Informe especial: ¿A quién le importa el divorcio de los Gates?

La fundación más importante de la historia nació de manera común y corriente: en la sala de una casa en medio de una conversación entre un marido y su mujer. Ahora exmarido y exmujer. Sucedió una mañana en el año 1999 en la mansión de Bill Gates en el estado de Washington. Él era entonces el hombre más rico del mundo (hoy es el cuarto más rico) y compartía la lectura matutina de la prensa con su esposa Melinda, quien acaba de dar a luz al segundo de sus tres hijos. Bill, quien para entonces tenía 44 años, leía un artículo sobre los millones de niños que morían anualmente por enfermedades como diarrea y neumonía. Le preguntó a su esposa, sentada al lado suyo, “hay algo peor que la muerte de un hijo?”, la respuesta cambió para siempre sus vidas: “si, la muerte de un hijo por una enfermedad que se puede curar”. Así nació la fundación Bill y Melinda Gates. 27 años más tarde, la pareja anunció su divorcio y más allá de la curiosidad, hay que preguntarse: ¿ qué sucederá con la Fundación Bill y Melinda Gates?

Los Gates resultaron ser un buen equipo. Bill, el cofundador de Microsoft, la empresa de tecnología que revolucionó la industria, es un apasionado de la innovación y de los logros científicos con resultados tangibles. Entre los primeros proyectos de la fundación estuvo buscar soluciones higiénicas a la propagación de enfermedades en países pobres y el desarrollo de vacunas y la mejor manera de repartirlas. Melinda en cambio se interesa más por la rama humanitaria y el empoderamiento de las mujeres. Sus aportes van desde educación, conectividad, salud y erradicación de pobreza, hasta aliarse con Naciones Unidas para desarrollar y distribuir la vacuna contra el covid-19 y medicina para combatir la enfermedad.

La fundación arrancó en el año 2000 con una transferencia de 20 mil millones de dólares de Microsoft, con los años los Gates alcanzaron a donar un total de 36 mil millones de dólares. Su gran amigo, Warren Buffet, otro de los hombres más ricos del mundo, donó 30 mil millones y se comprometió a donar el 85% de su fortuna de 100 mil millones de dólares. La pareja además creó el “Giving Pledge” un programa para que otros millonarios donen sus fortunas. Hoy sus fondos son de 54 mil millones de dólares (más que el presupuesto de algunas naciones), cuentan con 1.600 empleados y tienen 27 diferentes tipos de proyectos en 135 países. La fundación es tan poderosa, que son los segundos donantes más importantes de la Organización Mundial de la salud detrás del gobierno de los Estados Unidos.

¿Qué va a suceder con la Fundación Bill y Melinda Gates ahora que la pareja se divorcia?

En un trino anunciando su divorcio, informaron que nada en la organización cambiaría, pero para muchos, inclusive algunos de sus empleados eso es imposible. En la sede principal se habla de los “los proyectos de Bill”, inclinados hacia la innovación y “los de Melinda” inclinados hacia lo humanitario. Ella podría llegar a ser una de las mujeres más ricas del mundo si se hace a la mitad de la fortuna de ambos valorada en 130 mil millones de dólares y podría optar por donar su fortuna a la fundación que solo ella dirige Pivotal Ventures y que se dedicaría más a los “proyectos de Melinda” . Su ex puede hacer los mismo y atender “los proyectos de Bill” en su fundación Gates Ventures. Para algunos empleados una relación tensa entre los dos directores de la fundación podría ser malo para la imagen de la misma y no sostenible a largo plazo.

El mundo de la filantropía se alarmó con la noticia del divorcio de los Gates. Para calmar a los donantes y a los empleados la fundación, por medio de un correo interno explicó que nada cambiaría y que la pareja seguiría diseñando las metas y estrategias de la institución. Además, con fondos tan millonarios, las finanzas de la organización se mueven solas y casi que tienen vida propia. En una carta publicada en la página de la fundación, los Gates dicen que más de 20 años después de fundada, la cifra de niños que mueren por enfermedades curables se redujo a la mitad. En un momento doloroso y privado ante un fracaso personal como pareja, a Bill y Melinda les queda esa cifra como medida del éxito de la meta que trazaron cuando una mañana, leyendo juntos un periódico, soñaron con cambiar el mundo.