Cultura
Un recorrido por el patrimonio religioso de Bogotá
Templos construidos hace más de 200 años, en los que se preserva el legado cultural de la época y los restos de algunos próceres como Antonio Nariño, convocan a feligreses y curiosos especialmente en Semana Santa. Este año, sin embargo, tendrán restricciones de aforo y protocolos para ser visitados.
En el centro histórico de Bogotá abundan las iglesias. Entre la Catedral Primada y la iglesia de San Diego hay unas 20 cuadras de distancia, donde se encuentran cerca de 11 templos, es decir, uno cada dos cuadras. Algunas de estas joyas arquitectónicas, que fueron construidas hace más de 200 años bajo influencia colonial y republicana, aún conservan representativas obras del arte religioso.
“Una de las cosas que sorprendía de Bogotá en tiempos republicanos, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, es que había una sobreabundancia de iglesias”, comenta Andrés Ospina, entusiasta por los temas de la capital. Aquel sentimiento de sorpresa quedó registrado en las memorias de varios cronistas y viajeros, como el historiador y abogado suizo Ernst Röthlisberger, quien llegó a Colombia en 1881 y escribió en su libro ‘El Dorado’: “de Bogotá se ha dicho, con alguna razón, que es un convento en armas pues, junto a la Iglesia, mandan las fuerzas armadas o más bien sus jefes”.
Miguel Cané, cronista argentino, a quien se le atribuye haber hablado de Bogotá como la ‘Atenas Suramericana’, visitó la ciudad a finales del siglo XIX. “Él decía que era increíble que Bogotá tuviera ese montón de iglesias para lo pequeña que era”, comenta Ospina y añade que no es extraño porque la religión católica era un agente social de muchísima relevancia.
Las iglesias eran escenarios sociales. Muchas de las relaciones laborales y afectivas se concertaban en las misas; las ciudades fueron construidas a su alrededor, “por eso la ciudad se dividía en parroquias y los barrios eran muy influenciados por estas. En el barrio La Catedral, por ejemplo, vivía la gente que estaba más cerca del poder”, comenta Ospina. De igual manera pasó con la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, que le dio el nombre al barrio La Candelaria.
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No en vano la fundación de Bogotá tiene lugar durante una misa católica y lo primero que hizo Gonzalo Jiménez de Quesada fue construir en 1538 un templo que bautizó La capilla del humilladero, el cual fue derribado en 1877. “Muchos de los templos de Bogotá y Cundinamarca fueron construidos en sitios donde los habitantes originarios de estas tierras hacían sus ceremonias religiosas, entonces se aprovecharon esos espacios con el propósito de evangelizar”, reseña Ospina.
De acuerdo con el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural de Bogotá, en la ciudad hay cerca de 900 iglesias católicas: 800 son modernas y 120 coloniales y republicanas, siendo estas últimas las que en su mayoría conforman el patrimonio religioso de la ciudad. “Visitar espacios patrimoniales ya nos da una referencia de datación y fechas”, comenta Laura Duque, responsable de educación y cultura en el Museo Santa Clara.
“Estamos hablando muchas veces de construcciones de cuatro siglos de historia”, precisa Duque, quien hace énfasis en que las construcciones patrimoniales “son parte de ese legado cultural que a todos nos pertenece y que cuenta a lo largo de sus siglos de historia las vicisitudes, devenires y avatares de nuestra sociedad”.
Durante Semana Santa estos templos reciben el mayor número de visitantes al año. Pero al igual que en el resto de los espacios públicos de la ciudad, este 2021 se aplicarán los respectivos protocolos de seguridad en las iglesias y será supervisado el aforo de los feligreses para evitar la propagación del covid-19. “En los lugares donde hay especial afluencia por tradición, se va a tener un control al acceso para que el número de personas que esté no rebase lo permitido”, comenta el padre Rafael de Brigard, de la parroquia Cristo Rey.