Entrevista
“Ya no tenemos zonas vedadas”: alcalde de Valledupar sobre la seguridad en la ciudad
Ernesto Miguel Orozco Durán asegura que, aunque hoy luchan contra el microtráfico, no hay presencia de grandes bandas delincuenciales. Además, desde la Secretaría de Seguridad están reforzando el número de policías. Muy pronto, se unirán 400 uniformados más.
Según el alcalde de Valledupar, Ernesto Miguel Orozco, existe un vallenato para todo: “Cuando se va a enamorar a una mujer, para hablarle a un amigo, al gerente de un banco, a la cosecha, a los santos, a todos”.
Por estos días, uno de los vallenatos que tiene en la cabeza es Por ti, Valledupar, del maestro Gustavo Gutiérrez, interpretado por Iván Villazón: “Qué hermoso es decirle al Valle, aquí estoy presente yo; es la frase que debemos decir todos con honor (...). Yo qué puedo hacer por ti, Valledupar”.
Sin embargo, la capital del Cesar es mucho más que música y acordeón. De hecho, la ciudad espera convocar visitantes no solo a su emblemático Festival de la Leyenda Vallenata, que este año inicia el primero de mayo, sino a que disfruten de su riqueza natural y cultural, del turismo étnico y, muy pronto, de viajes de negocios y eventos, gracias al proyecto del centro de convenciones.
Para hacer realidad todos estos planes, Valledupar se está presentando a convocatorias nacionales y redirigiendo esfuerzos hacia donde el Gobierno nacional ha manifestado interés de destinar recursos.
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SEMANA: Ya cumple 100 días al frente de la ciudad, ¿cómo está hoy Valledupar?
Ernesto Miguel Orozco (E.M.O): Con muchas dificultades, especialmente desde el punto de vista financiero, algo característico de municipios como este. En lo administrativo, es imperativo modernizarnos, digitalizar el archivo, tener una intranet, un servidor, un centro de cómputo. No hay nada de esto. También nos entregaron unas obras en ejecución, que responsablemente tenemos que continuar, independientemente de que la administración anterior sea contraria a nuestro movimiento, porque las obras no son de las administraciones, sino de la ciudad. Estamos revisando los grandes proyectos y entendemos que es importante hacer infraestructura, que es algo que sabemos hacer muy bien.
SEMANA: Una de sus promesas de campaña fue traer de vuelta el fútbol a la ciudad, ¿cómo va esta tarea?
E.M.O.: Es que precisamente en campaña se fue de aquí el equipo de fútbol que teníamos, el Valledupar Fútbol Club, que estaba en la B. Así que nos comprometimos a traer el fútbol de regreso y lo hicimos en enero con Alianza Valledupar FC, que es de la A. Tenemos una afición que está ávida de la dinámica deportiva en el territorio. A cada partido, están asistiendo entre 7.000 y 8.000 personas en promedio. Eso era algo que no pasaba antes. Además, durante las transmisiones de Win Sports, que ven entre 4 y 5 millones de personas, se está haciendo una promoción importante de la ciudad.
Se ha despertado un fervor tal que al estadio van los papás con los niños, las señoras. No es la tradicional hinchada del fútbol, ir a los partidos se convirtió en un programa de fin de semana.
SEMANA: Los Juegos Bolivarianos le dejaron a Valledupar unos escenarios deportivos importantes, ¿cómo ha pensado sacarles más provecho?
E.M.O.: Además de fútbol, lanzamos recientemente escuelas deportivas totalmente gratis para los estratos 1, 2 y 3, al igual que las escuelas culturales y musicales. Buscamos que los niños tengan un plan para ocupar su tiempo libre y, de esta forma, comenzar a combatir todo el tema de la drogadicción. Adicionalmente, ya conseguimos la sede de los Juegos Parasuramericanos 2026. En un trabajo conjunto con la Gobernación del Cesar y ProColombia, llegará en septiembre fam trip, un evento en el que participarán los mayoristas internacionales, especialmente, de turismo ambiental, ecológico y campestre, porque aquí está el bosque seco tropical más grande de la costa Caribe. Nos postulamos y ganamos la sede.
SEMANA: ¿Cuál es el plan para desarrollar el turismo étnico?
E.M.O.: Estamos desarrollando el plan de desarrollo turístico con el Fondo Nacional de Turismo (FONTUR), de la mano de las comunidades indígenas. Por ejemplo, el corregimiento La Mina, que es un asentamiento Kankuamo, tiene un balneario hermoso. Con ellos ya empezamos a pavimentar una vía de acceso al balneario y estamos trabajando el tema de las artesanías, de su cultura. No tenemos intención de llegar a imponer nada. Pero, para fortalecer la actividad turística en Valledupar, hay que priorizar el tema de la seguridad.
SEMANA: ¿Qué propone?
E.M.O.: Una de las propuestas es crear la Secretaría de Seguridad. Mientras avanzamos en esto, asignamos a un general retirado, quien es uno de los asesores de despacho, para que nos apoye en este sentido. Sabemos que la articulación con la fuerza pública es clave. Ya creamos la primera zona segura en Valledupar, que comprende el Centro Histórico. De hecho, los indicadores vienen mejorando con respecto a los dos últimos años. Vivimos una época de violencia en la que no podíamos salir de las casas por la guerrilla o por paramilitares. Eso ya no lo tenemos. Hoy lo que tenemos es una inseguridad ligada al microtráfico, pero sin zonas vedadas ni la presencia de grandes bandas delincuenciales; más bien raponazos.
