, comenzara a desaparecer de las playas. Esto tuvo un impacto en el incremento del ‘agua mala’ y dejaron de llegar turistas. “Si no hay tortugas no hay océanos saludables y si no hay ecosistemas sanos el turismo de naturaleza va a disminuir más adelante en zonas del Pacífico y del Caribe colombiano”, advierte.
Una de las especies más afectadas ha sido la tortuga cabezona, cuya imagen destaca en las monedas colombianas de 1.000 pesos. Actualmente se encuentra en los departamentos de La Guajira, Bolívar y Magdalena, pero, según la especialista, “en menos de una o dos décadas podría desaparecer del país”. Esta especie se alimenta de langostas y en los años 80 la pesca comercial del crustáceo hizo que muchos ejemplares se quedaran en las trampas para esos animales. “Por más esfuerzos de conservación que se han hecho ha sido imposible repoblarlas; ver un animal de esos en Colombia es prácticamente un milagro”, asegura Barrientos.
Con la finalidad de elevar el conocimiento, la Fundación Tortugas del Mar trabaja de la mano de las comunidades e instituciones gubernamentales en el desarrollo de investigaciones científicas sobre estas especies; también generan alianzas y programas a largo plazo para revertir amenazas puntuales que se presenten en los territorios.
Cristian Ramírez, conocedor de tortugas marinas, precisa que las amenazas que presentan las cinco especies en Colombia son similares a las que se reportan en otros países “el cambio climático, la pérdida de hábitat, contaminación, consumo de su carne y huevos”; pero el biólogo considera que la falta de conocimiento sobre estos riesgos es lo que más preocupa y revertirlo representa un gran desafío. “En nuestras acciones diarias ponemos en peligro a estas especies al usar desmedidamente el plástico de un solo uso, al hacer mala disposición de la basura que generamos, o al comprar artesanías provenientes del caparazón de la tortuga carey”. Adicionalmente, Ramírez menciona que urge capital público y privado “para consolidar programas de conservación a largo plazo y hacer seguimiento a las tendencias poblacionales de las tortugas marinas en el país”.