Opinión
Mujeres en oficio de hombres: abriendo camino en el sector de la seguridad privada
La creencia de que la seguridad es un asunto masculino ya ha sido ampliamente desmentida. Cada vez hay más espacio para aportar la valentía y el entusiasmo femeninos en una industria vital para el bienestar de los colombianos.

La seguridad privada en Colombia representa hoy uno de los sectores más relevantes y con mayor potencial de crecimiento, derivado de la situación de inseguridad y dinámicas de conflicto interno, grupos delincuenciales y al margen de la ley que afectan diariamente la sana convivencia e intereses públicos y privados de los colombianos y del Estado.
Con un porcentaje del 1,6 % del producto interno bruto, el sector de la vigilancia está catalogada como la tercera industria que más genera empleos directos en el país, al aportar una fuerza operativa de más de 400.000 mil personas en diferentes sectores y servicios. Este número es relevante, si lo comparamos con las capacidades que tiene hoy la fuerza pública en proporción de personal que es prácticamente similar. Pese a esta importancia económica y social, existe un claro desequilibrio en el porcentaje de hombres y mujeres que trabajan en este sector.
Según datos de la Superintendencia de Seguridad Privada, el número de mujeres con perfil de guardas de seguridad en el gremio oscila entre el 13% y el 16%, una cifra realmente baja, y si damos una mirada a los roles gerenciales y de dirección el número continúa descendiendo, entre otras razones, por el gran desafío que representa abrir camino en un espacio que históricamente ha sido liderado por hombres proveniente, en su mayoría del sector militar, algunos con costumbres y filosofías con poca disposición hacia el liderazgo femenino. Como mujer y líder con más de 14 años de experiencia, puedo decir que lo más difícil de trabajar en el medio ha sido ser precisamente ser una mujer en un sector de hombres.
Con este panorama no quiero desanimar a mis colegas mujeres, ni a quienes hoy ven al sector como una oportunidad para hacer una exitosa carrera profesional. Todo lo contrario. Cada vez hay más apertura frente a nuestra presencia y liderazgo, cada vez más compañías se transforman y son dirigidas por mujeres, o cuentan con un mayor porcentaje de nosotras en sus organizaciones. Incluso en licitaciones públicas y privadas califican con un mayor puntaje a las empresas que certifican el número de mujeres que prestan servicios de seguridad. Nuestro valor y aporte al sector de la seguridad privada en Colombia sin duda se ha vuelto invaluable.
Lo más leído
Para nuestra fortuna, el sofisma de que la seguridad es solo para hombres ya ha sido ampliamente desmitificado, gracias a miles de testimonios de valientes y entusiastas que, con su ejemplo, dan certeza de las capacidades y del poder de la presencia femenina en esta industria. Para mí, estar en el gremio ha sido una experiencia de vida. He encontrado y aprendido de hombres y mujeres increíbles, profesionales que tienen en sus raíces mística y disciplina.
Hoy puedo afirmar con contundencia, que todas estas personas han sido de gran inspiración, y me han impulsado a abrir caminos para ayudar a otras mujeres que, como yo, ven oportunidades inmensas en la seguridad privada, desde una visión estratégica, de liderazgo, equidad de género, innovación, tecnología y progreso. Tal vez lo más importante es resaltar el aporte de nuestro conocimiento, talento, pasión, empoderamiento y servicio, para hacer de este sector un aliado que contribuye con la construcción de un país más seguro. Seguridad es también protección y cuidado, dos de las habilidades principales de las mujeres en función del bienestar del país.
Nazly Riveros Rodríguez, líder y empresaria de la seguridad privada en Colombia.