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1947: cuando los árabes rechazaron el tratado que hoy exigen que se implemente entre Israel y Palestina
La región del Levante mediterráneo ha sido una de las más disputadas en la historia de la humanidad.
El estado de guerra en el que se encuentra Israel desde el pasado 7 de octubre tras el ataque a la población civil, local y extranjera por parte del grupo radical islámico Hamás, ha desestabilizado una región, la cual durante siglos ha sido foco de constantes disputas, sobre todo de carácter religioso, por la importancia de los lugares santos que se encuentran en el Levante para judíos, musulmanes y cristianos.
Asimismo, esta región ha sido controlada por varios imperios y reinos, como el israelita, el romano y el otomano, que mantuvieron una relativa paz, hasta la caída de este último con el fin de la Primera Guerra Mundial. En ese momento, el Reino Unido tomó control de la región y la denominó como el Mandato Británico de Palestina. No obstante, con la llegada del nazismo, este territorio se convertiría en un espacio muy importante para los judíos que estaban huyendo de la guerra.
Un nuevo capítulo
Con las olas migratorias de judíos que cada vez más llegaban al Mandato Británico en la década de los 40, los roces entre este grupo y los árabes comenzaron a ser mucho mayores, por lo que, Reino Unido solicitó a la ONU encargarse del problema, dando como resultado un plan de partición de esta región entre judíos y árabes, conocida como la resolución 181.
Esta resolución fue aprobada el 29 de noviembre de 1947 con 33 votos a favor y 10 en contra, y fue unánimemente rechazada por los árabes. Sin embargo, casi 6 meses después, el 14 de mayo de 1948, bajo el liderazgo de David-Ben-Gurión, se creó el Estado de Israel. Horas después del anuncio, algunas naciones árabes le declararon la guerra al recién creado territorio.
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Luego de la guerra de independencia que duró hasta 1949, y con las siguientes disputas que resultaron en la Guerra de los Seis Días en 1967, la Guerra del Yom-Kippur en 1973 y las Intifadas de 1987 y 2000, el Estado de Israel ha prolongado su independencia como nación tal como lo estipuló la ONU en 1947, a pesar de varios retos que la comunidad internacional ha recalcado como la situación de los refugiados palestinos, el status de Jerusalén y los asentamientos judíos en Cisjordania.
Un rechazo que ha salido costoso
Ante la negativa de los árabes en 1947 de seguir el paso de los judíos y crear su propio estado, los actuales palestinos se encuentran a la deriva entre el terrorismo de Hamás que azota la Franja de Gaza y la corrupción que silenciosamente se ha evidenciado por la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania.
Asimismo, estos dos territorios, finalizada la Guerra de Independencia en 1949, fueron anexados por Egipto y Jordania entre 1949 y 1967, cuando pasaron a formar parte de Israel tras su victoria en la Guerra de los Seis Días. A pesar de los acuerdos de paz firmados entre Egipto e Israel en 1978 y con Jordania en 1994, tanto Gaza como Cisjordania siguieron en manos de los israelíes hasta la puesta en marcha de los Acuerdos de Oslo en 1993 entre Israel y la OLP (Organización para la Liberación de Palestina).
No obstante, con los problemas internos que este organismo presentó para establecer definitivamente un acuerdo de paz entre Israel y los Territorios Palestinos, a pesar de que el 2013 la nación palestina se encuentra bajo el status de Estado Observador No Miembro ante la ONU, en la práctica no ha podido surgir un territorio soberano plenamente, debido a la negativa de hace más de 7 décadas en establecer un estado árabe a la par que sus vecinos israelíes, además de las constantes guerras entre 1967 y 1973 libradas por naciones árabes que enterraron la creación de un país palestino con sus derrotas en el campo de batalla.