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Afganistán está a punto de enfrentar una crisis en el sistema de salud por falta de financiación
El territorio está controlado bajo el régimen fundamentalista islámico desde 2021.
Afganistán, uno de los países más pobres en Asia, y en donde la población se encuentra bajo el régimen talibán desde la retirada de las tropas estadounidenses desde agosto de 2021, enfrenta constantemente varios problemas sociales, desde falta de medicamentos hasta restricciones de movimiento hacia las mujeres, tras la llegada por la fuerza al poder del régimen fundamentalista islámico.
A pesar de que la Organización de Naciones Unidas ha realizado varios llamados de atención a los líderes talibanes, estos han hecho caso omiso a las recomendaciones que ha divulgado este organismo internacional con el fin de que la sociedad afgana pueda vivir en mejores condiciones y así aportar al desarrollo personal, comunitario y nacional.
Sin embargo, con la negativa de los talibanes a siquiera considerar los consejos internacionales, los ciudadanos afganos han comenzado a emigrar a países cercanos con Pakistán, en donde, a pesar de tener un permiso especial para residir y trabajar, son perseguidos por la policía por, presuntamente, aumentar la inseguridad nacional.
Por otro lado, para las personas que continúan en el territorio, la crisis social cada vez más empeora debido a las sanciones económicas impuestas al país, el aumento de producción de metanfetaminas y la delicada situación que sufre el sistema de salud nacional, según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud, (OMS).
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Con base en un comunicado de prensa, la OMS, ha hecho un llamado a los donantes para que destinen ayudas con el fin de salvaguardar el sistema de salud afgano, debido a la falta de infraestructura con la que cuentan los centros médicos para poder atender a los pacientes. Asimismo, con los periodos anuales de sequías e inundaciones, los afganos cada vez menos pueden asegurar su comida.
Por tal motivo, la OMS emitió una nueva alerta a la comunidad internacional para así poder aumentar la inversión en prestación de servicios de salud en el país asiático, teniendo a la infraestructura de los hospitales como prioridad, entendiendo la crisis humanitaria por la que está atravesando una de las sociedades más pobres del planeta. La vulnerabilidad de las niñas y mujeres, debido a la prohibición de educarlas y de poder trabajar, ha dificultado aún más la economía en los hogares.
A través del comunicado, el representante de la OMS en Afganistán, Luo Dapeng, aseveró que: “La situación en el Afganistán es crítica y exige una atención urgente. Para un país afectado ya por décadas de conflicto, la falta de financiación del sistema de salud es una preocupación humanitaria crítica. Es imposible subrayar suficientemente las consecuencias de esta falta de financiación”, no sin antes agradecer “a nuestros asociados actuales el apoyo brindado hasta ahora, pero pedirles también que redoblen sus esfuerzos”, declaró.
Por otro lado, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, indicó que: “La situación en el Afganistán es grave y la falta de recursos y fondos para apoyar a los trabajadores y las instalaciones de salud está poniendo en peligro innumerables vidas. Las mujeres y los niños son los que más están sufriendo”. Asimismo, el director aprovechó para hacer un llamado a “los donantes para que sean generosos en sus aportaciones y podamos continuar nuestro trabajo de salvar vidas”.
Una nación al borde de la quiebra
Según el Plan de Respuesta Humanitaria para Afganistán 2023, 28,8 millones de personas requieren atención médica con urgencia, en contraste con los 18,4 millones que lo necesitaban en 2021. No obstante, a pesar de los esfuerzos para poder cobijar a los más necesitados, si no existe una inversión lo suficientemente alta, 8 millones de ciudadanos podrían perder el acceso a una asistencia de salud prioritaria.
Por otro lado, 450 mil pacientes carecerán de acceso a la atención traumatológica, como transfusiones de sangre y traslados hacia otros hospitales, sin dejar de lado a los 1,6 millones de afganos que presentan problemas de salud mental, los cuales quedarían a la deriva sin poder contar con algún tipo de acompañamiento psicosocial.