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América Latina es un trampolín para los espías rusos: The Economist sobre la inteligencia del Kremlin en la región
El medio británico hace referencia sobre los más de 600 supuestos funcionarios rusos que han sido expulsados del continente por labores de espionaje.
A través de su portal web, The Economist hizo un análisis acerca de la difícil situación que se vive en la geopolítica mundial y las labores de espionaje que son llevadas a cabo por funcionarios rusos en distintas partes del mundo, pero haciendo principal énfasis en América Latina. “Los arrestos muestran que América Latina sigue siendo, como lo fue durante la Guerra Fría, un trampolín para los espías rusos que luego husmean en Estados Unidos y Europa”, dice.
Por ejemplo, el medio de comunicación pone el caso de Victor Muller Ferreira, un brasileño que llegó a La Haya en abril de 2022 para realizar una pasantía en la Corte Penal Internacional, pero fue deportado rápidamente. Se suponía que era Sergey Vladimirovich Cherkasov, un oficial de inteligencia que trabajaba bajo una identidad falsa, y que laboraba en el Servicio de Inteligencia Militar de Rusia.
También están los casos del arresto en Noruega de José Assis Giammaria, un académico brasileño que se había graduado en una universidad canadiense en octubre. Era Mikhail Mikushin, también espía ruso. Pero como estos hay muchos casos más que muestran el nivel de infiltración que existe.
“En diciembre, Eslovenia detuvo a María Mayer y Ludwig Gisch, una pareja argentina en Eslovenia que en realidad eran miembros de la SVR, la agencia de espionaje exterior de Rusia. En enero desapareció Gerhard Daniel Campos Wittich, un austrobrasileño que vivía en Río de Janeiro. Era un tal Sr. Shmyrev y estaba casado en secreto con Irina Shmyrev, otra oficial del GRU, que se hacía pasar por María Tsalla, una mujer mexicana en Atenas”, cuentan como algunos de los casos.
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Afirman que por mucho tiempo los espías rusos han visto durante mucho tiempo a América como un buen lugar para construir una identidad falsa. “Konon Molody disfrutó de una exitosa carrera de espionaje en Gran Bretaña como Gordon Lonsdale, aparentemente un hombre de negocios canadiense, de 1953 a 1961. Cuando Estados Unidos identificó a una docena de ilegales en 2010, uno afirmó ser un peruano nacido en Uruguay y otros cuatro canadienses”.
La facilidad de los espías rusos de construir una identidad falsa en la región se debe a que los pasaportes del país no sólo eran fáciles de adquirir, sino que también permitían viajar fácilmente a Estados Unidos y Europa. También replican el caso de Canadá, que al tener una base de datos deficiente, los rusos robaban las identidades de bebés fallecidos, política que luego cambió.
“Los mayores niveles de corrupción en América Latina también son parte del atractivo. Un espía ruso se jactó de haber sobornado a un brasileño, que se cree era un funcionario local, con un collar de 400 dólares para adquirir la ciudadanía, un certificado de nacimiento y una licencia de conducir, todo sin proporcionar ningún documento de identificación”, reseña el medio.
De igual manera, destacan que hay espías que trabajan dentro de las embajadas con ciertos objetivos. “También es posible que los oficiales de inteligencia rusos operen en América Latina con menos escrutinio que en Europa o Estados Unidos”, relata The Economist, que afirma que en gran parte, la tecnología ha tenido una labor clave para hacer el espionaje más fácil.
Pero de otras formas, algunas entidades latinoamericanas han sido complices o negligentes con los espías rusos que son atrapados en su país. Por ejemplo, la policía de Brasil finalmente investigó las actividades de Cherkasov, un espía del Kremlin y cooperó con Estados Unidos, entregando su equipo electrónico. Pero el gobierno rechazó una solicitud estadounidense de extraditar al ruso y redujo su sentencia de 15 a cinco años.
Por razones tanto prácticas como ideológicas, ningún país quiere pelear con Rusia. Brasil, por ejemplo, obtiene alrededor de una quinta parte de sus fertilizantes de Rusia. Argentina consigue un décimo. “Muchos gobiernos latinoamericanos no comparten la visión de Estados Unidos de que Rusia sea un villano geopolítico. Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, acusó a Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, de ser “tan responsable como Putin de la guerra” en Ucrania”, recuerda el medio.
Finalmente, el medio dice que problema pronto podría empeorar, ya que el año pasado, más de 600 presuntos agentes de inteligencia rusos fueron expulsados de embajadas en Europa. Y según informaciones, muchos ya están apareciendo en toda América Latina.