En los próximos días, van a llegar 1.100 policías que se van a sumar a la labor en la que avanzan los 400 con los que ya contamos. Su misión es velar por la seguridad de 500.000 habitantes. Todos conforman la Policía Metropolitana creada hace dos administraciones. Otra de las preocupaciones es la accidentalidad vial, estamos rajados en esa área
SEMANA: ¿A qué se refiere?
E.M.O.: En Valledupar, más del 60 % de la población se moviliza en moto: 19 % lo representan los mototaxis y el porcentaje restante corresponde a las personas que se movilizan con moto propia. El problema es que no se respetan las señales de tránsito, el uso del casco; en general, no hay cultura ciudadana. A esto responde el lanzamiento de una campaña de concientización en seguridad vial para mejorar los indicadores. En 2023, se registraron al menos 126 homicidios en la ciudad y hubo unos 50 muertos por accidente de moto.
SEMANA: Otro fenómeno que preocupa son los asentamientos irregulares. Valledupar ya suma unos 18. ¿Cuál es la propuesta de su administración para atender a estos grupos poblacionales?
E.M.O.: Queremos darle cumplimiento a otra de nuestras promesas en campaña: la de comenzar a legalizar esos barrios, a través de una ley, porque la cifra va en ascenso. Antes eran ocupados, principalmente, por desplazados de la violencia. Sin embargo, de acuerdo con estadísticas oficiales, hoy hay entre 38 mil y 40 mil venezolanos en el municipio; aunque el número puede llegar a 60 mil, si se suman los no registrados; y la mayoría se asentó en estas zonas. Esto ha hecho que las problemáticas se hayan agudizado. Por ejemplo, durante 20 años, los invasores habían respetado la margen derecha del río Guatapurí, pero hoy la situación es otra. Por eso, en febrero pasado, le expusimos a la Ministra de Vivienda nuestra intención de ser pioneros en esa iniciativa; gracias a esto, nos escogieron para avanzar en el piloto de la primera legalización de una invasión en Colombia. La idea no es solo entregar una escritura, sino hacer un mejoramiento integral del barrio, con vías, servicios públicos, espacio público, colegio y CDI.
SEMANA: Valledupar es una de las ciudades que reporta un mayor porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan…
E.M.O.: Estamos trabajando con los empresarios locales para brindarles mejores alternativas. Los esfuerzos van dando frutos. Hace unas semanas, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reportó que Valledupar fue la ciudad que más redujo el desempleo entre noviembre de 2023 y enero de 2024.
SEMANA: ¿Cuáles son los sectores que han permitido esas cifras?
E.M.O.: Principalmente, el sector servicios y turismo; más recientemente, la construcción empezó a despegar, después de un período muy crítico. Sobre esto, es importante mencionar que el sur de La Guajira, el sur del Magdalena y el centro del Cesar tienen a Valledupar como el epicentro; aunque son 550.000 habitantes en la ciudad, en el área de influencia suman más de un millón y hay un área metropolitana donde Valledupar es el municipio líder, junto a Codazzi, La Paz, Manaure, Balcón del Cesar y San Diego.
Actualmente, estamos revisando todo el tema de actualización catastral y de cómo mejoramos nuestro estatuto tributario para atraer más empresas, dar exenciones tributarias para estimular las inversiones y la generación de empleo. Además, nos vamos a apalancar en el sector privado para el desarrollo de varios proyectos, como la ampliación del Parque de la Leyenda Vallenata, con 22 mil hectáreas, para que pueda albergar conciertos de diferentes géneros y así aprovechar mejor ese recurso.
SEMANA: Donde quiera que uno va hay árboles de mango, que resultan maravillosos para el resguardo del sol bajo su sombra…
E.M.O.: Hay avenidas y barrios completos que son puros mangos. Trabajé más de una década en la caja de compensación y sembramos unos 10.000; por cada vivienda de interés social que se construyó, se sembró una palo de mango en la puerta. Algunas personas los quitaron, pero la mayoría todavía están allí. De hecho, la Mina, uno de los 26 corregimientos de Valledupar, se considera la capital del mango. Posiblemente, tiene unos 10 mil habitantes y hay 40.000 palos de mango.
SEMANA: ¿Qué hacen con toda esa fruta?
E.M.O.: Hace muchos años se cultivaba de forma tecnificada en las fincas, como se hace con la palma o el arroz. De hecho, en estos tiempos, se dio a conocer la variedad de mango conocida como vallenato, pero la producción se vio afectada por una plaga y los tratados de libre comercio. Hoy se está volviendo a reactivar.
En La Mina, por ejemplo, hay un proyecto de una despulpadora de fruta que vamos a poner a funcionar. Además, llegan camiones de diferentes partes del país que se van cargados con rumbo a Bucaramanga y Bogotá; pero la abundancia se ha convertido también en un problema. Un grupo de muchachos, los robamangos, se los están llevando de las casas sin permiso para venderlos, son su fuente de ingresos, pero eso está generando problemas serios con los propietarios. Hoy es un problema social de la ciudad que debemos resolver.
SEMANA: ¿Es verdad que el que se baña en el río Guatapurí vuelve o no se va?
E.M.O.: El río Guatapurí es otra de nuestras bendiciones. En pleno siglo XXI, tener un río de agua cristalina que atraviese a la ciudad, donde la gente se puede bañar, es un privilegio. Me atrevo a decir que todavía es posible tomar agua del balneario sin riesgos.
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