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"Hoy, las mujeres requerimos de apoyarnos entre nosotras porque si bien hay un avance en la participación laboral en distintos sectores, esto no ha significado un cierre en las brechas de desigualdad que caracterizan a la historia de la humanidad", asegura Sterling.
"Hoy, las mujeres requerimos de apoyarnos entre nosotras porque si bien hay un avance en la participación laboral en distintos sectores, esto no ha significado un cierre en las brechas de desigualdad que caracterizan a la historia de la humanidad", asegura Sterling. | Foto: No Relassed

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Sororidad: Un antídoto contra la discriminación y un catalizador de bienestar

En un mundo con persistente discriminación de género, la sororidad se destaca como una herramienta clave para una sociedad más justa.

Redacción Semana
28 de junio de 2024

En un mundo donde la discriminación y la desigualdad de género aún permean diversos sectores, la sororidad emerge como un faro de esperanza y transformación. Lejos de ser un simple concepto romántico, la sororidad se convierte en una herramienta poderosa para construir una sociedad más justa, equitativa y humana, donde las mujeres puedan prosperar.

La RAE define la sororidad como esa relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento. Se trata, en consecuencia, de un tema urgente si tomamos a la misma fuente para definir empoderamiento como dar a alguien autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo. La razón es muy sencilla: hoy, las mujeres requerimos de apoyarnos entre nosotras porque si bien hay un avance en la participación laboral en distintos sectores, esto no ha significado un cierre en las brechas de desigualdad que caracterizan a la historia de la humanidad.

La sororidad no se limita a compartir experiencias o brindar consuelo. Es un compromiso activo para luchar contra las inequidades que afectan a las mujeres en el sector salud, tanto en su rol de pacientes como de profesionales. | Foto: Foto: Archivo de El País

Todo indica que los resultados hasta el momento logrados con un esfuerzo descomunal para reivindicar el impacto de la fuerza laboral femenina requieren de un esfuerzo similar, o tal vez mayor, para que las brechas se cierren de manera contundente.

Un ejemplo es el sector salud, del cual yo formo parte como mujer y como profesional. Es llamativo que se trata de un sector altamente feminizado donde las mujeres representan el 71,0 % de la fuerza laboral mundial, cifra que aumenta en Colombia al alcanzar el 80,3 %. Es llamativo que a nivel global la mujer representa casi el 90 % de la fuerza laboral de enfermería y obstetricia. Sin embargo, las mujeres están subrepresentadas en puestos de liderazgo en el sector salud. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2020 encontró que solo el 30% de los puestos de liderazgo en salud a nivel mundial están ocupados por mujeres.

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Adicionalmente, en Colombia, un estudio realizado por la Universidad de los Andes en 2021 reveló que las mujeres tienen un 30% más de probabilidades de sufrir discriminación en el acceso a servicios de salud. | Foto: Getty Images

El efecto de ello es evidente. Por un lado, se impide que las mujeres vean realizado su derecho a la igualdad y equidad, un hecho de por sí inaceptable. Pero, así mismo, la formulación de políticas y dinámicas sectoriales se ven altamente influenciadas y determinadas por los hombres, en un sistema en el que las mujeres tienen necesidades de salud específicas que a menudo no son atendidas adecuadamente. La sororidad puede ayudar a garantizar que las necesidades de salud de las mujeres sean tomadas en cuenta y que reciban la atención que necesitan.

Por otro lado, la Fundación Oriéntame reportó en 2020 que 1 de cada 3 mujeres en el sector salud sufre acoso laboral o sexual, y un informe de la Fundación Promigases de 2022 señaló que las trabajadoras de la salud, especialmente las enfermeras, son las más propensas a sufrir acoso laboral y brechas salariales. Adicionalmente, en Colombia, un estudio realizado por la Universidad de los Andes en 2021 reveló que las mujeres tienen un 30% más de probabilidades de sufrir discriminación en el acceso a servicios de salud.

