CHILE
El drama de los más de 400 lesionados oculares que dejaron las protestas en Chile
Según expertos, la cifra no tiene precedentes en la historia de la oftalmología, y se traduce en la difícil situación que viven cientos de familias que reclaman justicia y reparación.
Han pasado más de tres meses, pero Nelsón Iturriaga aún recuerda con detalle cómo vivió cada momento del 21 de octubre del 2019. La emoción de lo que se estaba gestando en Plaza Italia hizo que quisiera dejar, por un rato, su trabajo en construcción para ir a hacer parte de las protestas que habían estallado en la zona que sirve de frontera entre Santiago oriente, el sector acomodado de la capital, y el poniente de la ciudad, que concentra los barrios populares.
Relata que cuando llegó se encontró con masivas protestas pacíficas, sin presencia de Policía, pero de repente llegaron los tanques lanza aguas y los camiones de carabineros, y se produjo un incidente con los manifestantes. “Empezaron a disparar indiscriminadamente, toda la gente corrió despavorida para todos lados y ahí me llegó el perdigón al ojo izquierdo”, cuenta sentado desde el sillón de la casa en la que viven sus padres, en la Florida, la comuna más grande de Santiago.
Nelsón Iturriaga, chileno que perdió su ojo izquierdo en un incidente entre los Carabineros y los manifestantes, en el marco de los tres meses de protestas que se presentaron en Chile a finales del 2019. Foto: Andrea Aguilar Córdoba - Agencia Anadolu
Iturriaga señala que, entre encapuchados y manifestantes que no tenían el rostro cubierto, lograron ponerlo de pie y llevarlo a la zona de primeros auxilios, donde lo atendieron paramédicos antes de llevarlo al Hospital Salvador, en el que ha sido tratada la mayoría de afectados por las lesiones oculares durante estas protestas. “Todo el lado izquierdo de la cara era una sola masa, el ojo cerrado por completo. Ahí vieron que el perdigon estaba alojado en la zona nasal, entre ojo y ojo. La nariz lo detuvo porque, de lo contrario, habría quedado ciego”.
Los médicos le dijeron que el pronóstico no era bueno. Un desprendimiento de retina y una hemorragia interna en el ojo hicieron que empezara a dimensionar la magnitud de la lesión que había sufrido.
Siete días después, ese mismo impacto llegaría para Natalia Aravena, una enfermera de 25 años que aprovechó su día libre para unirse a las protestas que se realizaban frente al Palacio de La Moneda. “Llegué al paseo Bulnes, en donde me iba a encontrar con un amigo para ir a la marcha. Cuando miré el celular para ver dónde estaba, apareció un carro lanza agua que empezó a dispersar a los manifestantes. Solo había algunos con pancartas y todo estaba muy tranquilo; empecé a ver carabineros que lanzaban bombas lacrimógenas”.
Natalia nunca se llegó a encontrar con su amigo. En medio de la huída que emprendió cuando se desató el caos fue impactada por una bomba lacrimógena en el ojo derecho. Después de dos operaciones, los médicos concluyeron que el ojo se había destruido por completo y lo único que quedaba por hacer era sacarlo y reemplazarlo con una prótesis.
“Con el tiempo me empecé a dar cuenta de cosas que no podré volver a hacer y esas son frustraciones que se van acumulando. Es complicado, no solo por el tema visual, sino también por la parte estética, de verme distinta frente a un espejo”, señaló Natalia.
Cuestionamientos a las fuerzas de seguridad
Para Patricio Mesa, vicepresidente del Colegio Médico de Chile, la cifra de lesiones oculares que se han registrado desde el inicio de las protestas se debe al incumplimiento de los protocolos por parte de las fuerzas de seguridad.
“Hemos constatado que en toda la historia de la oftalmología a nivel mundial no se han presentado esta cantidad tan elevada de personas con traumas oculares”, le dijo a la Agencia Anadolu el dirigente de los médicos chilenos.
Desde que se prohibió el uso de escopetas de balines, disminuyó el número de heridos oculares a causa de estas municiones, pero aumentó la cifra de afectados por efecto de gases lacrimógenos. “En ningún caso estos artefactos pueden ser dirigidos a la cara. Si hay una fractura de cráneo, eso indica que se apuntó al rostro”, aseguró Mesa.
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Según el reporte del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), 372 personas han resultado con traumas o lesiones oculares y 33 más han sufrido el estallido o pérdida de un ojo. Sin embargo, el ministro de Salud de Chile, Jaime Mañalich, aseguró que este tipo de lesiones ha disminuido y que se trata de casos puntuales. "Se han observado algunas lesiones aisladas, pocas, pero muy relevantes por sus consecuencias, asociadas a golpes por objetos contundentes”.
Rodrigo Bustos, jefe jurídico del INDH, señala que 405 personas con lesiones oculares, en 90 días, no pueden ser consideradas como casos aislados, y coincide con la asociación médica en que el incumplimiento de las reglas que rigen el actuar de los carabineros en medio de las protestas es lo que ha causado los centenares de casos de heridos. “Es tremendamente grave. Hemos podido constatar cómo, en muchos casos, carabineros disparan directamente desde la cintura hacia arriba a personas que se están manifestando”.
Una luz al final del túnel
Ante la enorme cantidad de lesionados oculares, se creó la iniciativa Los ojos de Chile, liderada por el escritor Jorge Baradit y el activista Rodrigo Salinas, que ha logrado recaudar 51.000 dólares para ayudar a los más de 400 heridos.
“La mayoría de las personas atacadas no tiene un seguro de salud, muchos no tienen un trabajo estable tampoco y se atienden en hospitales públicos. No cuentan con recursos para tratarse su lesión de manera privada. El gobierno no ha apoyado a las víctimas de ninguna forma”, señala Salinas a la Agencia Anadolu. Los familiares de las víctimas comenzaron a asociarse para exigir justicia e indemnización por parte del Estado y en los próximos días entablarán una querella contra el presidente Sebastián Piñera, a quien acusan de no haber actuado para evitar la violación de derechos humanos durante las protestas.
“No hemos recibido ninguna respuesta del gobierno. Sabemos que ellos conocen de nosotros porque marchamos todos los días viernes frente a La Moneda. Pero no nos han llamado de ningún ministerio ni tampoco el Presidente”, señala a Anadolu Marta Valdés, vocera de la Coordinadora de Víctimas de Traumas Oculares y madre de una de las víctimas.
Tanto Nelsón Iturriaga como Natalia Aravena están con asesoría psicológica para afrontar el trauma luego de la lesión ocular. Ninguno de los dos se arrepiente de haber salido a marchar el día que perdieron parte de su visión y ambos esperan que un día puedan volver a manifestarse en las calles de Chile sin ser víctimas de la represión que les nubló la vista.
Por Andrea Aguilar Córdoba, periodista de la Agencia Anadolu