MUNDIAL RUSIA 2018
Si de peores nos hemos levantado, ¿por qué no de la derrota con Japón?
En Saransk nada pudo aguar la fiesta de los colombianos que supieron levantar la cabeza, pese al duro mazazo que supuso el debut en el Mundial de Rusia. Aunque la resaca apenas se empieza a sentir, la ilusión se centra en lo que sería el domingo de ‘resurrección’, ante Polonia.
Si hay un país que sabe caer y levantarse, una y otra vez, ese es Colombia. Hace dos años, un domingo, el señalado con el 2 de octubre, el mundo pareció venirse al piso en la casa del Sagrado corazón de Jesús cuando en las urnas las mayorías le dijeron no al acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc. Ese capítulo, que nunca saldrá de la memoria de los colombianos, parecía el apocalipsis pero en cuestión de días pareció ser el génesis. Y el año pasado, la noche del viernes 31 de marzo, una avalancha sacudió a una de las ciudades de las que el país poco se acordaba, Mocoa, que también supo levantar la cara y aún trata de resurgir entre las cenizas.
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Esas, de verdad, se tratan de auténticas tragedias. Pero en un país que ha vivido días de división, y que en ocasiones la alegría gambetea, la Selección Colombia ha sido el único pretexto para que todos, desde La Guajira al Amazonas, o desde Nariño a los llanos orientales, tiren para el mismo lado.
Foto: Esteban Vega/SEMANA
Atrás las elecciones presidenciales, ahora la Selección. Que si hace cuatro años fue la que encendió la chispa de una de las mayores alegrías colectivas de la nación, la de Brasil 2014, aún tiene encendida la llama de la esperanza de reeditar semejantes alegrías en un Mundial de fútbol.
Por eso parecerá exagerada la denominación de tragedia a una derrota en un campo de fútbol. Pero el debut de la Selección nacional en Rusia tuvo esos tintes. Por lo menos en las tribunas en el estadio del Mordovia Saransk, la ciudad más pequeña de las once sedes mundialistas, que estuvieron en casi tres cuartos de su aforo cubiertos por camisetas amarillas, fue más que un baldado de agua fría, todo un mazazo, sobre todo para los que llegaron al país más extenso del mundo, con todos sus ahorros, el esfuerzo sin límite, para seguir la llamada pasión tricolor.
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Por lo menos, el estadio que parecía una caldera como el Metropolitano de Barranquilla, enmudeció al minuto 4 cuando el árbitro señaló el punto de penal a favor de Japón, y expulsó a Carlos Sánchez por haber bloqueado la pelota con su brazo. Cuatro años soñando con Mundial (como todos los jugadores, como todos los hinchas) y solo cuatro minutos en el campo. Gol de Japón y empezaba Cristo a padecer.
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Pero si algo demostraron los aficionados colombianos en Saransk fue su capacidad para pasar la página. Terminado el encuentro, tras la derrota (1-2) frente al equipo de la nación del Sol naciente, la avenida que conduce al Arena, las calles del centro, los supermercados, la plaza de la Iglesia San Juan el teólogo, y el Fan Fest habilitado para la ocasión, fue una auténtica fiesta donde lo que se escuchaba eran vallenatos y canciones del folclor colombiano. Bueno, y también regguetón, que en Rusia (por lo menos las canciones de Maluma) se cantan con la misma devoción del himno que esta vez volvió a ser entonado hasta sacar las lágrimas. Los colombianos parecían los dueños de Saransk, y los rusos se enamoran de la tricolor que muchos de ellos derramaron lágrimas con la derrota en el estreno del equipo de la afición que más sonrisas le ha robado.
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Pero los que más rápido pasaron la página fueron los propios jugadores. Después del juego, y tras la ducha de la reflexión, uno a uno fueron desfilando por la zona mixta, y ante la petición de SEMANA, enviaron mensajes a los más de 50 millones que los siguen en Colombia, y a los miles que duermen poco, comen lo justo, para seguir al equipo nacional con ganas de verlo hasta el 15 de julio, día del último partido, el que hoy parece lejano.
“Quedan dos partido todavía. Nosotros somos los primeros en que nos vamos a fortalecer para jugar estas dos finales. Dependemos de nosotros y resta estar fuertes y el partido contra Polonia jugarlo como tal, como una final”, dijo el capitán Radamel Falcao García.
Foto: Esteban Vega/SEMANA
“Hay que levantarse. Nosotros somos los primeros que tenemos que dar esa impresión pero porque lo sentimos así. Porque creemos que tenemos mucho por delante todavía y el mensaje es que la gente nos siga apoyando. Los de hoy fue muy lindo ver prácticamentye el estadio lleno de colombianos y queremos que eso siga siendo así, no se puede perder la fe nunca, antes tenemos que seguir trabajando de la misma manera”, fueron las palabras de Abel Aguilar.
“Esto apenas empieza, falta todavía muchísmo. Colombia tiene con qué levantar y con qué revertir esta situación. Seguimos confiando en nuestro fútbol, en nuestro equipo, en lo que tenemos, y seguramente vamos a conseguir esa clasificación”, manifestó Luis Fernando Muriel.
Foto: Esteban Vega/SEMANA
“Necesitamos la energía, ese calor de nuestra gente, de los 50 millones de colombianos que estamos representando, y yo simplemente tengo que felicitar a mis compañeros porque desde los primeros minutos jugamos con 10, hicimos un desgaste importante. Pero bueno, ese es el mundial”, explicó Juan Fernando Quintero, autor del gol del empate, y primer jugador en la historia del país en anotar en dos mundiales de fútbol (ya lo había hecho en Brasil 2014).
“Este partido ya es pasado, tenemos que pensar en lo que se viene”, dijo Jefferson Lerma, uno de los debutantes en un Mundia de Fútbol.
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Farid Mondragón sabe como nadie lo que es la cara y la cruz del fútbol. Así como llegó a cuartos de final en Brasil, y se convirtió en el jugador más veterano en participar de una copa del Mundo, también ha visto de cara el túnel negro del fracaso, como lo vivió en Estados Unidos 94 o Francia 98, aprovechó para mandarle un mensaje de aliento a los jugadores: “Mucha tranquilidad y que sigan trabajando de la mejor manera que es la única forma de salir adelante. Siempre van a haber dificultades y siempre van a haber obstáculos. Ellos no solo tienen las condiciones futbolísticas sino que son un grupo sino una verdadera familia. Fui parte de ellos, los conozco, tienen un gran cuerpo técnico que se encarga de todo y conoce perfectamente este tipo de competiciones. Estamos convencidos que nos vamos a clasificar”.
Foto: Esteban Vega/SEMANA
“Nunca se pone más oscuro como cuando está a punto de amanecer”, decía el poeta costarricense Isaac Felipe Azofeifa. El debut de Colombia en el mundial de Rusia fue muy oscuro, pero en este país el amanecer sorprende apenas pasadas las 3:00 de la mañana. A esa hora, en las calles de Saransk aún se escuchaba el Colombia Tierra querida, o el Qué orulloso me siento de ser colombiano. Es probable que la resaca por la derrota apenas comience, pero el domingo Colombia enfrentará a Polonia en lo que será una auténtica final (la Selección polaca perdió en su estreno contra Senegal). Para alguna de las dos naciones, una tan católica como la otra, el domingo será de resurrección.
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