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Una joya del cine colombiano: el museo que reúne más de 14 mil piezas con su historia
Hace 16 años, el fundador de Caliwood se embarcó en la odisea de coleccionar los proyectores de cine más impresionantes de Colombia. Esta es su historia.
El origen del Museo Caliwood es un misterio. O una casualidad. Todo comenzó porque Hugo Suárez, un coleccionista de automóviles apasionado por las antigüedades, descubrió dos proyectores de cine abandonados en un taller mecánico de Cali. Antes de que el tiempo hiciera sus estragos, el Teatro Asturias, una de las salas de cine más emblemáticas del siglo XX, funcionaba allí. Suárez, sin pensarlo tanto, los compró.
“Fueron los primeros proyectores que reprodujeron al mismo tiempo imagen y sonido en Cali. Con ellos, que primero pertenecieron al Teatro Jorge Isaacs de Cali en 1932, se inauguró el Teatro Asturias. Al verlos en el taller, me emocioné muchísimo, me sedujeron. Los compré y, finalmente, ese fue el embrión de lo que después sería Caliwood”, recordó.
La devoción por el cine llegó por casualidad. A Suárez le interesaban principalmente las antigüedades, no la filmografía. Desde 1985 coleccionaba automóviles clásicos como si de ello dependiera su vida. Incluso fue uno de los fundadores del Museo Nacional de Transporte y fue presidente de la Federación Colombiana de Clubes de Automóviles Antiguos, pero esa es otra historia. Sus pensamientos se resumían en latas pintadas, retrovisores, gasolina. Nunca sospechó que las imágenes en movimiento capturarían su vida.
“Siempre me ha interesado la mecánica de los aparatos que dieron origen a la revolución industrial en el siglo XIX. Esa es la parte que más me atrae. En Caliwood he logrado retratar esa ilusión de conservar antigüedades. He armado una colección con aparatos que datan de 1839. Hay, inclusive, un daguerrotipo de 1880 con toda la trazabilidad de cómo llegó al país”, contó.
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Ubicado en la avenida Belalcázar con calle 5.ª, Caliwood es el museo de cinematografía más importante de Colombia. Con una colección que supera las 2 mil piezas grandes y las 11 mil piezas pequeñas, este recinto conserva la historia de la evolución del cine en Colombia, específicamente de su hechura. Caliwood no expone películas –aunque sí incluye algunas–, sino máquinas. Las mejores máquinas del cine: proyectores, reproductores, cámaras.
“El museo está segmentado en 11 estaciones. Cuando el visitante llega, encuentra un código QR en cada una. Este código narra la historia de las colecciones del museo: colecciones de exposímetros, cámaras, filmadoras. Normalmente, se demora una hora. La última estación tiene un código que lleva a la segunda colección más importante: 86 fotografías de la película María, filmada en 1922″, explicó Suárez.
Fundado el 22 de octubre de 2008, este museo no pudo abrir sus puertas hasta el 1.° de noviembre de 2012. La razón: la colección de máquinas se reducía a cinco. Era impensable. Entonces Suárez visitó anticuarios, hizo llamadas. Y así emprendió una investigación, casi detectivesca, que dio con los proyectores cinematográficos más importantes de Colombia.
“Desde el punto de vista histórico, la pieza más relevante es un daguerrotipo que encontramos en una cabaña del lago Calima (Valle del Cauca), a donde llegó en 1860. Tengo una fotografía del hombre que lo trajo desde Brasil hasta Ipiales (Nariño) y luego lo llevó a Antioquia, al municipio de Jardín. Allí, el hombre montó un estudio fotográfico y les tomaba fotos a los campesinos”, relató el fundador.
Luego, el hombre se casó con Genoveva Calle, la tía abuela de Arturo Calle, el empresario colombiano. Calle y el hombre se fueron a vivir a Palmira y montaron otro estudio fotográfico. La historia se resume en que la hija del hijo de alguien llevó la carcasa del daguerrotipo hasta una cabaña en el lago Calima y la olvidó allí.
“Hace como un año y medio, mi hijo me invitó a un paseo a ese lago. Llegué a la cabaña, porque mi hijo se casó con una tataranieta del señor Ricardo Abreu Otero, el hombre que trajo el daguerrotipo a Colombia. Recuerdo que almorzamos. Y en una mesita descubrí la tabla y el lente, sin saber que eso era un daguerrotipo. La pieza más importante de la cinematografía en la historia de la humanidad”, mencionó Suárez.
El daguerrotipo fue la primera técnica fotográfica utilizada para captar imágenes mediante una cámara. Para aquel entonces, la resolución y la claridad eran impresionantes. Su inventor fue el francés Louis Daguerre, quien la introdujo en 1839.
En Caliwood, la estación 11 es quizás la más admirable. Producto de una investigación exhaustiva por las hemerotecas del departamento y los archivos nacionales, Suárez recolectó todas las fotografías relacionadas con la película María (1922), la primera cinta filmada en Colombia por un director español. Una película que no existe, que nadie ha podido encontrar.
“Cuenta toda la historia de la película: el estreno en Buga, la vida de los actores, la recaudación que tuvo, la historia de Máximo Calvo Olmedo, el director. Fue la primera película argumental y de ficción filmada en Colombia”, explicó.
Suárez ha visitado Nueva York, Ciudad de Quito y Lima buscando el paradero de esta cinta clásica; sin embargo, los esfuerzos han sido en vano. Al parecer, el tiempo la desapareció. Le queda una última oportunidad de conseguirla: alguien en México que puede tenerla. “Sería un gran premio para la historia”, apuntó.
Otro de los aparatos que sobresalen en la colección de Caliwood es un proyector de cine manual de 1906 que se utilizaba en los teatros públicos.
“Una máquina a la que le faltaba una lámpara que yo, sin saberlo, había conseguido en un anticuario de Cali, creyendo que era una lámpara para iluminar teatros. Es una pieza soberbia. Solo hay siete en todo el mundo. Funciona con lápices de carbón, que le conceden luz a la película”, agregó.
Un cinéfilo cualquiera. Así es como Hugo Suárez se reconoce a sí mismo. No es cineasta ni tampoco productor audiovisual, aunque le hubiera gustado serlo. Dice que su película favorita es El embajador de la India (1986), por su aguda capacidad para narrar la idiosincrasia colombiana, y que ahora se considera un obseso del cine. Eso, claro, sobra decirlo.