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Abogado de Trump dice que una empresa de software amañó las elecciones
Rudy Giuliani insiste en que hubo fraude electoral y tiene pruebas para demostrarlo.
La estrategia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para demostrar que hubo un fraude electoral que le habría permitido ganar la presidencia a Joe Biden, según ha denunciado en varias oportunidades el magnate, parece no parar.
Este domingo, Rudy Giuliani, el abogado del mandatario insistió en que las elecciones presidenciales serían “anuladas”, alegando que tenía “pruebas” de que “máquinas corruptas” habían eliminado millones de votos para Trump, pero no podía compartirlas.
El defensor del presidente de Estados Unidos afirmó que una de las compañías de software que se utilizan en algunos estados del país, Dominion Voting Systems, pertenece a la empresa española Indra. Es por eso que apuntó contra ella, pero aún no presentó pruebas.
“Dominion es propiedad de otra compañía, Smartmatic, a través de una intermediaria llamada Indra”, comenzó Giuliani, en diálogo con Fox News. Y siguió: “Fue creada en 2002 o 2003 por tres venezolanos muy cercanos al dictador Hugo Chávez, y se montó para amañar elecciones”.
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“En cada uno de esos estados, tenemos más que suficientes papeletas ilegales ya documentadas para anular el resultado en ese estado”, agregó Giuliani, afirmando erróneamente que el voto por correo no era válido porque a los republicanos no se les había permitido observar el recuento.
A pesar de que el equipo legal de Trump no pudo demostrar que el actual presidente había ganado en Arizona, donde se impuso el exvicepresidente, el abogado Giuliani aseveró que la campaña tenía suficientes declaraciones juradas de testigos que, según informes, vieron un fraude para anular cientos de miles de votos para Biden.
“Ya tenemos suficientes declaraciones juradas de personas que fueron expulsadas de poder observar, por lo que en cada uno de esos estados que perdió por poco, ganó esos estados probablemente en un 2-3 por ciento”, comentó.
Vale mencionar que la campaña de Trump insiste en que los demócratas utilizaron un software que presuntamente cambió los votos en una treintena de estados. Entre ellos, Nevada, Arizona, Minesota, Michigan, Georgia y Pensilvania.
Esa denuncia la hizo también la presidenta del Comité Nacional Republicano, Ronna McDaniel, después de que un error humano en Michigan con ese software provocara que varios votos cambiaran de opción.
Ante las acusaciones de McDaniel, el Departamento de Estado de Michigan señaló en un comunicado que los comicios ahí “se llevaron a cabo de manera justa, eficaz y transparente y son un reflejo exacto de la voluntad de los votantes”.
El viernes, Trump ya se había referido por primera vez -aunque a medias- a la victoria de su adversario demócrata al dejar entender, antes de retractarse, que él ya no estaría más al frente de la gestión de la crisis del coronavirus después del 20 de enero, día de la toma de posesión presidencial.
“Daños”
Desde el mismo 3 de noviembre, cuando todavía no se conocían todos los resultados, Trump ha adoptado una postura muy beligerante, prometiendo un verdadera guerra judicial.
Miles de seguidores suyos se manifestaron en Washington el sábado, apoyando sus acusaciones de fraude en una protesta mayormente festiva que acabó con algunos enfrentamientos con grupos rivales. Al menos 20 personas fueron detenidas, según medios locales, incluyendo cuatro por infringir la ley de armas de fuego y uno por violencia contra un policía.
Pero, en cuanto se hizo pública la victoria de Joe Biden el 8 de noviembre, la mayoría de los dirigentes del planeta felicitaron al demócrata, reforzando la idea de que nadie -ni en Estados Unidos, ni en otro lugar- se tomaba verdaderamente en serio las acciones judiciales emprendidas por el equipo de Trump.
A falta de pruebas que acrediten su hipótesis de que hubo fraudes electorales masivos, la mayoría de estos recursos han sido rechazados por los tribunales.
Los resultados de todos los estados ya fueron anunciados por las grandes cadenas de televisión del país. Biden consiguió 306 votos electorales, contra los 232 del presidente saliente: justo las mismas cifras, pero a la inversa, que en la victoria del magnate republicano -calificada entonces por él como un “maremoto”- frente a Hillary Clinton en 2016.
*Con información de AFP