MUNDIAL RUSIA 2018

Francia campeón: Cómo una selección de inmigrantes jóvenes alcanzó la gloria

El equipo galo venció a Croacia y logró el segundo título de su historia. 14 de los 23 jugadores tienen origen africano por lo que esta estrella no solo representa un título de fútbol, sino la multiculturalidad de un país.

15 de julio de 2018
| Foto: GETTY IMAGES

Hace 20 años, la selección de Francia se consagró campeona del Mundo y logró unir a un país que se debatía entre la extrema derecha y unas ideas menos radicales con las que se promovía un modelo de integración basado en la ciudadanía y no la raza.

El conjunto era conocido como el ‘black-blanc-beur’ (negro-blanco-árabe). Las grandes estrellas eran jugadores provenientes de las antiguas colonias francesas como Zinedine Zidane, Thierry Henry, Lilian Thuram, Marcel Desailly, entre otros.

Este combinado consiguió que blancos, árabes y negros se juntaran en una misma celebración en la que no importaba el color de piel sino de la camiseta azul de la selección.

Esta gesta la ha repetido una nueva generación que ni siquiera tenía la edad para recordar los apoteósicos festejos en las calles de París, hace dos décadas, pero que entendió que en el Mundial de Rusia no solo se estaban jugando partidos de fútbol sino la posibilidad de recordar que Francia es un país multicultural en el que los inmigrantes son tan franceses como cualquiera.

Le recomendamos: La historia desconocida de Kylian Mbappé, la joya de Francia

Además esta participación mundialista se producía en un momento clave en cuanto a la política migratoria. En la actualidad, la situación social de varios países del continente africano es muy compleja lo que motiva que miles de personas busquen un mejor futuro en el Viejo Continente.

Los gobiernos europeos se debaten entre facilitar la llegada de personas de otros países concediéndoles asilo, mientras que otras cierran sus fronteras y se niegan a recibirlos. Un tema sin solución que deja imágenes tan tristes como la de Aylan, un niño que murió ahogado en una playa en Turquía.

El equipo francés, que venció a Croacia en la gran final con un contundente 4 a 2, tiene en su nómina 14 jugadores de origen africano. Muchos de segunda o tercera generación por lo que ni siquiera saben hablar el idioma nativo de sus padres y sus abuelos.

El jugador que más representa a esta nueva generación es Kylian Mbappé. Un chico de solo 19 años que ni siquiera había nacido cuando Francia celebró su primer título del mundo pero que con sus goles y asistencias hizo un aporte fundamental para esta segunda estrella.

El padre de Kylian es un camerunés y su madre tiene origen argelino, conjugando el negro y el árabe que representan la mayoría de inmigrantes franceses. Una reivindicación para las personas de origen extranjero que terminan aportando para engrandecer un país y no para quitarle fuerza como piensan los movimientos nacionalistas de extrema derecha.

Puede leer: Modric, el niño frágil que huyó de la guerra y ahora quiere la Copa Mundo

En Le Blues 2018, solo 4 de sus 23 jugadores tienen padre y madre nacidos en la Francia continental, otros dos son de ascendencia de las antillas francesas, en el Caribe: Raphael Varane (con padre de Martinica) y Thomas Lemar (nacido en Guadalupe).

Con orígenes caribeños también es Presnel Kimpembe, de madre haitiana. Su padre es de la República Democrática del Congo. Además del defensor del PSG y de Mbappé, por las venas de 12 jugadores corre sangre del continente africano.

Ousmane Dembélé tiene padre maliense. Su madre es de ascendencia senegalesa y mauritana. El centrocampista del Manchester United,Paul Pogba, es hijo de guineanos. Adil Rami, de marroquíes. Nabil Fekir, de argelinos.

N‘Golo Kanté y Djibril Sidibé, son hijos de malienses. Benjamin Mendy, de senegaleses. Blaise Matuidi, de angoleños, criados en el Congo. De este también es el padre de Steven Nzonzi; su madre es francesa. El papá de Corentin Tolisso es de Togo.

Un crisol de naciones y razas conforman el equipo que fue comandado por el técnico Didier Deschamps, que ya sabía lo que era estar en un grupo así. El estratega había hecho parte como jugador de los campeones del 98 y aprovechó esta experiencia para venderles una idea a sus muchachos: que antes de ser inmigrantes son franceses y que así debían defender la camiseta.

El partido de la consagración

El partido de la final fue favorable a los croatas en un comienzo pero en una jugada de pelota quieta, Mario Mandzukic anotó el primer autogol en la historia de una final mundialista en el minuto 18 del encuentro.

Cuando transcurrían 28 minutos, Ivan Perisic aprovechó un rebote después de un tiro libre para empalmar la pelota con un zurdazo imposible para el arquero Hugo Lloris.

Luego el VAR tendría su primera oportunidad en una final mundialista. Una mano de Perisic en el área fue revisada por el video referee. Penalti para Francia. Antoine Griezmann no perdonó y volvió a poner adelante a su equipo.

En la segunda parte del partido vendría el trabajo de demolición de los franceses. Pogba y Mbappé marcaron mediante excelentes disparos de media distancia frente a un combinado croata al que se le sintió el cansancio. Habían jugado tres tres tiempos suplementarios antes de la final.

El único lunar para los franceses fue un grave error de Hugo Lloris. El arquero no despejó una pelota y Mario Mandzukic lo anticipó para el 4 a 2.

Al final del partido todos se fundieron en un abrazo que se repite en las calles de París y en toda Francia, en donde hoy no importa si se es negro, árabe o blanco, lo único que interesa es ser francés.