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Afganistán | Amenazas al aeropuerto de Kabul siguen siendo “reales” y “concretas”, según el Pentágono
El puente aéreo, que empezó el 14 de agosto y finalizará el martes, ha permitido evacuar más de 12.000 personas.
Las amenazas contra el aeropuerto de Kabul siguen siendo “reales” y “concretas”, a medida que Estados Unidos culmina su retiro de Afganistán, dijo este lunes el portavoz del Pentágono, John Kirby.
“Ahora estamos en un momento particularmente peligroso”, indicó Kirby a los periodistas. “Las amenazas siguen siendo reales, están activas, y en algunos casos son muy concretas”.
El general del ejército estadounidense Hank Taylor dijo que desde el 14 de agosto más de 122.000 personas fueron evacuadas de Kabul, incluidos 5.400 estadounidenses.
Varios cohetes fueron disparados este lunes contra el aeropuerto de Kabul, en el penúltimo día en Afganistán de las tropas estadounidenses, que se apresuran a concluir las evacuaciones entre amenazas de nuevos ataques.
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El grupo yihadista Estado Islámico del Khorasan (EI-K) reivindicó estos ataques. “Los soldados del califato atacaron al aeropuerto internacional de Kabul con seis cohetes”, señaló el grupo en un comunicado.
Por la mañana, personal de la AFP en Kabul había escuchado el ruido de cohetes sobrevolar la capital afgana, pero sin poder entonces precisar su procedencia ni su objetivo.
Un alto funcionario de seguridad que trabajó para el gobierno derrocado hace dos semanas por los talibanes había indicado que los cohetes se habían disparado desde un vehículo en el norte de Kabul, donde se encuentra el aeródromo.
Residentes cercanos al aeropuerto confirmaron además haber escuchado el sonido de la activación del sistema de defensa antimisiles y que vieron metralla cayendo desde el cielo, lo que indicaría que al menos un cohete fue interceptado.
La Casa Blanca, que confirmó el ataque, aseguró que la evacuación continuó sin interrupción.
El presidente estadounidense, Joe Biden, fijó el martes 31 de agosto como fecha límite para retirar a sus fuerzas de Afganistán y culminar dos décadas de una operación militar iniciada como represalia por los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Pero las tropas estadounidenses están ahora más enfocadas en su propia salida y la de los diplomáticos de su país.
“El presidente (...) reconfirmó la orden de que los comandantes redoblen sus esfuerzos por hacer lo que sea necesario para proteger a nuestras fuerzas sobre el terreno”, señaló la Casa Blanca en un comunicado.
El retorno del movimiento islamista de los talibanes al poder, del que fueron echados en 2001, desencadenó un éxodo de afganos aterrorizados que tratan de huir gracias a un enorme puente aéreo liderado por Washington.
Amenaza del grupo EI-K
El grupo Estado Islámico del Khorasan (EI-K), rival de los talibanes, supone una importante amenaza en este tramo final, como ya lo había demostrado el ataque suicida contra el aeropuerto el jueves que se cobró más de 100 vidas, entre ellas las de 13 soldados estadounidenses.
Biden advirtió sobre la alta probabilidad de nuevos ataques y el ejército estadounidense realizó el domingo un operativo aéreo contra un coche cargado de explosivos en Kabul.
Un portavoz talibán confirmó el incidente del domingo, señalando que un coche bomba dirigido hacia el aeropuerto había sido destruido. También indicó que un supuesto segundo ataque había impactado una casa cercana.
Un fotógrafo de AFP captó este lunes imágenes de un vehículo destruido con un artefacto aún visible en el asiento trasero.
El auto fue impactado por un ataque estadounidense con un dron a 2 km del aeropuerto.
Durante la guerra en Afganistán, Estados Unidos fue acusado de matar civiles en sus ataques aéreos, uno de los motivos que les llevaron a perder el apoyo local. El domingo podría haber ocurrido lo mismo.
“Tenemos informes de víctimas civiles tras nuestro ataque a un vehículo en Kabul”, dijo en un comunicado el capitán Bill Urban, portavoz del Mando Central militar estadounidense.
Según Urban, las explosiones fueron “poderosas” y el ejército está estudiando si hubo muertos civiles. “Nos entristecería profundamente cualquier pérdida de vidas inocentes”, afirmó.
En los últimos años, la rama del EI en Afganistán y Pakistán ha perpetrado algunos de los peores ataques en estos países, masacrando a civiles en mezquitas, plazas, escuelas y hospitales.
Aunque tanto los talibanes como el EI son movimientos sunitas radicales, mantienen una profunda enemistad y los dos reivindican ser los verdaderos abanderados de la Yihad (guerra santa islámica).
El atentado del jueves, el golpe más mortífero contra Estados Unidos en Afganistán desde 2011, empujó a los talibanes y a las fuerzas norteamericanas a estrechar su cooperación para proteger el aeropuerto.
El sábado, combatientes talibanes escoltaban a un flujo constante de afganos desde los autobuses hasta la terminal de pasajeros, entregándolos a soldados estadounidenses para su evacuación.
Regreso del líder talibán
El movimiento islamista radical, que había dado refugio al grupo yihadista Al Qaida, promete ofrecer una versión más moderada respecto al régimen fundamentalista que impusieron entre 1996 y 2001.
Muchos afganos, especialmente aquellos que trabajaron con las misiones extranjeras o el gobierno derrocado, recelan de esta nueva versión talibana y trataron de huir en la operación de evacuación desplegada por las potencias occidentales.
El domingo, los talibanes revelaron que su líder supremo, Hibatullah Akhundzada, se encontraba en Kandahar, en el sur de Afganistán, y planeaba ofrecer pronto una comparecencia pública.
Con información de AFP.