Al igual que Pablo Escobar, el Chapo despertó la 'narcofiebre'

A raíz del juicio en Estados Unidos al Chapo Guzmán, el narcotraficante mexicano más temido del continete, se reactivó la idolatría a la narcocultura.  Ello ha traído dolorosos recuerdos sobre cómo estas formas de adoración se fueron instituyendo alrededor de la figura de Pablo Escobar en el imaginario de los colombianos. Guzmán, quien fue sentenciado este miércoles a cadena perpetua, dictamen histórico en estos casos, genera reacciones de fanatismo entre las masas. Cosa que también pasaba con el capo del Cartel de Medellín. 

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Un día antes de que los jueces se pronunciaran sobre la histórica sentencia, salió al mercado El Chapo 701, una marca de ropa que exalta la figura del narcotráficante. Gilberto de Anda, abogado que representa  la polémica "empresa", dijo que la propietaria es nada menos que la hija del Chapo, Alejandrina Guzmán, quien la llamó así porque Forbes ubicó a su padre en el puesto 701 de los hombres más ricos del mundo, en 2009. No obstante, varios medios mexicanos, así como portales web, especulan que la verdadera dueña es la esposa del exjefe del Cartel de Sinaloa, Emma Coronel.

El Chapo 701 cuenta entre sus productos piezas características de la narcocultura tales como extravagantes chaquetas metálicas y estampadas, y anchos cinturones bordados, que pueden costar hasta 400 doláres. Los precios de las chaquetas oscilan entre los 100 doláres.  El hecho evidencia la controversia construida alrededor de un criminal que ha sido mitificado, a través de una estrategia de marketing. Cosa que también ha pasado con Pablo Escobar. Tanto Guzmán como Escobar han sido los criminales más buscados en sus respectivas épocas, y sus acciones han dejado miles de muertos. 

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En Colombia, por ejemplo, se han hecho decenas de telenovelas que exaltan la figura de narcotraficantes. En 2012, Caracol Televisión lanzó ‘Pablo Escobar, el patrón del mal‘, y la producción batió récords de audiencia. Fue tal la expectativa sobre el personaje del narcotraficante, que su  lanzamiento se convirtió en el más visto de la historia de la televisión colombiana con un rating de 26,9 puntos, y 62,7 por ciento de share en promedio. Así mismo, lugares tales como la Hacienda Nápoles, que solía ser el refugio una especie de extravagante parque temático privado del capo, eran visitados a diario por turistas, que fetichizaban el sitio. 

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La idolatría a la cultura mafiosa deja una herida abierta, ya que, de cierta forma, se banaliza el dolor de cientos de miles de víctimas. Al exaltarse las figuras de estos criminales que tanto daño le han hecho a sus respectivos países. El furor que causan las figuras del Chapo Guzmán, y Pablo Escobar, en vez de borrarse con el tiempo, parece inmortalizarse. 

*Con información de AFP.