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Administradoras de Fondos de Pensiones de Chile: ¿desaparecerán con Gabriel Boric?
La creación de un nuevo sistema previsional en el país podría servir de guía para las naciones vecinas que también adoptaron el ahorro de capitalización individual para las pensiones de sus trabajadores.
Las protestas en las calles, el llamado estallido social (2019) y, finalmente, la realidad de unas jubilaciones muy por debajo de lo esperado, han hecho que la reforma del sistema de pensiones en Chile sea uno de los pilares fundamentales que deberá impulsar el próximo gobierno de Gabriel Boric. Así lo ve también Gitte Cullmann, directora de la oficina regional para el Cono Sur de la Fundación Heinrich Böll, para quien “el tema tiene una relevancia enorme para el futuro gobierno, puesto que es un proyecto estratégico y un desafío para cumplir con las exigencias de la sociedad chilena”.
Aunque aún no existe una reforma previsional propiamente dicha, el presidente electo ha desarrollado un bosquejo inspirado en elementos de las reformas sueca, británica y neozelandesa, y se basa en tres pilares: una renta básica universal, el ahorro de los trabajadores en cuentas individuales administrado por un nuevo ente y un ahorro extra de carácter voluntario. Estos tres ejes deberían entregar una proporción del sueldo actual que se convertirá en la jubilación de cada chileno.
El economista Guillermo Larraín, que fue parte del debate en este tema durante la campaña presidencial de Gabriel Boric y sonó como posible ministro de Hacienda o del Trabajo, explica que el proyecto inicial fue modificado durante la segunda vuelta presidencial, por lo que quedaron muchos aspectos por definir. Además, “el componente principal de la reforma fue adelantado por el actual gobierno, la pensión básica universal (227 dólares que recibirán cerca de dos millones de chilenos cada mes), es la que logró un acuerdo político rápido y se envió como ley exprés (aprobada el 26 de enero de 2022). Eso ya se hizo, pero sobre los otros temas hay muchos puntos inconclusos que requieren debate”, dice a DW el también académico de la Universidad de Chile.
“Yo dividiría la discusión en dos partes: una es la contribución de los trabajadores y otra es la administración de esos fondos. En cuanto al primer punto, hay que explicar que Chile tiene un sistema basado en una contribución del 10 % de cargo del trabajador sin cotización por parte del empleador. Eso va a cambiar en la reforma, donde se espera que el empleador cotice un 6 % adicional para el trabajador. La segunda parte corresponde a la administración de los fondos. Hoy la cotización del trabajador va a cuentas individuales gestionadas por una AFP. En la propuesta se había logrado más o menos consensuar que en el nuevo sistema la cotización también irá a cuentas personales, pero gestionadas con una lógica de inversión diferente a la actual, una lógica de menor riesgo y más estable, con una visión de más largo plazo”, detalla Larraín, quien también ejerció como superintendente de las AFP en Chile (2003-2006).
¿Desaparecerán las AFP?
Aunque, en general, los chilenos demandan la desaparición de las Administradoras de Fondos de Pensiones, en el mediano plazo, no se contempla que desaparezcan. Lo que sí ocurrirá, de concretarse el bosquejo propuesto por Boric, es que deberán jugar con nuevas reglas.
En una mirada más amplia, Gitte Cullman señala la importancia de encontrar un camino de mayor transparencia para la inversión de los fondos de pensiones que permita un aumento de las jubilaciones. “No cabe duda de que debe establecerse una separación entre el sistema de pensiones y el rol que tienen esos fondos acumulados en el funcionamiento del mercado financiero. Hay varios modelos para lograr un sistema de pensiones justo. Por ejemplo, el de algunos países europeos, que es donde los especialistas del nuevo gobierno han recogido experiencias”, explica a DW.
Ahí el Estado entrará en escena. “Acá el rol del Estado cambia bastante: en la administración de la cotización de los trabajadores, que hoy es privada, habrá una oferta pública. Además, las administradoras privadas que participen en este nuevo sistema lo harán únicamente en el ámbito financiero, y no como ocurre hoy, que hacen asesoría previsional, generando la concentración de una industria que administra 200 mil millones de dólares, cerca del 70 % del PIB de Chile. Entonces, si uno saca estas economías de escala, eso va a permitir que haya mayor diversificación”, explica Larraín.
Y agrega: “Los ahorros que están hoy en las AFP se quedan ahí, y si tú quieres mantenerlos ahí, seguirán siendo administrados por una AFP. Distinto es lo que pasará con las cotizaciones nuevas de los trabajadores. En el debate del que fui parte hubo dos visiones, los que dicen que las nuevas cotizaciones deben ir al sistema nuevo y los que pensamos que hay que dejar la puerta abierta para que las personas decidan adónde quieren que vaya su dinero”.
Eco en Latinoamérica
El sistema de capitalización individual se ha extendido ampliamente en el mundo, tanto como sistema único o mixto. En el caso de Latinoamérica, Perú, Colombia, República Dominicana y México, estos son algunos de los países que se destacan en la adopción de las AFP en los años noventa para administrar las pensiones, y en todos se han aplicado, o se encuentran en proceso de análisis, reformas para mejorar las pensiones.
Cuando José Piñera, hermano del actual presidente chileno Sebastián Piñera, presentó las AFP en Chile, aseguró que los chilenos tendrían una pensión equivalente al 100 % de su salario, pero ya está claro que su proyección estaba equivocada. La reforma que se haga en Chile seguramente despertará interés, al menos el de los países de la región. Así lo cree la representante de la fundación Heinrich Böll. “Un cambio en el sistema de pensiones en Chile generará interés, pero la realidad de cada país es diferente. Hay que evaluar bien la situación actual de cada uno antes de poder comparar los sistemas de pensiones. Con el modelo ultraneoliberal de Chile fracasó la idea de lograr con los mecanismos de mercados un sistema de pensiones justas”.
Algo parecido dice Larraín, quien sostiene que los países vecinos “al menos tendrían que mirar lo que se haga en Chile, porque llevamos por lo menos diez años discutiendo esto, y no se había tomado ninguna acción, hasta ahora. Creo que muchos de los países que copiaron de forma acrítica la reforma chilena tienen que mirar la solución que está en curso con ojos más críticos esta vez, y tratar de sacar conclusiones apropiadas para ellos. De todas formas, espero que sea motivo de inspiración, porque lo que es verdad es que las pensiones en toda América Latina son un verdadero problema”.