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Afganistán: la Unión Europea espera mantener su presencia en Kabul si las condiciones de seguridad lo permiten
Naciones Unidas alertó a principios de semana una inminente “catástrofe humanitaria” en Afganistán.
Los países de la Unión Europea (UE) han decidido coordinarse para mantener una presencia en Kabul y así permitir la evacuación de personas que deseen salir del país, pero todo ello dependerá de las condiciones de seguridad, dijo el viernes el jefe del la diplomacia, Josep Borrell.
“Hemos decidido (...) coordinar nuestros contactos con los talibanes, incluyendo una presencia (de la UE) en Kabul, si las condiciones de seguridad lo permiten”, dijo Borrell en Eslovenia luego de una reunión de cancilleres del bloque.
La presencia de la UE en la capital afgana, nuevamente bajo control de los talibanes, es permitir que continúen en seguridad las operaciones de evacuación de personas que deseen salir del país.
Para “evacuar a las personas que deseamos recibir, precisamos de un compromiso fuerte, y de un contacto fuerte” con las personas en el poder, apuntó Borrell.
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El diplomático español también mencionó la necesidad de continuar, a través de una “plataforma política”, la colaboración con los países vecinos de Afganistán.
Esta semana los países de la UE se comprometieron a apoyar a los países de la región para dar la bienvenida a los refugiados que huyen de los talibanes.
La UE desea evitar una oleada migratoria en su territorio, que hasta el momento no ha ocurrido ya que Pakistán e Irán albergan los mayores contingentes de refugiados afganos.
La formación de un nuevo gobierno en Afganistán se hace esperar
Los afganos y la comunidad internacional tendrán que esperar al menos hasta el sábado para conocer la composición del nuevo gobierno dirigido por los talibanes que, según prometieron, será representativo y tolerante, sobre todo en lo relativo a las mujeres.
El anuncio del gabinete se esperaba inicialmente para después de la plegaria del viernes por la tarde, pero un portavoz talibán indicó a la AFP que este no llegaría, al menos, hasta el sábado.
El movimiento islamista radical se enfrenta al desafío de pasar de ser un grupo insurgente a administrar el poder apenas días después de la retirada definitiva de las tropas de Estados Unidos tras dos décadas de guerra.
La cautela y recelo de la comunidad internacional se mezclan con muestras de interacción con los nuevos líderes.
China confirmó la información de un portavoz talibán, según el cual el Ministerio de Asuntos Exteriores chino se comprometió a mantener abierta su embajada en Kabul y a mejorar sus relaciones.
“Esperamos que los talibanes establezcan una estructura política inclusiva y abierta, lleven a cabo una política interior y exterior moderada y estable y rompan con todos los grupos terroristas”, indicó el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbin.
Entre tanto, Naciones Unidas anunció la reanudación de sus vuelos humanitarios desde Pakistán hacia las ciudades de Mazar-i-Sharif (norte) y Kandahar (sur).
Catar reconoció estar trabajando con las nuevas autoridades para reabrir el aeropuerto de Kabul, clave para hacer llegar la ayuda humanitaria a la capital.
La aerolínea local Ariana dijo al a AFP que los vuelos nacionales se reanudarán el viernes, empezando con una ruta de Mazar-i-Sharif a Kabul, tras haber obtenido “el visto bueno de los talibanes y de las autoridades de la aviación”.
Además, las empresas Western Union y Moneygram reactivaron sus servicios de giro de dinero en el país, de los que dependen muchos afganos receptores de remesas de familiares emigrados.
Al borde del desastre
Incluso antes de la ofensiva relámpago de los talibanes, Afganistán era ya un país muy dependiente de la ayuda del extranjero y el 40 % de su PIB procedía de la financiación externa.
La ONU advirtió que hay 18 millones de personas a las puertas de un desastre humanitario y que esta cifra podría duplicarse muy rápidamente.
El viernes, Emiratos Árabes Unidos indicó que había enviado al país un avión cargado de ayuda médica y alimentaria.
Los nuevos dirigentes afganos prometieron un régimen más abierto al que lideraron entre 1996 y 2001, conocido por la aplicación brutal de la ley islámica y su trato a las mujeres, que tenían prohibido estudiar, trabajar o salir a la calle sin compañía de un hombre.
La atención se centra ahora en si los talibanes pueden formar un gobierno capaz de manejar una economía destruida por la guerra y honrar sus promesas de un gobierno “inclusivo”.
Protestas de mujeres
Existe mucha especulación sobre su confección, si bien un alto cargo indicó esta semana que difícilmente incluirá mujeres.
En Kabul, unas 30 mujeres se manifestaron para reclamar su derecho a trabajar y un gobierno inclusivo, un día después de que otras varias decenas de ellas protagonizaran una protesta similar en la ciudad de Herat, en el oeste del país.
Los derechos de las mujeres son solo uno de los múltiples retos del nuevo gobierno. En Kabul, muchos ciudadanos estaban preocupados por las dificultades económicas del país.
“Con la llegada de los talibanes, se puede decir que hay seguridad, pero los negocios están bajo cero”, dijo a la AFP Karim Jan, propietario de una tienda de bienes electrónicos.
Naciones Unidas alertó a principios de semana de una inminente “catástrofe humanitaria” en Afganistán, y pidió que se garantice la salida del país a aquellos que lo deseen.
Por su parte, el ministro italiano de Relaciones Exteriores prevé visitar Uzbekistán, Tayikistán, Catar y Pakistán a partir de este viernes para tratar sobre los refugiados afganos, mientras que su homólogo británico planea visitar la región la próxima semana.
El ministro catarí de Relaciones Exteriores, Mohamed bin Abdelrahman al-Thani, afirmó el jueves que su gobierno está negociando con los talibanes para reabrir el aeropuerto de Kabul “cuanto antes”.
Turquía también apuntó que estaba estudiando con los talibanes y otros interlocutores asumir un papel en la gestión del aeropuerto.
*Con información de AFP