Ucrania
A un mes de haber iniciado la guerra, ¿qué sigue ahora en Ucrania?
La invasión de Rusia a Ucrania cumple un mes. Entre el ataque desbordado a la población civil y la resistencia ucraniana, la economía y la geopolítica se mueven en medio de la incertidumbre, poniendo en vilo el rumbo del mundo.
Cuando se inició la guerra en Ucrania, todo el mundo estimaba un conflicto relativamente corto, en el que el ejército comandado por Vladímir Putin hiciera sentir su poderío armamentístico en territorio extranjero. Ahora, el panorama es más incierto que nunca y cada bando tiene mucho en juego.
Al cierre de esta edición, casi 1.000 civiles han fallecido en Ucrania. Permanecer en el país se convirtió en un infierno. Tanto es así que en las ciudades asediadas la gran mayoría de personas han salido rumbo a territorios vecinos, mientras que los pocos que quedan se resguardan en refugios improvisados, rezando para que ninguna bala o proyectil los alcance.
Las sirenas anunciando bombardeos, los misiles que se estrellan contra las viviendas y los disparos hacia los civiles son algo de todos los días en las ciudades como Kiev, Járkov y Mariúpol. En ellas el ejército ruso no ha podido vencer a la dura resistencia ucraniana, algo impensable para Putin hace un mes, por lo que estas metrópolis se han convertido en verdaderos campos de guerra.
La situación es de auténtico caos. Atrás quedaron las justificaciones de Rusia para invadir el país basada en una acción de defensa de las regiones de Donetsk y Lugansk, de las cuales se ha apoderado desde el día uno de la invasión. El panorama ucraniano es desolador y parece no tener un final cercano. Rusia también puede estar viviendo un infierno, pero por culpa de las sanciones económicas desde Occidente y las presiones que se ejercen.
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La economía rusa está siendo estrangulada poco a poco, o por lo menos eso parece. En Occidente, tanto la Unión Europea como Estados Unidos han dado golpes certeros para intentar disuadir al régimen de Putin de la invasión, algo que parece de momento insuficiente, pese a las duras acciones contra Rusia.
Poniendo algunos ejemplos, la Unión Europea ha impuesto restricciones a la exportación de armas y tecnología de uso civil o militar, se congelaron los activos en Europa de Putin, de cientos de políticos rusos y decenas de oligarcas aliados al régimen. Además, como una de las sanciones más severas, se bloquearon las reservas internacionales de divisas del Banco Central ruso.
Sin embargo, muchos analistas se preguntan si dichas sanciones pueden cumplir el objetivo deseado, pues la historia de países a los que ya les aplicaron acciones parecidas, como Venezuela, Cuba o Corea del Norte, con la intención de que abandonaran sus dictaduras totalitarias, no revela resultado alguno hasta ahora.
Según un estudio de la Universidad de Drexel, de las sanciones impuestas a regímenes políticos desde 1950, solo un tercio han sido efectivas. En cambio, la investigación cuenta que el castigo termina casi siempre en sufrimiento y pobreza para la población de los países al debilitar la economía de todo el territorio.
Las sanciones siempre se han aplicado a Gobiernos con un poder limitado, pequeñas potencias regionales. Por esto, el caso de Rusia es totalmente excepcional, ya que no solo es una potencia militar y económica, sino política, y posee grandes aliados que, si deciden participar en la guerra, pueden cambiar el panorama mundial.
Pero, además, el conflicto disparó los precios de los commodities –como el petróleo y el carbón– llevándolos a máximos históricos. Presionó también la inflación al alza y amenaza el crecimiento que traía la economía global al intentar recuperarse de los efectos de la pandemia.
El papel de China
Xi Jinping y su Gobierno han pasado por grandes enemistades con Estados Unidos y Occidente desde hace años. Viven una guerra comercial casi interminable. Y entre amenazas de cada lado, la relación se fue fracturando hasta que la guerra en Ucrania ha hecho que, de alguna manera, se tengan que acercar.
China se había mostrado mucho más aliada de Rusia y de Putin y se esperaba que, con el pasar de los días, mostrara su apoyo irrestricto a la invasión, como han hecho otros países cercanos al régimen ruso, como Corea del Norte, Venezuela, Cuba, Siria o Irán. Sin embargo, el apoyo de Xi Jinping nunca llegó y más bien parece tomar una posición neutral o más cercana a la Otan y Estados Unidos, algo que para el Gobierno chino puede terminar siendo muy conveniente.
La posición del gigante asiático en estos momentos es intentar ser un mediador entre Occidente y Rusia, aprovechando las buenas relaciones con algunos países de la Otan. Pekín aboga por un tratado de paz en el que se puedan imponer condiciones desde ambos bandos para un cese al fuego definitivo en territorio ucraniano.
“La comunidad internacional debe promover negociaciones de paz desde la sinceridad. Hay que crear las condiciones necesarias para solucionar este asunto. Debemos hacer todo lo posible para que la paz regrese a Ucrania”, dijo el mandatario chino a su homólogo británico, Boris Johnson. Se entiende que los dos países deben rebajar las pretensiones impuestas para los tratados de paz, como la adhesión a la Otan y la Unión Europeade Ucrania.
La gran beneficiada puede ser la misma China, ya que, como señala un reporte del centro de pensamiento China Strategy, el conflicto es una ventana de oportunidad única para el régimen de Xi Jinping. Al continuar la invasión, tanto Occidente como Rusia se verían debilitados y desgastados militar y económicamente, algo que Pekín puede aprovechar para consolidar aún más su poder. El análisis, poco después de ser publicado, fue censurado por el Gobierno chino.
Lo que sigue
El conflicto parece no tener un final cercano. Las conversaciones, que se habían adelantado y mostraban un desarrollo prometedor, se distanciaron. Rusia acusa a Ucrania de cambiar de posición sobre sus peticiones y alargar innecesariamente la toma de decisiones sobre algunas posturas, como la adopción de un régimen neutral en Europa, lejos de la Otan y de la Unión Europea. Ambos países parecen dispuestos a seguir negociando, pero tiene que haber un cambio abrupto en los diálogos para que la guerra termine rápido, algo que, como se están dando las cosas, parece bastante improbable.
El uso de armas químicas podría dar un giro al desarrollo del conflicto. Según Estados Unidos, Rusia tiene este tipo de armamento y está lista para usarlo en algún momento. Esto fue desmentido por el Kremlin, que, por el contrario, acusó al Gobierno de Joe Biden de estar manipulando armamento de estas características en laboratorios ucranianos.
La Otan anunció que preparará a la población ucraniana para este tipo de ataques con mecanismos de detección, descontaminación y defensa. Biden aseguró que, si Rusia decide usar armas químicas, la alianza militar se defenderá con “una respuesta proporcional”, dejando entrever que podría haber un enfrentamiento directo, algo impensado que escalaría el conflicto y podría derivar en una guerra entre Rusia y sus aliados contra la Otan y los países de Occidente.
La invasión a Ucrania cumple un mes, pero no parece estar cerca de terminar pronto, y la solución no avanza. Millones de personas viven refugiadas en países vecinos, y los civiles que aún permanecen en Ucrania siguen siendo los más afectados, en un conflicto cruel que recorre las calles de ciudades enteras, desde donde se implora que la guerra termine de una vez por todas.
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