Se trata de una realidad sin duda significativa que, sin embargo, tiene un inmenso y triste vacío producto de la discriminación salarial, discriminación ocupacional, reglas formales e informales y a la división sexual del trabajo. La realidad es inocultable: en Colombia prevalecen las brechas salariales entre hombres y mujeres para todos los niveles educativos del sector salud, siendo más grandes en los niveles de especialización. Se observa así una concentración de las mujeres en el sector en trabajos de menor visibilidad y remuneración que los hombres, y en la categoría de “cuidado” -lo cual es altamente discriminatorio-. Más grave aún: los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 23,7 % inferiores a los de los hombres del mismo cargo.

Y sin embargo, un estudio publicado en la revista “The Lancet” en 2019 demostró que los equipos de salud con mayor diversidad de género brindan una atención más centrada en el paciente, con mejores resultados en términos de satisfacción y calidad de vida. Lo que supondría que, en las instituciones de salud de todos los países, se debería estar trabajando en cerrar las brechas de género. Pero no, ello aún no es así.

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Los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 23,7 % inferiores a los de los hombres del mismo cargo. | Foto: Getty Images

Es aquí donde toma especial relevancia la sororidad. La sororidad no solo combate la discriminación, sino que también se convierte en un catalizador de bienestar para las mujeres en el sector salud. Al crear espacios de apoyo y colaboración, las mujeres pueden compartir experiencias, conocimientos y estrategias para afrontar los desafíos cotidianos y fortalecer su salud mental y emocional. La diversidad de perspectivas que aporta la sororidad puede impulsar la innovación en el sector salud. Las mujeres pueden aportar nuevas ideas y soluciones creativas a los desafíos que enfrenta el sistema de salud.

No es aceptable que el avance de la presencia de la mujer en el sector salud, no esté acompañado de un avance en la calidad de esa participación tanto a nivel de toma de decisiones como de nivel de remuneración. Se hace necesario promover un empoderamiento basado en inspirar y activar a toda mujer para cerrar las brechas hoy existentes. Determinante es, pues, que la mujer haga carrera en el sector no caminando sola.

Esto es lo que le da sentido a los movimientos y círculos de mujeres, siempre que su propósito sea conectar, activar e inspirar mujeres, hombres y demás actores comprometidos con la equidad de género, como un paso necesario para sumar aliados interesados en cerrar las brechas de género existentes en Colombia.

En este sentido, un estudio publicado en la revista “Salud Pública” en 2020 encontró que las mujeres que participan en redes de sororidad en el ámbito de la salud tienen una menor incidencia de estrés laboral y burnout, lo que se traduce en una mayor satisfacción laboral y una mejor calidad de vida.

El trabajo empresarial se está dando y desde lo gubernamental también hay acciones importantes para mejorar las condiciones de equidad de género en el país.
El trabajo empresarial se está dando y desde lo gubernamental también hay acciones importantes para mejorar las condiciones de equidad de género en el país. | Foto: Getty Images

Un ejemplo inspirador en el sector salud lo encontramos recientemente en el movimiento MPODERA, fundado en 2020, cuya esencia es precisamente hacer sororidad: empoderar a la mujer a través de desarrollar solidaridad mediante la generación de conciencia sobre la situación y dinámica del sector salud en temas de equidad de género; establecer alianzas que permitan articular estrategias, cocrear iniciativas y compartir buenas prácticas para cerrar las brechas; desarrollar proyectos de transformación que logren sentar bases y generar cambios en favor de la equidad de género; y, finalmente, fortalecer la educación, formación y desarrollo profesional como ejes necesarios para visibilizar a las mujeres en el sector sanitario.

Se trata de avances en la sororidad que deben llevar a lograr la equidad en todos los ámbitos. La sororidad no es solo un concepto, es una práctica activa que requiere compromiso y acción: Mujeres que impulsan a otras mujeres.

Por: Claudia María Sterling Posada, Vicepresindente de Asuntos corporativos y comunicaciones de Droguerías y Farmacias Cruz Verde S.A.S.