Opinión

Opinión: Bancarización y financiamiento, claves para el desarrollo de las mujeres rurales en Colombia

El empoderamiento económico y social de las mujeres rurales en Colombia es esencial para el desarrollo sostenible del sector agrícola y la equidad de género. Una columna de la directora de Asuntos Corporativos y de Gobierno para Latinoamérica en PepsiCo.

María Paula Cano*
27 de marzo de 2024
María Paula Cano, directora de Asuntos Corporativos y de Gobierno para Latinoamérica
en PepsiCo y directora de la Fundación PepsiCo Colombia.
María Paula Cano, directora de Asuntos Corporativos y de Gobierno para Latinoamérica en PepsiCo y directora de la Fundación PepsiCo Colombia. | Foto: cortesía PepsiCo

Según datos de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), en 2023 el campo colombiano registró 5,8 millones de mujeres, representando el 48,2% de la población rural total estimada por el DANE en más de 15,2 millones.

Este panorama ha motivado a diversos actores a desarrollar acciones que reconozcan el rol de las mujeres en el sector rural como responsables de la seguridad alimentaria, la producción agrícola, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo de sus comunidades.

Las mujeres en el agro colombiano aún enfrentan desafíos que merecen atención. Uno de ellos es el reconocimiento de su labor, pues las cifras publicadas por la Universidad Externado de Colombia en 2023 concluyen, que, a pesar de la recuperación económica postpandemia, las mujeres rurales no logran reponerse de los efectos económicos de esta crisis, y que, como consecuencia, se enfrentan a un panorama incierto en cuanto a la mejora de sus condiciones económicas.

Ante este desafío, en el que las mujeres aún tienen acceso limitado a recursos como la tierra, la asistencia técnica, la inclusión y formalización financiera, es importante una articulación entre el Estado y el sector privado para impulsar el desarrollo sostenible de las mujeres rurales de nuestro país.

Por ejemplo, la bancarización, mediante el acceso a productos financieros formales, fortalece la capacidad de las mujeres rurales para gestionar su economía de manera eficiente. El apoyo del Estado y la empresa privada, al proporcionar recursos, capacitación y tecnología, facilitan el acceso a capital para invertir en negocios, aumentar la productividad y generar mayores ingresos, contribuyendo así al desarrollo económico del campo,

Anteriormente, muchas mujeres dependían exclusivamente de sus ahorros o de préstamos informales con tasas de interés exorbitantes, lo que limitaba su crecimiento. Con acceso a servicios financieros formales, ahora pueden expandir sus operaciones, adquirir equipos modernos y adoptar prácticas agrícolas sostenibles.

Las mujeres aún tienen acceso limitado a recursos como la tierra, la asistencia técnica, la inclusión y formalización financiera.
Las mujeres aún tienen acceso limitado a recursos como la tierra, la asistencia técnica, la inclusión y formalización financiera. | Foto: cortesía Pepsico

Además de los beneficios individuales, la bancarización en el agro colombiano también tiene un impacto positivo en el desarrollo económico y social de las comunidades. Al fortalecer la capacidad económica de las mujeres, se promueve el crecimiento de la economía local, se generan empleos y se estimula la inversión en infraestructura y servicios básicos. Además, se fomenta una mayor igualdad de género y se promueve la participación de las mujeres en la toma de decisiones a nivel comunitario.

Tengo la certeza de que empoderar a las mujeres en la agricultura no solo es crucial para el desarrollo rural sostenible, sino que también es una pieza fundamental en la equidad de género y prosperidad comunitaria. Iniciativas como Ella Alimenta al Mundo, están marcando la diferencia al brindar acceso a la educación agrícola y tecnologías modernas a miles de agricultoras y sus familias en países como Egipto, India, Perú, y Vietnam.

En el desarrollo de este programa en Colombia, en alianza con la ONG CARE y la Fundación PepsiCo, se han desembolsado 154 préstamos a mujeres, por un total de $46.591.200 invertidos en insumos agrícolas y educación para sus hijos. En Nariño, ya son 1572 mujeres que, bajo el conocimiento y las habilidades adquiridas, abren el camino para que sean muchas más las que desempeñen roles destacados en la toma de decisiones y la gestión de la tierra.

Con esto, quiero resaltar la resiliencia excepcional de las mujeres del campo colombiano. A pesar de los desafíos, ellas no solo aportan su fuerza física, sino también su conocimiento sobre las prácticas agrícolas y la preservación de la biodiversidad. Su compromiso, valentía y determinación no solo sustentan la economía rural, sino que también alimentan al mundo y fortalecen el tejido social al transmitir sus saberes a las generaciones futuras.

*Directora de Asuntos Corporativos y de Gobierno para Latinoamérica en PepsiCo y directora de la Fundación PepsiCo Colombia.

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