Mundo
Al menos 16 muertos por enfrentamientos entre talibanes y presuntos yihadistas
Fuentes médicas han confirmado a DPA que los cuerpos sin vida de siete niños, tres mujeres y seis hombres han sido trasladados al hospital regional de la ciudad, pendientes de identificación.
Al menos 16 personas han muerto, entre ellos siete niños, durante un tiroteo entre los talibán y un presunto grupo de yihadistas de Estado Islámico en la ciudad de Herat, en la provincia homónima del oeste de Afganistán.
Fuentes médicas han confirmado a DPA que los cuerpos sin vida de siete niños, tres mujeres y seis hombres han sido trasladados al hospital regional de la ciudad, pendientes de identificación.
Tras estos hechos, se conoció un balance preliminar oficial por parte de los talibanes que anunciaron este domingo haber abatido a tres miembros de la organización Estado Islámico (EI), acusados de haber cometido “secuestros”, después de tres horas de enfrentamientos cerca de su escondite en la localidad de Herat, en el oeste de Afganistán.
“Tres secuestradores, responsables de graves secuestros en la provincia de Herat, se escondían en un inmueble en el barrio de Pul-e-Dozan en Herat”, indicó el portavoz del ministerio del Interior, Qari Sayed Khosti.
Añadió que “las fuerzas especiales los rodearon y hubo un intercambio de disparos. Los hombres fueron abatidos durante el tiroteo con las fuerzas de seguridad”.
Según la comandancia de la policía local, estos “secuestradores” pertenecían al EI, el grupo yihadista más radical actualmente presente en Afganistán.
Tras su retorno al poder el 15 de agosto en Kabul, los talibanes, que hicieron del restablecimiento de la seguridad su prioridad en un país en guerra desde hace 20 años, se han confrontado a una ola de atentados organizados por el EI.
Estos enfrentamientos se producen horas después de que el grupo militante Estado Islámico se responsabilizó de una explosión que derribó el tendido eléctrico y dejó a la capital de Afganistán y varias zonas adyacentes a oscuras.
El apagón del jueves fue un nuevo golpe a los esfuerzos de los talibanes por estabilizar Afganistán, a dos meses de su ascenso al poder.
“Una explosión destruyó un poste eléctrico en la zona de Qala Murad Beg, en la región de Kabul, y cortó una línea eléctrica de 220 kV. Por este motivo, se interrumpió el suministro en Kabul y en otras regiones”, informó la compañía en un comunicado.
En un comunicado divulgado por sus redes en la aplicación Telegram, el Estado Islámico-Khorosan (EI-K) dijo que “los soldados del califato detonaron una bomba en una torre de electricidad en Kabul”.
La explosión afectó una línea de alta tensión que distribuye electricidad importada a Kabul y otras provincias.
El sector eléctrico de Afganistán depende en gran medida de la energía importada, ya que el país importa el 80 por ciento de su electricidad de Irán, Tayikistán y Uzbekistán, por lo que las líneas de transmisión que atraviesan el país son un blanco predilecto de los insurgentes.
EEUU debió haber presionado más al expresidente afgano, dice exenviado
Entre tanto, se conoció este domingo una entrevista con Zalmay Khalilzad, quien recientemente dimitió como enviado de Estados Unidos en Afganistán, en la que dijo que Washington no presionó lo suficiente al expresidente afgano Ashraf Ghani para que compartiera el poder con los talibanes.
El afgano Khalilzad, en sus primeras declaraciones desde que se anunció su dimisión el 18 de octubre, también expresó sus reservas sobre la decisión del gobierno del presidente Joe Biden de levantar las condiciones del acuerdo de retirada que él había negociado con los insurgentes islamistas durante la administración de Donald Trump.
El acuerdo firmado el 29 de febrero de 2020 entre Washington y los talibanes -que excluía al gobierno de Ghani en Kabul- allanó el camino para que Estados Unidos pusiera fin a su guerra más larga.
Pero se trataba de “un paquete basado en condiciones” que incluía negociaciones entre los insurgentes y Kabul, así como un alto el fuego permanente y completo, dijo Khalilzad en una entrevista emitida por CBS.
Sin embargo, una vez en la Casa Blanca, Biden decidió “hacer una retirada basada en el calendario”, sin tener en cuenta esas condiciones, dijo.
“Esa fue una decisión tomada muy por encima de mi nivel salarial”, añadió.
Las conversaciones entre los insurgentes y Kabul habían comenzado pero se estaban alargando, y Washington temía que los talibanes reanudaran los ataques contra las fuerzas estadounidenses si permanecían en el país mucho más tiempo, una situación que Khalilzad reconoció al admitir que las cosas no funcionaron como él quería.
Echó la mayor parte de la culpa a Ghani, quien, según Khalilzad, nunca aceptó compartir el poder con los talibanes.
“Prefirieron el statu quo a un acuerdo político”, dijo sobre el gobierno de Kabul.
“Y luego, cuando quedó claro que Estados Unidos se iba, entonces ellos... calcularon mal los efectos de la continuación de la guerra. No se tomaron en serio el acuerdo político”, señaló.
“A mi juicio, no lo presionamos lo suficiente. Fuimos amables con el presidente Ghani. Usamos la diplomacia. Lo animamos”.
Biden había fijado la fecha de salida del 31 de agosto para la retirada definitiva.
Pero en los meses y semanas anteriores a esa fecha la ofensiva talibán se intensificó.
El 15 de agosto, Ghani huyó de Kabul mientras la autoridad del gobierno se desmoronaba y los talibanes entraban en la capital.
Los talibanes habían exigido la dimisión de Ghani como parte de cualquier gobierno de transición.
Finalmente, los islamistas nombraron un gobierno provisional en el que no hay talibanes ni mujeres y que incluye a funcionarios señalados como terroristas por Estados Unidos.
Con información de Europa Press y AFP